Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

18. Peligro en las alturas

Tengo que arreglarme para empezar a empacar mis cosas, ya a estas horas estoy algo atrasado. Así que de inmediato entro a la ducha y me doy un buen baño, salgo y peino mi cabello frente a un espejo, corto la barba que está empezando a crecer y me visto con el nanotraje que he elegido para hoy.

Al regresar a mi habitación vuelvo a sentir ese olor a té de hiervas silvestres..., es muy agradable, puedo disfrutarlo aun sin saborearlo.

—Veo que te gusta el olor del té —Neefar me sonríe gentilmente mientras la veo entrar en mi habitación.

—Sí, tiene un olor exquisito.

—Espero y sepa tan bien como huele.

—¿Tú lo has preparado?

—Sí, el que estás oliendo es el que Klea está bebiendo. Venía ofrecerte un poco, te dará energía para iniciar el día.

—Genial, gracias.

Neefar asiente sonriente y luego da media vuelta para salir de mi habitación, yo le sigo atrás hasta que llegamos a la cocina. Estado a un lado de ella le veo servir te en una taza de cristal verdoso y luego la deja sobre la mesa junto con un plato de desayuno. Nunca ninguna mujer, que no fuera de la servidumbre, me había preparado el desayuno. Me siento muy querido.

Al terminar de desayunar, los tres salimos de mi casa, cada uno cargando una caja con ambas manos, estas tres cajas contienen todas las cosas que irán conmigo a Tiakam, son un poco pesadas.

Ya fuera de la casa levanto la mirada al despejado cielo. Por la ubicación actual de la estrella roja sobre el horizonte, puedo deducir que ya es medio día.

—Es hora de ir a la plataforma de despegue, ahí deben estar las naves de corto viaje que nos llevarán a la nave nodriza. Chicas, vayan por sus equipajes y luego nos encontramos ahí.

—Ok, cualquier cosa no dudes en contactarnos —Klea pide buscando mi mirada.

—Ok.

Klea se despide y luego camina hacia el portal que está a un lado de mi casa, Neefar solo tiene que cruzar a la casa vecina para buscar sus cosas.

Luego de que Klea cruza el portar, yo me paro frente a este y lo sincronizo con mi brazalete para después agregar las coordenadas que dan al portal que está a un lado de la plataforma, agarro mis tres cajas de equipajes y enseguida atravieso el portal.

Al llegar a la plataforma de despegue me sorprendo al encontrarla casi vacía, en el centro de la amplia plataforma se ven estacionadas las dos últimas naves de corto viaje disponibles, y entre ellas se encuentra un alma Mikadeana, se trata de Brawn, quien parece estar acomodando sus equipajes sobre los asientos traseros de una de las naves; mientras voy caminando hacia él levanto la mirada al cielo, permitiéndome apreciar como vuelan y se elevan en lo alto algunas de las naves que acaban de despegar.

—¡Hola, Kiharu! Me enteré de tu victoria en el coliseo —dice mientras deja caer la última caja sobre el asiento.

—Ah, sí, para mí será algo inolvidable.

—Ya lo creo... ¿Ahora cuéntame, como sigues de tus lesiones?

—Ya me siento muy bien.

—Neefar estuvo bajo tu cuidado, no me sorprendería que mañana te enfrentaras a otro Phoenix.

—Sí, definitivamente Neefar es la mejor.

—Uff... que día más caluroso —Klea acaba de llegar, la vemos caminar hacia nosotros mientras va cargando dos cajas, y no son las únicas que trae con ella, frente al gran portal ha dejado unas seis más, ella se ha traído prácticamente toda su casa.

—¡Hola, Klea!, permíteme ayudarte —dice Brawn en un tono caballeroso, con el pecho en alto. Él correr directo hacia donde está el portal para luego empezar a cargar todos los equipajes de Klea.

—¿Qué es todo eso, Klea? —Señalo la torre de caja que trae cargando el pobre de Brawn—. ¿Acaso quieres fundar una civilización en Tiakam? —le pregunto con una sonrisa burlesca.

—Es que tu no entiendes; dejar algo de esto es arruinar mil doscientos eclipses de mi vida.

Luego de un par de sutiles y exhaustas risas, Brawn dice:

—Creo que es mejor dejarla llevar todo, Kiharu... No me gustaría ver a una Klea malhumorada durante mil doscientos eclipses.

—Sí..., tienes razón —río a la par que Braw.

Klea se le acerca a Brawn y le da palmaditas en su hombro.

—Brawn, tú si me comprendes. Creo que podemos llegar a ser buenos amigos.

—Sí, eso espero —responde sonriente.

Brawn se ha comprometido a ayudar a Klea, aun cuando no es un chico de músculos como lo es Polh, él levanta una pila de cajas e inmediatamente su rostro se enrojece producto de toda la fuerza que pone en ello…, espero y no se le reviente una vena.

Brawn ha empezado a acomodar cada caja sobre la misma nave que él tiene pensado usar, parece que está decido hacerse amigo de Klea, me provoca sonreírme. No pasa mucho tiempo cuando los veo saltar hacia los asientos delanteros de la nave, Brawn queda sentado en el puesto del conductor y Klea a un lado de él. La nave cierra la cabina con su capota cristalina y luego se levanta en el aire, en una única aceleración salen disparados a altas velocidades bajo el azafranado cielo mikadeano.

—¿Kiharu, todo va bien? —escuchi la voz de Neefar, ella viene caminando tras mi espalda, y en brazos cargar cuatro cajas. Al parecer son las únicas que trae con ella.

—Neefar, sí, todo bien. —Corro hacia ella y le ayudo con las cuatro cajas que trae cargando—. Ya Klea y Brawn se nos adelantaron.

—Ok, entonces vamos. Solo queda una sola nave disponible, esa debe ser la nuestra.

Neefar va caminando frente a mí y estando atrás de ella puedo notar que lleva amarrada sus dos delgadas trenzas con la cinta negra que le regalé, no me percaté de ese detalle cuando ella estuvo en mi casa cuidándome, en ese momento yo estaba muy aturdido.

—Se ve algo oxidada..., ¿verdad? —me pregunta mientras le da la vuelta a la nave.

—Sí, pero es la última que queda disponible.

—Ok, ni modo, vámonos aquí. —Señala la nave con un gesto inconforme.




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