Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

37. Te he alejado de mí

No tengo idea de a dónde me llevará esta relación, lo que tengo claro es que esta mujer con su sensual mirada me transporta a un mundo donde solo hay espacio para ambos, donde no nos importa las consecuencias de nuestros actos y solo respondemos a los impulsos y deseos del momento.

Ashtaria me ha sorprendido con un cálido abrazo y por lo que presiento, creo que aún no pretende soltarme.

Rápidamente la jalo hacia mí, la presiono contra mi pelvis, y tras ella cierro con seguro la puerta. Como un devorador ataco sus labios, la deseaba tanto, puedo sentir su desesperación en cada beso; su agitada respiración me tiene tan desenfrenado que termino estrellándola y presionándola contra la pared.

Con mis manos intento librarla de su nanotraje, pero estoy muy descontrolado, mis manos están tan temblorosas, se me dificulta encontrar los cierres.

—Tranquilo, fiera —sonríe de forma coqueta, su nariz rozando la mía.

Respiro hondo logrando tranquilizarme, bajo su cierre y el nanotraje cae al suelo dejándola solo con su ropa interior.

«Ese verde oliva le queda muy bien».

No tuve la oportunidad de verla de esta manera cuando estuvimos en el Jacuzzi hace dos días. Han pasado dos días durante la guerra contra los Croolers, debería estar descansando, pero no pienso perder ningún momento con esta mujer.

Pasa su mano sobre mi pecho y con la otra me quita por completo la toalla de la cintura dejándome desnudo. La veo morder su labio inferior y eso me enloquece, me excita demasiado.

Presiona su mano contra mi pecho y así empieza a empujarme hasta llevarme hacia la cama.

No sé cuánto tiempo hemos pasado jugueteando con nuestro cuerpos, disfrutamos cada sensación de roces y caricias, con cada arremetida le hago gemir tan fuerte que en algunos momentos temo haberla lastimado; ella al percatarse de mi preocupación me exige no contenerme.

—Jamás me cansaré de esto —dice al llegar juntos al orgasmo.

Su cuerpo sudado se siente tan provocativo sobre mí, el calor de su cuerpo atraviesa mi piel y su rostro de satisfacción me hace sentir aún más poderoso.

Le he pedido que se quede a mi lado, quiero que despertemos juntos, quiero verla despertar sobre mis brazos, tan solo imaginarlo hace se me erice la piel, pero no, ella tiene que regresar a su habitación, todo por Handul, él podría visitarla en cualquier momento mientras todos duermen y no encontrarla.

Los días pasan y nuestros encuentros continúan, nos vemos en mi habitación o terminamos adueñados del Jacuzzi que está en el mirador de la nave, es que ahí nadie podría entrar e interrumpirnos, me aseguré de eso haciendo que Brawn agregase un sistema de seguridad en él, ese se ha convertido en nuestro lugar favorito, enloquecemos juntos varias veces ahí dentro.

El calendario de la nave nos posiciona en el día 7 después de salir de Mikadea. Mis esfuerzos por mantenerla a mi lado empiezan suprimirse; al terminar conmigo siempre tiene que regresar con Handul, siempre es así, solo somos amantes que disfrutan del sexo, eso empieza a molestarme, pues yo de ella estoy esperando mucho más.

Y es que no solo es ella, mi amistad con Neefar también se ha visto afectada desde que obtuvo aquellos poderes. De repente me he sentido demasiado atraído por ella, y ahora temo que al encontrármela termine haciendo algo inapropiado. Todos estos días me he visto envuelto en una batalla constante contra mi abstinencia, vivo deseando tenerla conmigo, creyendo que en el momento que la tenga frente a mí no le permitiré alejarse... Solo la veo en la distancia y siempre busco la manera de evitarla, y pues, no soy el único, ella igual ha buscado la manera de distanciarse de mí, eso me tranquiliza y a la vez me preocupa, lo mas seguro es que lo esté malinterpretando.

«Neefar, ya no es como antes; no almorzamos juntos, no reímos juntos… Extraño esas largas pláticas apartados de todos, el poder deleitarme con la armonía de tu voz. Me salvaste la vida y aún así siento que muero, me es difícil tolerar que en las reuniones con la élite solo nos limitemos a un saludo acompañado de una nostálgica sonrisa... Ojalá y pudiera confesarte que estoy odiando esta situación, pero no puedo, no estoy seguro si sientes algo por mí».

13 días en el espacio y mis encuentros con Ashtaria están disminuyendo, creo que Handul ha notado sus frecuentes ausencias y ahora la busca más seguido. Eso empieza a atormentarme porque yo también la quiero conmigo, quiero presumirla con el mundo.

