Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

8. Soñé contigo

Neefar ha empezado a sollozar; de repente, empieza a recoger todo como si tuviera prisa.

—Ya…Ya no tardará en sanar. Vamos, nos están esperando en el podio.

Neefar ha salido de la enfermería con una gran tristeza, nos va a costar recuperarnos de la perdida de Ashtaria.

Salgo de la enfermería y me dirijo al podio, nunca habíamos usado el podio tan seguido, mucho caos en tan pocos días. Luego de subir las escaleras del podio me reúno con el resto de la élite, estamos en una fila mirando hacia enfrente como si cuidáramos la espalda del gran Halu. En estos casos, cuando se va al podio después de una guerra, los miembros de la élite forman fila atrás del rey de Mikadea y son elogiados por la victoria. Esta vez siento que estoy de más aquí..., esta vez la única elogiada deberá ser Ashtaria.

—¿Aún no te quitas esos lentes de los ojos?, te ves ridículo —me dice Handul viéndome de reojo.

En eso volteo mi rostro hacia atrás para ver mi reflejo en un cristal que está en el fondo del podio.

—¡Oh, mierda!

He incomodado a mi padre, hace una breve pausa, aclara la garganta y después continua su discurso.

Yo regreso mi atención a mi hermano.

—Handul, esto no son lentes..., creo que fue el ser de luz que se me apareció justo después de que Ashtaria muriera —le digo en tono bajo.

Debe ser obra de Zen, cuando me dio su poder también cambió el color de mis ojos. Vuelvo a voltear mi rostro tras mi espalda para verme reflejado en el cristal, puedo notar que mis ojos son color verde neón, exactamente el mismo color del Zenfrex que saqué del Crooler.

—Me vas a tener que explicar esta locura cuando salgamos de aquí.

Ahora que presto más atención a las palabras de mi padre, puedo entender que está dando explicaciones de lo que pasó con los crooler y también está asegurándole a todos los mikadeanos que ya estamos fuera de peligro.

Una vez dada las explicaciones del último ataque, mi padre inicia con la ceremonia honorífica por la partida de Ashtaria, es ahora cuando se dan las últimas palabras de agradecimiento y nos despedimos de una de las mejores élites que ha tenido Mikadea.

—Hoy fuimos invadidos nuevamente por los crooler y volvimos a salir victoriosos, esta victoria nos ha costado la vida de una valiosa élite, ella ha dado todo por Mikadea y por sus compañeros, donde quiera que esté debe estar celebrando esta victoria. Este triunfo es para ella, para la mujer que mejor conoce las estrellas.

»Mikadea se despide de ti, Ashtaria...

»Una mikadeana justa ha perdido la vida al intentar cumplir con su trabajo, y donde quiera que se encuentre su alma, siempre se le estará recordando con la palabra «justicia».

No hay mejor palabra para describir a Ashtaria que con la palabra «justicia», ella siempre procuró que todo mikadeano obtuviera la justicia que le correspondía, sea buena o mala persona, todos tenían que ser tratados por igual, ella se aseguró de que todos tuvieran las mismas oportunidades, motivo por el cual era la más querida de la élite, la gente la amaba.

«Ashtaria... deberías estar aquí; Yazu y Neefar, quienes siempre van a tu lado, han dejado un espacio, es el espacio en el que te correspondía estar».

 

El discurso de mi padre ha terminado, debemos regresar a nuestras casas y tratar de descansar lo más que se pueda, ya que mañana debemos ir al palacio para reunirnos con el gran Halu y así recibir las directrices para iniciar la búsqueda del oro. Varios de la élite se han quedado platicando sobre el podio, yo no tengo ánimos para conversar con nadie, así que decido irme antes de todos.

Lo portales aún están fuera de servicio y mi brazalete de transmisión esta estropeado como para llamar a una nave, estoy en la plataforma naviera privada de la élite y no veo a alguna nave de corto viaje que me pueda llevar de regreso a casa.

Pasado unos 10 minutos, logro escuchar tras mi espalda a varias personas que vienen caminando hacia mí, doy media vuelta y veo a mi padre junto con los miembros de la élite.

—Tenemos un asunto pendiente, Kiharu —dice Handul mientras viene caminando hacia donde estoy parado.

—Kiharu, todos estamos preocupados por ti —dice mi padre—, tienes una herida en tu costado que, gracias a Neefar, ya fue atendida. Queda por ver por qué tienes unos ojos tan poco normales, debemos revisarte para ver que está pasando contigo.

—Es cierto, después de la muerte de Ashtaria me pasaron cosas, pero, si les cuento, estoy seguro que no me van a creerme —le respondo.

—Kiharu, estoy viendo como están brillando tus ojos, no tenemos una tecnología que pueda hacer eso en los ojos, ¿cierto Brawn? —Mi padre voltea a ver a Brawn.

—No tenemos nada como eso, gran Halu.

—Dinos, Kiharu, ¿qué fue lo que te pasó? —mi padre me pide explicaciones.

«Ojalá tuviera pruebas para que ellos crean en lo que estoy por decirles… ¡Claro!, puedo demostrarles con hechos».

Empecé hablándoles de Zen, de cómo se veía aquel ser de luz y su procedencia, los poderes que me ha dado y como puedo utilizarlo para rejuvenecer, envejecer, quitar y dar vida. Les expliqué del Zenfrex y de cómo podría utilizarlo para revivir a otros seres vivos; también les conté de como intenté revivir a Ashtaria.

—Puedo probar todo lo que he dicho, puedo hacer a alguno de ustedes más joven. ¿Alguno quiere sacarse algunas órbitas de encima? —me dirijo a todos.

—Soy el más viejo de todos, yo mismo soy —Polh se ofrece de voluntario.

«Nunca he hecho esto, solo espero y todo salga bien».

—Solo tocándote con mi mano izquierda empezarás a ser más joven —le explico a Polh.

—Kiharu, si dudara de tu masculinidad, créeme que no te permitiría tocarme —Polh usa un tono jocoso, hace que varios suelten un par de risas.

Al posicionar mi mano derecha sobre uno de los brazos de Polh, en cuestión de segundos, este empieza a poner un rostro nervioso.




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