Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

35. Matenerte conmigo

Narrado desde la perspectiva de Neefar.

 

Cuando el amor se siente bajo peligro te obliga a que lo catalogues como mayor prioridad, te bloquea de tal manera que no te deja pensar,  y sin ningún esfuerzo te convence para que hagas locuras; por ese amor tomas decisiones bajo  inexplicables impulsos, y te presiona logrando que todo se decida con mucha prisa.   

«Que importa si un planeta entero cae sobre mi cabeza, si con eso consigo alcanzarte,  sé que por lo menos lograré conquistar el más pequeño rincón de tus memorias». 

Para lograr atraerlo solo me he centrado en juntar toda la gravedad necesaria sobre el timón de la nave y cuando digo «lo necesario», me refiero a mucha más gravedad de lo que pueda tener Vezto. L os escombros no solo vienen de los cuerpos celestes que están alrededor de la órbita de Vezto, el mismo Vezto también viene sobre mí, estoy provocando un leve movimiento sobre el gran planeta y parte de su suelo rocoso está saliendo de su atmósfera. 

Cuando por fin tengo la nave de Kiharu frente a mí, poso mi mano izquierda sobre el timón para normalizar la gravedad. Entre todos esos escombros veo a las naves del resto de la élite, ya están recuperando el control, y yo a partir de ahora evito usar mi mano derecha, así que los controles de mi nave los manejo con mi mano izquierda.  

He Desactivado mi escudo para disparar contra la nave de Kiharu y destruirla por completo. Él está inconsciente, o es lo que quiero creer; por suerte trae activado su casco de oxígeno y antes de que muera de hipotermia lo atrapo dentro del compartimiento de mi nave. 

—¡Tengo a Kiharu conmigo! ¡Es hora de irnos! 

Todos fijamos las coordenadas para nuestro regreso y enseguida iniciamos el viaje, vamos en velocidad aumentada al 400% y con nuestro campo de fuerza atravesamos las rocas que se atraviesen frente a nosotros, es una efectiva forma de viajar más rápido sin preocuparnos por estrellarnos con cualquier cosa.  

Ahora que estamos libre de peligro me veo reflejada en el cristal de la nave y me sorprendo al encontrar un celeste neón en el iris de mis ojos, es tan igual como los de Kiharu..., un momento…, ¡no es solo eso!, ¡mi cortada h a desaparecido! Mi rostro no tiene ni una sola cicatriz o rastros de que fue cortado, ¡Gracias,  Ran! 

Han pasado unas cincos horas y ya estamos divisando la nave nodriza Mikadeana, al estar sobre ella nos preparamos para descender sobre la plataforma de despegue y  así nos estacionamos. 

—Es bueno estar de regreso... C reo que hemos pasado un día entero sin dormir, estoy muerto —dice Kimku desde el sistema de transmisión. 

—Nos fuimos muchos y regresamos pocos,  pero los que hemos vuelto nos hicimos con la victoria.  Esto honra a todos los caídos —dice Handul. 

Mientras toda la Élite baja de sus naves, yo abro el compartimiento de la mía, Polh h a entrado en ella y ahora lo veo salir con el cuerpo de Kiharu en sus brazos. 

Todos permanecen frente a mi nave, todos esperan una respuesta de mi parte,  y estoy de acuerdo con eso, ellos merecen una explicación de todas esas escenas terroríficas. Así que activo la zona de evacuación y salgo por ella. 

Puedo notar en sus rostros un gran asombro, tienen sus ojos puestos en los míos. 

—¿Lo de Kiharu es contagioso?, o es que heredaste su poder porque él... —dice Kimku, quien al parecer se está imaginando cosas que no son. 

Enseguida Polh desactiva el casco de oxígeno de Kiharu y comprueba sus signos vitales. 

—Kiharu está con vida, puedo sentir su respiración, su pulso tiene un buen ritmo. 

Luego de un aliviador suspiro, Ashtaria responde. 

—Menos mal. 

Todos se han quedado en silencio, me miran  fijamente y esperan a que les explique de qué  trata y có mo llegaron mis poderes. 

—Bueno, les explico: se me apareció un ser de luz, supongo que es igual al que se le apareció a Kiharu porque me dijo ser parte del creador de la existencia, su nombre es Ran, la singularidad de la materia transparente del espacio. 

—¿Qué es eso de materia transparente? —pregunta Brawn. 

—La materia transparente es todo lo que compone a la galaxia, está por todas partes, nadie puede verlo,  pero está aquí frente a nuestras narices, incluso tiene su propio peso y gravedad. Tengo el poder de controlar esa materia, la puedo fusionar y hacerla más pesada, tanto que puedo aumentar su gravedad hasta crear agujeros oscuros. 