Handul, ese idiota no la valora, no se arriesga por ella, no enfrenta al mundo por el supuesto amor que sienten ambos, esas ideas me han empezado a colmar frecuentemente, en especial porque últimamente ha resultado muy difícil llevármela conmigo.

Hoy me he decidido, necesito decirle como me siento, que no soporto continuar así. Siento que destruye lentamente cada día que la veo con él, cada vez que tiene que salir corriendo después de cada sexo, eso me desquicia.

«¿Ashtaria, no te has percatado de lo cruel que eres? Me haces daño, mujer».

Otro encuentro, esta vez estamos en mi habitación, fue muy difícil encontrar el momento, justo ahora Handul está teniendo una reunión con la fuerza armada.

Con sus manos busca el cierre de mi nanotraje para desprenderme de él, pero yo la detengo.

—Ashtaria, estamos jugando con fuego.

—No me importaría quemarme con ese fuego.

—¿Aún cuando ese fuego viene de Handul?

Mi pregunta ha provocado que Ashtaria tome distancia, se me ha quedado viendo con seriedad... Estoy seguro de que la he traído a la realidad.

—¿Qué fue eso? —me pregunta muy abatida.

—Ashtaria, yo quiero tener algo real contigo, algo serio.

—Sabes que no puedo, ¿cómo podría?

—Tan obvio como terminar tu relación con Handul —le he respondido y enseguida ella se sienta sobre mi sofá con mucha consternación. Se ha quedado en silencio así que yo continúo diciéndole—. No voy a seguir traicionando a mi familia, si me aceptas yo le contaré a todos mis sentimientos por ti, no pienso esconder nada, ni a mi padre, ni a Handul.

Está muy pensativa, puedo entender que no tiene una decisión tomada, que aún no ha aceptado la idea de dejar a Handul.

—Ese silencio me da a entender que todavía amas a Handul; y si es así..., ¿por qué vienes conmigo? —me he sentado a su lado, su mirada agachada y su largo cabello no me permite apreciar su rostro, y trato de apartarlo con mis dedos para ver su mirada —Vamos, di algo...

—¡Sí, amo a Handul! —lo dice levantando su rostro repentinamente y fijando su mirada en mí—, pero tú te has convertido en una necesidad, eres un vicio tan fuerte que terminas dominándome por completo, tienes ese algo que me arrastra inconscientemente y me ciegas de la realidad. ¡No se como controlar esto!

—En pocas palabras, solo me quieres para tener sexo. No sientes nada por mí… —he dicho esto pero realmente no quiero escuchar su respuesta.

—¿Alguna vez dije que te amo?, nunca te lo he dicho.

He apretado mis puños intentando contener todo esta cólera que siento recorrer por todo mi cuerpo, pero no es posible… Me siento devastado, me ha lastimado con su respuesta.

Me levanto del sofá con mucha furia e impotencia, termino golpeando el cojín con mucha fuerza, provocando que Ashtaria apriete sus ojos. Al abrirlos se encuentra con un hueco en el sofá justo al lado de ella. Con brevedad y enojo ha buscado mis ojos, se levantó del sofá y me ha empujado.

—¿Sientes ganas de golpearme? —ha abierto sus brazos como si me retara a hacerlo—. ¡Vamos, también sé defenderme, imbécil!

—Siento rabia conmigo mismo por ser tan estúpido.

—Aparte de estúpido veo que no eres un hombre de palabra. ¡Porque vienes a cambiar de parecer ahora! Esa vez en el jacuzzi me dijiste que te gustaba estar así, a escondidas, y ahora vienes exigiendo, además cambiando todo. ¡¿Por qué no fuiste claro en un principio?! ¿Por qué no te detuviste aquella vez?, ¿por qué dejaste que todo esto llegara tan lejos?

—¡Estaba frente a la mujer que amaba! Pude haber dicho miles de locuras, pude haber aceptado todo lo que me pidieras sin ni siquiera entenderlo. Ese día fue mágico, ¡quería que fuera así para siempre!; tenía esperanzas de que llegaras a amarme, aunque sea solo un poco... ¡Me engañaste al decirme que estabas confundida!

—¡No pongas palabras en mi boca, jamás dije que podría llegar a amarte! Estaba confundida porque no sabía si serle fiel o no al hombre que amo.

—¡Maldición, Ashtaria!, eres una maldita enferma sexual.

Dije eso y enseguida recibí un fuerte puñetazo en el mentón, esta mujer tiene mucha fuerza y un buen gancho... Me ha tirado al piso.




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