Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

16. El fin de la batalla

Empuño mi espada con fuerza y corro directo hacia donde está el Phoenix. La bestia ha empezado a sacudir sus alas, parece que quiere evadir mi ataque iniciando vuelo... No voy a dejar que escape de mí; así que realizo otro de mis saltos, blando mi espada intentando alcanzarlo, pero no logro llegar a él, mi salto fue muy débil, así que termino cayendo de pies sobre la arena.

Levanto la mirada buscando a mi contrincante y, ahora que el Phoenix está volando, creo saber cuál será su próximo ataque. Le veo venir a toda velocidad, como si fuera una enorme flecha de fuego, vuela directo hacia mí. Y justo cuando el Phoenix dispone a atraparme con su pico, corro a toda velocidad, me tiro de zancadilla deslizándome sobre la arena, el calor que emana del cuerpo del Phoenix es abrasador, pero no logra quemarme. Es el momento exacto en que el Phoenix sobrevuela con su panza sobre mi rostro, así que con mi espada de nanopartículas corto su abdomen y, por la velocidad que lleva en el vuelo, rasgo de extremo a extremo dejándolo con una gran cortada.

Después de ejecutar ese ataque, quedo tirado en suelo y con mi mirada sobre el Phoenix, y desde aquí veo y puedo oír como está sufriendo, se tambalea, como si no pudiera con su peso.

Esa fue una gran cortada, no creo que pueda sobrevivir a eso.

Aún tambaleante viene corriendo hacia mí… ¡Maldición, ¿qué espera para caer?!

—¡Kiharu..., apártate! —Neefar me grita.

El Phoenix se dispone a caer sobre mí, me está dando batalla hasta el final, pero gracias al grito alarmante de Neefar logro reaccionar y rápidamente me aparto... El suelo se estremece y el polvo en la arena se levanta. Aquella semejante abominación se ve rendida en el suelo.

Por poco muero aplastado por un gran Phoenix.

Caigo de espalda sobre la arena, sintiéndome vencido por el cansancio, con el cielo frente a mí, con una inevitable sonrisa bañada en victoria y una descontrolada respiración... Creo que ya todo ha terminado, ¿puedo decir que lo he conseguido?

Los espectadores se levantan y gritan con gran euforia, en el palco toda la élite se ven muy emocionada y satisfecha por tal encuentro. La alarma suena con su melodía de victoria, y ya con esto puedo estar seguro que he ganado. El escudo que está sobre mí se ha desactivado y cualquiera puede entrar y salir de la arena. Y, por último, una de las paredes de las gradas gira sobre sí misma, en ella se esconde un cofre con partículas doradas, son las que me he ganado.

«Siento pena por todos esos retadores que aún faltaban por pelear, ya deberían de ir regresando a casa, esto ya se acabó».

—¡Ve por ellas, Kiharu! —Kimku me está animando, así que me levanto y voy por las partículas de oro.

Mientras me voy acercando, las partículas son atraídas como si fuera magnetismo y se van mezclando a mi nanotraje. Ahora este es mi nuevo traje, con partículas de oro, como el que tiene mi padre.

 

«Padre, mírame, soy tan capaz como tú».

Mientras termino de adherir cada partícula doradas a mi nanotraje; en la parte superior del Coliseo se levantan muchas banderas, esta vez no ha ganado una región en específico, así que todas las banderas del planeta se levantan y el nombre de mi padre es reemplazado por el mío.

Yazu y Kimu han saltado del palco, también le sigue Handul, Neefar, Klea y mi padre. Todos traen sus nanotrajes en modo defensa, ya que solo así podrían caer en la arena sin lastimarse.

—Fue increíble cómo te enfrentaste a ese Phoenix, ¡tienes mucho valor, amigo! —Yazu me felicita.

—No esperaba menos del hijo del Halu, bien pelado —Handul me lo dice con una fría sonrisa.

—Sabes que eres mi orgullo, solo me queda decirte: felicidades —mi padre me da un abrazo, resulta doloroso pero gratificante —Neefar, ayuda a mi hijo a recuperarse, lo dejo en tu cuidado.

—No se preocupe, Gran Halu, yo me encargo —Neefar responde sonriente.

—Descansa bien, Kiharu. Recuerda, en dos días nos vamos a Tiakam. Hoy estuviste excelente en la arena —me dice mi padre.

Todos se despiden y se retirar en sus portales, Ashtaria desapareció de mi vista justo después de que el Phoenix cayera, no tengo idea de a dónde se ha ido, debe sentirse culpable.

—Kiharu, casi me da un infarto al verte caer del palco, realmente eres bien resistente —Klea ha empezado a tocar los músculos de mi torax, ella trata de avergonzarme frente a Neefar.

—Ya deja de decir pendejadas… Bien que querías tocarme

Klea suelta un par de carcajadas y luego dice:

—¿Cómo lo supiste? —ha hecho reír a Neefar y a mí—. Ya me voy, pues el cuerpo de ese Phoenix está demasiado cerca —dice mientras ve al Phoenix.

—Pero si ya está muerto —le intento hacer entender señalándolo.

—No me importa como esté, esa cosa da miedo.

—Espera solo unos minutos, pronto va a renacer en un adorable pichón de Phoenix —fue un comentario despiadado por parte de Neefar.

—No, gracias —sonríe algo asustada.

Klea da media vuelta y, mientras levanta sus manos para despedirse, se va caminando a pasos acelerados hacia la salida de la arena. Ya casi todos los espectadores han salido del coliseo, incluso los miembros de la élite; en la arena solo estamos Neefar y yo.

—Creo que aún tengo tiempo de extraer el Zenfrex de ese Phoenix —digo a Neefar mientras nos acercamos al Phoenix.

—Si lo haces... ¿crees que vuelva a revivir de sus cenizas?

Neefar tiene razón, ese Phoenix aún puede regresar a la vida. ¿Qué tipo de Zenfrex podría conseguir de un Phoenix vivo?, debe ser uno muy poderoso.

—Mejor dejemos que el Phoenix vuelva a renacer como normalmente lo hace, esa es parte de su magia —respondo.

—Has tomado la mejor decisión —me sonríe enternecida.

«Neefar, no sé por qué, pero el resplandor de luz que atraviesa tus ojos te favorece demasiado… Al sonreír de esa manera haces que todo en ti parezca perfecto».




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.