—Entonces en ese momento cuando estuvimos sobre tu nave… ¿es porque habías fusionado mucha materia transparente? 

—Sí, para no confundirnos digamos que en ese momento hice de mi nave un punto gravitatorio, lo hice porque confié en tu escudo, Brawn. Realmente me sorprendió, sino fuera por el escudo todos terminaríamos aplastados. 

—Es cierto, ese escudo es increíble—dice Kimku, quien le llega por la espalda a Brawn. 

—Mi poder es mucho más peligroso que el de Kiharu, cualquier error podría acabar con la vida de todos aquí, necesito practicar con él en lugares apartados. Esperaré a llegar a Tiakam. 

—Sí, estoy de acuerdo contigo. No quiero ser tragado por un agujero oscuro —me dice Handul. 

—Handul, necesito revisar a cada uno de ustedes. 

—Ya escucharon a Neefar. 

—Por favor, síganme al  laboratorio médico. 

Ya nos encontramos frente al laboratorio, les he pedido que esperen afuera sentados hasta que yo les llame,  ya que los iré atendiendo uno por uno.  

Con señas le pido a Polh que entre junto con el cuerpo de Kiharu,  y luego cuando estamos dentro del laboratorio él lo acuesta cuidadosamente sobre una camilla mientras yo voy poniéndome un guante en mi mano derecha. 

—Ven Polh, voy a examinarte, siéntate sobre la camilla. 

—¿Necesitas que me quite el nanotraje? 

—Solo la parte de arriba. 

Es impresionante lo rejuvenecido que se ve Polh, se ve lleno de vida. He Empezado a sanar sus cortadas y no puedo pasar por alto su espectacular y robusto cuerpo, incluso podría decir que solo tiene unos 200 eclipses más que yo, cualquiera lo creería. 

—Tus manos son muy suaves , Neefar. 

Eso fue muy sorpresivo, tanto que me ha hecho sonrojar.  

Sigo limpiando sus heridas y levanto la mirada solo para buscar gestos de dolor…, pero lo encuentro viéndome fijamente, estoy segura de que lleva un rato así, me tiene muy nerviosa . 

—Voy a extrañar el color original de tus ojos, aun así, ese celeste neón te luce muy bien —lo dice con una amable sonrisa. 

—¡G-Gracias!, es bueno saberlo. 

Luego de Limpiar y curar todas sus heridas le asiento haciéndole entender que he terminado, él se levanta de la camilla y sale del laboratorio después de agradecerme. 

He llamado a Klea, ella es la próxima a ser atendida. La veo y por mi mente pasan recuerdos de aquel momento en que recibió ese fuerte y explosivo ataque que la dejó inconsciente sobre el espacio. Ella entra al laboratorio y le pido que se siente sobre la camilla. 

—Fuiste mi primer gran susto, Klea. ¿Cómo te sientes? 

—Bueno, siento dolor por el costado —me lo dice señalando el lugar exacto. 

Le pedí que inclinara el torso y lo ha pensado un poco. 

—Nee, creo que tengo alguna costilla rota, me duele cuando me inclino. 

—Sí, puede ser. 

Le he pedido entrar a la cámara de rayos X  para poder ver su estructura ósea y sí, puedo ver claramente dos costillas rotas. Al salir de la recámara, tomo una faja nanotecnológica, la pongo en su torso y automáticamente se ajusta con presión. 

—Por ahora nada de hacer trabajos pesados hasta que yo te lo permita, tómate estos medicamentos diariamente... 

—Ok —lo dice mientras me ve con ojos penetrantes—. ¿Qué se siente... tener esos poderes? 

—Yo me siento algo asustada; no quiero tocar algo y provocar la aniquilación de mi raza. 

—Comprendo, solo procura seguir usando tu guante —lo dice y enseguida sonríe amablemente. 

Klea sale de la habitación luego de ser atendida,  y antes de continuar examinando al próximo compañero me da por ir a revisar el cuerpo de Kiharu, así que doy media vuelta y al instante mi respiración se queda corta al llevarme un gran susto. 

—Neefar, eres igual que yo, lo puedo sentir —Kiharu está despierto y de pies frente a mí, ha interceptado mi camino dejando nuestros rostros  demasiado cerca, nuestros ojos se conectan de manera extraña y con cierto grado tentativo. 

«Tienes razón, Kiharu. Es un tipo de atracción que nunca había sentido antes, es algo tan fuerte que me hace querer estamparme sobre ti».  

 




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