Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

17. Por favor, cuida de mí

Hemos llegado a través del portal que está a un lado de mi casa, Neefar me sostiene por debajo de los brazos evitando que mi falta de equilibrio me haga caer o estrellarme contra algo. La puerta de la casa se abre al percatarse de mi llegada y al entrar a la sala principal Neefar voltea a verme.

—Kiharu, vamos a recostarte en la cama que no te ves bien, tus ojos casi no están brillando como antes.

—Mi cabeza está dando vueltas...

Ese viaje por el portal me ha dejado peor, realmente no me siento bien.

Llegamos a mi habitación y Neefer me ayuda acostándome sobre la cama, no sé qué me hará sentir mejor, si cerrar los ojos o permaneces despierto, el dolor de cabeza es muy fuerte.

—Kiharu, parece que todos los golpes que recibiste en la arena te han dejado con una contusión cerebral, voy a darte unos medicamentos para que los tomes.

Neefar levanta mi cabeza y pone dos píldoras en mi boca, luego me hace beber agua.

—Por favor, no me dejes solo esta noche... Me siento fatal —le imploro.

—No te dejaré solo, me quedaré aquí hasta que me confirmes que ya te sientes bien —dice con un tono agradable. Luego enfoca su mirada en mí y se sonríe.

—No debiste haberme dicho eso, ahora tendré que mentirte.

«Neefar, no puedo ver tu rostro con claridad, pero estoy seguro que te has sonrojado; me lamento por no poder verte así».

—Sé que disfrutas verme sonrojada, siempre estás diciéndome ese tipo de cosas. —dice en tono bajo y, con cierta jocosidad, agrega—. ¿Es que no te das cuenta que si sigues tratándome así podría terminar enamorándome de ti?

—Pero ¿qué tiene de malo el enamorarse de mí?

—Que al final estaría enamorada sola, ¿o es que ya te has olvidado de Ashtaria?

Luego de un profundo suspiro y de proyectar el rostro sonriente de Ashtaria en mi mente, respondo:

—Tienes razón, lo siento. No debería jugar de esa forma, pero —De repente, en mi rostro se dibuja una sonrisa traviesa—... te gusto un poco por lo menos, ¿verdad?, ¿o cómo es que has pensado que terminarías enamorada de mí?

—¡Ya, Kiharu! Cállate o te dejo solo.

—Ok, ok —respondo entre un par de carcajadas.

Neefar ha apagado las luces de la recamara y luego la veo recostarse sobre el sofá que está al lado de mi cama; eso se ve demasiado incómodo. Ha girado su cuerpo hacia mí y se me queda viendo, presiento que está por contarme algo.

—Sabes, después de la reunión en el parlamento llevé Ashtaria a la enfermería, tenía que hacerle varios análisis médicos para asegurarme que todo estuviera bien con su salud.

—¿Y está todo bien con ella?, ¿cómo estuvieron sus resultados?

—Sí, todo está bien, fue como si nada de eso hubiera pasado.

—Es bueno saberlo...

—También le comenté a Ashtaria que ya sé que tú estás enamorado de ella... Me dijo que esto le ha resultado muy difícil, que todo pasó en un mismo instante..., y fue demasiado para ella.

»Al final dijo que iba a encontrar el momento adecuado para hablar contigo, que aún no está lista y necesita tiempo para recuperarse.

—Lo sé..., no medí mis palabras, me dejé llevar por el momento.

Luego de hablar de Ashtaria, hemos quedado en medio de un frío silencio, puedo escuchar como la brisa de la noche juega entre las hojas de los árboles, es como si la noche intentara susurrarme algo.

—Neefar, ¿por qué no vienes a dormir a la cama?, ese sofá es muy incomodó, no dormiré tranquilo si te sigo viendo ahí.

—Solo cierra los ojos y duérmete.

—No, no puedo.

—¿En serio crees que voy a meterme en la misma cama que tú?

—Prometo que no haré nada que no quieras hacer.

—No insistas.

—Ven, que la cama es amplia.

—¡Que no! ¡Que terco eres!

—Neefar, puedo estar así toda la noche.

Neefar se levanta del sofá y sin decir nada se acuesta a mi lado.

—Estás sonrojada, ¿verdad?

—¿Quieres que me vaya?

—No, ya me callo.

Me va a resultar difícil atrapar el sueño; por vez primera una mujer está acostada en mi cama y está junto a mí... Siempre he respetado a Neefar, y como buen amigo que soy, mantengo mi distancia.

Neefar ha volteado su cuerpo y se me queda viendo a los ojos, yo también volteo a verla.

—¿Cómo te sientes? —«¿Tengo que responderle con la verdad?»—. Puedo ver que tus ojos vuelven a brillar como antes —«Sí, en cambio, los tuyos jamás han perdido ese brillo»—. Para mí, eso significa que ya te estás recuperando, mañana vas a estar mejor.

—Siempre y cuando yo te tenga cerca...

—¿Qué?

«Oh, no... lo dije en voz alta».

—Que es mejor que estés cerca, por si me llegara a pasar algo —trato de disfrazar mis palabras.

—Tienes razón, mañana procuraré no salir del Palacio.

—Gracias.

Mis ojos poco a poco van cayendo y finalmente... estoy soñando, y es algo muy loco, porque en mi sueño me veo que estoy dormido. Esto es muy raro, debo estar bien cansado, o quizá, algún golpe me jodió el cerebro.

 

Voy despertando e inmediatamente siento un dulce aroma a té de hierbas silvestres. Al abrir los ojos puedo ver que Klea está sentada en el sofá de mi recámara.

—¡¿Klea?!

—¡Oh..., Nee, Kiharu despertó!

Puedo escuchar a Neefar correr hasta mi recámara.

—¡Kiharu!, ¿cómo te sientes?

—De maravilla..., pero dime, ¿qué hace Klea aquí?

—Ella vino a visitarte anoche.

—Pero si anoche tú y yo estuvimos…

—¡¿Eh?! —Klea se exalta en un tono burlón—, Kiharu, no me digas que tuviste sueños húmedos con Nee.

—Deja de andar inventado cosas…

Mientras veo a Klea reírse y burlarse de mí, Neefar se me acerca, se sienta a lado de mi cama y me empieza a explicar:

—Escúchame, Kiharu, has estado dormido por dos días. Klea vino a visitarte ayer, pero aún estabas dormido, así que le pedí que se quedara haciéndome compañía.




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