Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

10. Te he amado bajo miles de eclipses

Después de un gran salto, Ashtaria ha caído al suelo sobre su rodilla, tiene su traje en modo ataque y se ha quedado así por varios segundos, no ha dicho nada, es como si el silencio del lugar la tuviera reprimida.

El de seguridad de la cúpula escuchó el estruendo y ha llegado alarmado, pero al ver viva a Ashtaria se ha espantado tanto que termina desmayándose..., creo que es mejor así para todos.

«Ashtaria, si tan solo supieras lo mucho que te he extrañado... Estoy decidido hablarte de mis sentimientos, me he lamentado haberte perdido y no poder decirte nada. Ahora que te tengo de vuelta necesito confesarte todo».

—Ashtaria, ¿estás bien?

Ashtaria aún no dice nada, creo que es mejor ir hacia ella... ¿será que algo no va bien e ella?

—¿Ashtaria, pasó algo?

Justo cuando me agacho frente a ella y toco su hombro, veo sus lágrimas corren por sus mejillas, Ella ha empezado a temblar, está prácticamente en Shock.

—Ashtaria... ¡Oh! —me asusto al amagar uno de sus ataques.

Con su traje ha construido unas armas punzantes que salen de su espalda y una de ellas la tengo apuntando frente a mi garganta. Ashtaria aún no levanta la mirada, sus ojos aún se ven perdidos, fuera de esta realidad.

—¿Cómo es que estoy viva? Lo último que recuerdo es haber sido atravesada por el arma de un Crooler. —Su rostro refleja confusión y demencia. Está aterrada.

—Cálmate, por favor... Déjame explicarte.

—Tus ojos... —Por fin sus ojos encuentran los míos.

—Eso no importa ahora —le digo mientras quito lentamente el punzón de mi cuello.

Ashtaria desintegra sus armas y luego se me queda mirando fijamente a los ojos.

—¿Qué me ha pasado? Es cierto, ¿verdad?, estaba muerta. —Su tono de voz me deja claro lo nerviosa que está—. Recuerdo ver esa luz que dicen ver las personas desde el borde de la muerte, recuerdo ver pasar toda mi vida en un único destello, después de eso...

Puedo escuchar cómo se empieza a agitar su respiración.

—Ven, levántate; primero necesitas calmarte.

Le agarro de los brazos para intentar levantarla, pero ella se suelta de mi agarre con gran brusquedad y se levanta sola. Retrocede un par de pasos para mantener distancia.

—¡Dime!, ¿qué ha pasado conmigo?, ¿cómo es que no tengo un agujero en mi pecho…? —Empieza a revisar su cuerpo—. ¿He entrado en demencia?, ¿todo me lo imaginé? ¿En qué momento quedé loca?

—No, no estás loca... También me sorprende como has sanado, te ves intacta..., pero estás llorando y eso me dice que no estás del todo bien.

Avanzo un par de pasos para acercarme a ella y, gentilmente, con mis manos limpió las lágrimas bajo sus ojos. Sabía que tenía que estar aquí para ella, sabía que iba a necesitarme cuando despertara.

De repente, me sorprende con un fuerte y tembloroso abrazo.

—Por favor... ¡Sácame de aquí!

—Sí, debe ser horrible para ti despertar encerrada aquí. Mejor vámonos a otro lugar.

Como Ashtaria no tiene su brazalete para activar los portales, voy a tener que llevarla en una nave de corto viaje, y para eso necesito comunicarme con Tihám, por suerte guardé su número de contacto.

—¡Hola, Tihám!, necesito tu ayuda.

—Señor Kiharu, un gusto saber de usted, en que le ayudo.

—Necesito que vengas con una nave a la cúpula de vidrio, ven rápido y no preguntes nada.

—Entendido, señor, voy enseguida.

La transmisión termina; en unos 5 minutos debería estar llegando la nave de Tihám.

—Kiharu, necesito saber que está pasando, llévame con Neefar para que me revise.

—Ashtaria, no quiero hablarte de esto aquí.

—¿Quieres decir que tú sabes exactamente lo que me está pasando?

—Sí.

 

Tihám ha llegado antes de lo que esperaba.

—Señor Kiharu, tuvo suerte, yo estaba por aquí… cerca... —Tihám ha quedado anonadado al ver con vida a Ashtaria.

—Tihám, llévanos a la residencia de Ashtaria, yo te voy a guiar.

—Sí, señor... —aún se ve impresionado.

Durante el viaje nadie dijo alguna palabra, Ashtaria aún se ve perturbada por lo ocurrido y Tihám en momentos rápidos gira para verla, él aún no puede creerlo.

Hemos llegado a la casa de Ashtaria. Tihám se despide y se pierde con la nave.

Ashtaria abre la puerta de su casa, enciende las luces y luego le da un vistazo a todo el salón del recibidor, sus muebles están todos llenos de polvo.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? —Ella se ha quedado viendo el calendario digital que tiene colgado en su pared— …Treinta días.

—Sí.

—Todo Mikadea debe creer que aún sigo muerta, nadie esperaba que regresara de la muerte, ni el de seguridad de la cúpula, ni el asustando Tihám. Nadie de la élite estaba ahí, solo tú —Me mira con incertidumbre.

—Sí, soy el único que sabía que ibas a regresar justo hoy.

—¿Cómo es eso posible?

Me acerco a ella, le tomo ambas manos y le respondo:

—Porque yo fui quien te ha revivido.

Ashtaria ha soltado bruscamente sus manos de las mías.

—¿Por qué intentas engañarme con algo tan absurdo? ¡¿No ves por lo que estoy pasando?! —Reacciona muy enojada, ella cree que me estoy burlando.

—¡No, todo esto es cierto! Después de que moriste un ser de luz apareció de la nada y me ha dado sus poderes, ahora tengo poderes para revivir a las personas, también puedo rejuvenecer y envejecer a cualquiera —después de decirle todo eso caí en cuenta de que algo así era imposible de creer.

—¡¿Estas escuchando las barrabasadas que estás diciéndome?! ¿No pudiste inventarte algo mejor?

—No tengo razón para engañarte, puedo demostrarte mi poder, solo dame tu mano.

—¡Déjate de estupideces y vete de mi casa!

—¡No, solo déjame mostrarte!

Desvanezco mis guantes y con mi mano derecha toco el brazo de Ashtaria, aun cuando no me lo estaba permitiendo, porque necesito que me crea.




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