Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

24. Amarte bajo las estrellas

— ¿Te parezco alguien peligroso? —me voy acercando a ella lentamente... Estamos tan cerca que el mínimo movimiento podría interpretarse mal y terminar en otra cosa.

—No sé qué tanto me falta por conocerte, Kiharu.

Ashtaria está tan cerca que puedo sentir su respiración..., y sigue sonriente; significa que le está gustando esta atmósfera y que disfruta de mi compañía.

—Estoy dispuesto a que descubras cada parte que no conozcas en mí —le susurro—. Ya hace un rato que me tienes bajo tu control —estoy jugando con su lacio y mojado cabello, es mucho más sedoso ahora que está húmedo, tanto que por sí solo se desliza entre mis dedos.

—Entonces, dime cual es el secreto para tener una esencia tan penetrante… Últimamente tienes un aroma muy adictivo —lo dice con una mirada sensual y una sonrisa coqueta.

Está olfateando sobre mi cuello..., ¿creen que podría resistirme a eso?

Suavemente rozo mis labios sobre su delgado cuello, creo que le está haciendo algo de cosquillas, pero igual le gusta, no está poniendo resistencia, así que plasmo por completo un beso que hace estremecerla y suspirar tiernamente, continúo besando tras su oreja y luego bajo hasta llegar a la parte superior de su hombro.

—Por favor, no me hagas marcas...

«Ese susurro fue muy excitante, Ashtaria».

—Prometo tratarte con toda la dulzura y delicadeza que requieras.

Decide levantarse para acomodarse y... ¡Oh! Me ha sorprendido, la tengo frente a mí y sentada sobre mis rodillas, empieza a acariciar mi cabello, luego deja caer sus manos sobre mi rostro permitiéndome sentir las más agradables caricias.

Con sus dedos levanta mi barbilla, clava sus ojos sobre mí y va acercándose lentamente directo a mis labios y de pronto, se detiene y retrocede solo un poco, juguetea con eso, me amaga sus labios, trato de atrapar algo, pero es muy ágil, logra mantenerme deseoso, hasta que en un instante por fin se acerca y permite que le robe ese primer beso, pequeño, lento, con dulzura; y es que nuestros labios juntos son como el borde del universo: inexplicables y agradecen la palabra eternidad.

—Tus labios me hacen creer que eres una deidad —le susurro viendo sus labios.

Vuelve y me besa con tanta pasión como si en el momento fuera a desaparecer... Yo continúo besando su cuello, entonces bajo por su pecho y en ella plasmo mis labios con gran ternura... Sí, puedo ver que le gusta, tiene un rostro que describe la palabra erotismo, justo ahora me tiene atrapado en aquella expresión. Sus manos presionan mi nuca e insiste para que no me detenga.

Tiene un cuerpo de grandes proporciones y a la vez elegante..., es una lástima que no pueda usar mis manos para tocarla, estoy maldito por este poder.

—¿Puedo pasar al siguiente paso? —le pregunto junto con una pícara sonrisa.

—Ese paso lo doy yo.

Aún sentada en mis rodillas, Ashtaria se pone juguetona y logra que me excite mucho más, hace que empiece a gemir y estremecerme, ella me tiene bajo su control, me siento indefenso frente a esos ojos llenos de travesuras, me enloquece lo sexy que se ve cuando muerde su labio inferior con uno de sus colmillos... ¡Maldición!, bajo la mirada y veo lo buena que es con sus manos, vuelvo a buscar su rostro y admito que nunca me la imaginaba con esa expresión de perversión y sensualidad, necesito recordar este «paso» el resto de mi vida.

—Que buena eres —aprieto mis ojos y sonrío de puro placer.

—Te gusta mucho..., lo sé.

Se ha detenido... ¿Ahora qué?...

¡Wow! ¿Estará segura de lo que acaba de hacer? ¡Se ha sentado sobre mi pelvis!

Rode a mi cuello con sus brazos y empieza a menear sus caderas con gran soltura, desde ahora puedo creerme la idea de que le estoy haciendo el amor.

Ha empezado a delinear mis labios con su lengua. Yo también empiezo a juguetear con la suya mientras seguimos haciendo, lento y suave, como si el tiempo se detuviera solo para nosotros.

Seguido de unos segundos me da una leve mordida en mi labio inferior, esto me da señales de agresividad, sí..., está siendo más brusca y ahora está moviéndose más rápido.

—¿Te molesta si le saco el agua al Jacuzzi? —le pregunto fijando mi mirada en sus ojos.

—Para nada, hazlo —lo dice entre jadeos.

Alcanzo los controles del Jacuzzi y el agua empieza a bajar hasta que nuestros mojados y desnudos cuerpos quedan al descubierto.

Ya el Jacuzzi no tiene agua, así que la empujo lentamente por los hombros, la acuesto en el suelo y me trepo encima suyo, su largo cabello regado en el suelo parece adornar el trasfondo de su excitado rostro.

Entonces continuamos en lo que estábamos, puedo ver cuánto le fascina, así que me muevo con más fuerza, más rápido, nuestros cuerpos están sudados, puedo escuchar sus jadeos y como en ciertos momentos deja escapar gemidos; puedo sentir la calidez de su cuerpo y como controla el hecho de no querer arañar mi espalda. Decide abrazarme con fuerza y así me permite sentir sus blandos senos presionados sobre mi pecho...

Ya empieza a estremecerse, voy a ir un poco más rápido.

—Sigue así..., no te detengas... —me implora bajo intensos y ahogantes jadeos.

Casi la estoy dejando sin aliento, sigo moviéndome a ese ritmo, empiezo a lamer su cuello, doy un suave mordisco en su oreja y sigo haciéndole el amor sin detenerme.

—Kiharu..., estoy a punto... ¡Kiharu! —Mi nombre entre esos fuertes gemidos son música para mis oídos.

«Ashtaria, eres sinónimo de perfección, tu rostro es hermoso cuando logras llegar al orgasmo, una mezcla de placer y felicidad».

Y mientras está en ese punto empiezo a moverme con más fuerza hasta que finalmente queda exhausta. Pero esto aún no ha terminado, así que voy a moverme más lento y con sutileza, con calma, la dejaré recuperar fuerzas.

Me abraza y me acaricia la espalda, besa mi cuello y luego rosa sus mejillas con las mías.




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