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1. Caos en Mikadea

Actualidad. Narrado por Kiharu.

El susurrar que produce el viento al rozar las copas de los árboles llegan sutilmente bajo aquel nostálgico atardecer, la ligera frescura del jardín acaricia nuestros rostros en un agradable vaivén llenos de emociones, aquí tras el Palacio, me veo acompañado de los Mikadeanos más importantes del planeta: élites, gobernantes, generales y la corte de la realeza. Todo estamos aquí, frente a una gran placa conmemorativa que lleva gravado el nombre de los caídos en aquel último ataque Crooler, es hoy cuando nuestro planeta completa una órbita exacta desde aquel día y por tal razón los estamos recordándoles junto a sus familiares y amigos más cercanos.

Cada familiar honra a su ser querido dejando un objeto sumamente predicado, y entre ellos está Ashtaria y Handul.

—Mamá, he tardado en terminar de leerlo —dice Ashtaria mientras sostiene aquella vieja tableta 3D en sus manos—…, es que fue difícil tan siquiera abrirlo, pero sabía que tenía que hacerlo.

Mientras le veo dejar aquella tableta dentro de la cápsula, veo como una lagrima se desliza por su mejilla, aprieta sus labios para ocultar su sollozo y mantiene su mirada en alto. No quiero que se sienta sola, así que decido ir con ella y tras su espalda la rodeo con mi brazo sobre sus hombros.

—Ashtaria, tu madre estaría orgullosa de ti, te has convertido en una gran mujer —le digo en tono bajo mientras limpio sus lágrimas con mi otra mano.

A mi lado se para Handul, el igual tiene algo preciado que ofrendarle a la reina, a la que fue mi madrastra… es aquella cinta roja de cabello con el que siempre ha atado su largo y plateado cabello, hoy lo lleva suelto, al agacharse para dejar su ofrenda deja caer parte de su cabello sobre sus orejas como si intentara ocultar su rostro de los presentes.

—Mamá, esta es la cinta con la que me ataste el cabello esa misma tarde —su voz quebradiza sacude hasta el corazón más firme.

Y así la noche nos alcanza, luego de terminar con los protocolos de conmemoración nos despedimos de los presentes y regresamos a nuestras actividades nocturnas.

—Es hora de regresar a lo nuestro, Kiharu —Ashtaria lo dice ya que ambos compartimos una gran prioridad, buscar una salvación para Mikadea.

200 eclipses después de la muerte de la reina, mi padre pudo descubrir en sus investigaciones que nuestra estrella estaba próxima a una expansión, que calentaría nuestra atmósfera tanto que podría destruirla, y si no hacemos algo pronto los calores empezarán a ser insoportables.

En ese entonces, mi padre, junto con el trabajo de algunos científicos, pudo encontrar entre sus investigaciones nuestra única salvación; cubrir la atmósfera con un escudo protector. Este escudo necesitaría de varios minerales escasos en Mikadea y entre ellos uno muy especial y difícil encontrar, le llamamos oro.

Y aquí estamos, en el laboratorio de investigaciones espaciales, de pies frente a altos monitores holográficos, continuando con las investigaciones de mi padre y trabajando junto a un increíble equipo de científicos. Estamos intentándolo todo y llevando el trabajado al exceso… Gran parte del tiempo terminamos sumergidos en estrés e impotencia ya que no logramos avanzar. Llevamos mucho tiempo estancados en la búsqueda de un planeta con el oro necesario. Nos queda tan poco tiempo, el oro tiene que ser encontrado antes de que llegue el próximo eclipse con Luham.

—Kiharu, si alguien pregunta por mí le dices que fui a buscar unos informes en los salones de abajo. No demoro —me dice Ashtaria mientras se levanta de su escritorio.

—Ok, listo —respondo asintiendo.

Volteo la mirada y me encuentro con un equipo perdido en la agonía y sí, comprendo que mi deber es intentar decir algo para animarlos y por ello eso haré.

—Amigos, como ya sabemos nuestra estrella está por alcanzarnos dentro de dos mil eclipses...

—Sí, señor, la gigante roja —uno de mis científicos me interrumpe.

—Señor Kiharu, estamos haciendo todo lo posible para encontrar un sistema planetario, pero ninguno muestra señal de oro —dice otro científico.

—Sin el oro… el planeta Mikadea está acabado —este es otro de los científicos, todos están estresados.

Ok, en definitivamente esta fue la peor forma de iniciar una charla motivacional.

—Señores, anim...—puedo escuchar que Ashtaria se aproxima, viene corriendo por los pasillos del Palacio y le escucho gritando mi nombre, mi grupo de científicos también se percata y todos caemos en más preocupación, espero no sea algo grave.

—¡Kiharu, Kiharu, te traigo noticias! —se ve muy conmocionada.

—Ashtaria, ¿Qué pasa?

—Las ciudades han entrado en estado de pánico —Ashtaria lo dice en un tono muy preocupante, la tengo frente a mí y la siento algo agitada—, se ha filtrado información del estado actual de nuestra estrella.

—¡¿Qué?!

—Lo escuché de los medios de comunicación, todos hablan sobre ello y ahora el mundo exige explicaciones a los gobernantes —me informa mientras mantiene sus ojos dorados clavados sobre los míos—. Kiharu, afuera debe haber un caos total, incluso, escuché de manifestantes intentando entrar al palacio.

—¡Maldición!, Mikadea estaba tranquila... íbamos a resolver este problema sin necesidad de entrar en el caos —ahora yo también estoy entrando en pánico, tanto que termino pasando mis manos sobre mi rostro, siento mucha ansiedad.

Un pequeño sonido invade el lugar, es mi pulsera de transmisión que está notificándome de una llamada entrante. Al activar la llamada enseguida se muestra un holograma con el rostro de mi padre, en tiempo real se puede captar su frustración.

—¡Kiharu!, ya te habrás enterado de las noticias —dice mi padre.

—Sí, Ashtaria me acaba de informar.

—Ok, presta atención. Mañana voy a convocar a todos los medios de comunicación para reunirme con ellos en el podio del centro de la ciudad, así que ve preparándote porque mañana irás conmigo, quiero que des un informe de los avances de tus investigaciones.




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