Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

38. Huyendo de dos chicas

Si Ashtaria no me acepta no puedo continuar con esto, sería como adentrarme en un enorme agujero negro para terminar atrapado eternamente con un amor no correspondido. Necesito arrancármela de la mente y del corazón, por más complicado que resulte debo hacerlo, y aceptar que ella no está dispuesta a amarme, su amor por Handul se lo impide.

Me levanto de los escombros del closet, trato de acomodar la puerta, pero está toda estropeada, creo que esto se quedará así por mucho tiempo, lo más seguro es que cada vez que vea este closet me acuerde de ella.

¿Cómo se supone que la supere si todo me recuerda a ella?, cada vez que la recuerdo sonrío inconscientemente.

Siento que Ashtaria para mí es como una enfermedad incurable.

Vuelvo a ver por la ventana y logro ver el primer planeta de este sistema planetario, un planeta azul que por su distancia al sol debe ser muy frío, la nave ha bajado su velocidad solo para que la tripulación pueda apreciar cada detalle del planeta. Ashtaria debe estar tomando datos del planeta, se pueden observar muchas características a simple vista, por cierto, nuevamente pienso en ella, ¡Maldición!

Es ese desliz de puerta que he vuelto a escuchar, su sonido golpea con fuerza tan de pronto que me ha asustado.

—¡Kiharu! —se ha quedado impactada por el desastre del closet—. ¡¿Qué pasó aquí?! No me digas que aún hay Croolers vivos.

—¡Klea!, no; fui yo mismo, intentaba comprobar si aún tengo superfuerza —en eso me vienen recuerdo del ataque que sufrió Klea, de cómo su nave fue destruida —¡Tú... ¿c-cómo estás?!

—Bien, con una costilla rota, pero estoy estable.

—En serio, te ves como si nada te hubiera pasado... Sabes, esa explosión la sufrí tanto… No podría explicártelo.

—Estoy viva y todo gracias a la rápida acción de Ashtaria —se sonríe cabizbaja—, ya me está cayendo bien la tipa.

—Klea, mejor no hablemos de Ashtaria —pido mientras observo a través de la ventana como la nave empieza a acelerar.

—Cierto, debemos de hacer algo para que te olvides de ella, ya no quiero ver esa cara larga cada vez que se menciona su nombre.

Klea no tiene conocimiento de las últimas cosas que pasaron con Ashtaria. No sabe que tuve algo a escondidas con ella. Ahora que lo pienso, como que a Ashtaria le gusta llevar las relaciones a lo escondido.

Se sienta sobre mi cama y luego yo me siento a su lado, la veo y parece querer seguir hablándome. Mientras tanto, la nave continua su viaje aumentando su velocidad luz.

—¿Qué tal si te buscamos a otra chica?

—¿Otra chica?

—Aquí hay miles de mujeres hermosas, debe de gustarte alguna.

—Pues sí, pero no quiero utilizar a alguien solo para olvidar a otra persona, eso es algo cruel.

—No es que tengas que obligarte a estar con otra persona, ve conociendo, y talvez así puedas volver a enamorarte.

—No es así de simple.

—Lo sé, solo intenta darte otra oportunidad —lo dice agarrándome de ambas manos y enseguida a mí se me viene a la mente un solo nombre... Neefar.



Ha pasado un día más de viaje, voy caminando por los pasillos con miedo de encontrarme con Ashtaria, no quiero ignorar su presencia, pero es lo más probable que termine pasando. De seguro ella ni siquiera me determinaría, evitaría cualquier contacto visual conmigo, la conozco bien.

—Kimku, en serio vas a... —es ella, viene junto con Kimku. Al verme se ha detenido por un segundo y como si nada hubiese pasado continúa caminando hacia mí de manera indiferente.

Yo sigo avanzando, pero termino entrando a la habitación de Neefar de manera inmediata y sin pensarlo.

—¿Kiharu? —está sentada frente a una mesa repleta en tabletas electrónicas, su rostro se ve muy sorprendido. No es bien visto que un hombre irrumpa sin invitación en la habitación de una mujer.

—Disculpa que entre a tu habitación sin permiso, es que me encontré a Ashtaria en el pasillo y realmente no quiero hablarle.

—¿Se pelearon? —me quita la mirada y mantiene sus ojos sobre una tableta que estaba leyendo—. Pero si recuerdo haberles visto juntos aquella vez.

—Sí, ella es algo complicada. ¿Puedo quedarme un rato?

—Bueno, está bien —levanta su mirada buscando la mía—. ¿me ayudas a entender estas tabletas?

Me ha sonreído..., es tan linda.

Desde que tiene ese poder me siento más atraído por ella, no sé por qué..., tal vez solo sea que ha empezado a gustarme más que antes.

Me he sentado en la misma mesa, hemos empezado a estudiar unos manuales que le entregó Brawn que explican el funcionamiento de las nuevas máquinas genéticas. La veo levantar la mirada buscando mis ojos, parece tener problemas para concentrarse. Yo definitivamente estoy desenfocado desde que empezó a morder la punta de su marcador digital... Esos labios tan rojos y tan perfectos me tienen mal.

De repente, he empezado a desearla, veo su cama en el fondo de la habitación y por mi mente pasan imágenes eróticas de Neefar. La imagino desnuda entre sábanas, me llama sonriendo con suma sensualidad y con una mirada propia de un ser celestial. No, por favor… Todo esto empieza a desquiciarme, no debería tener estos pensamientos, es mi amiga. Tengo que salir de aquí o podría hacer una locura…, es más, creo que justo ahora estoy erecto.

—Kiharu, estás sudando..., ¿te sientes bien?

—C-Creo que no... Lo mejor es que regrese a mi habitación.

—¿Estás loco?, ¿acaso no recuerdas que soy la líder del área médica? Déjame examinarte, tengo todo aquí para atenderte.

—No, no, tranquila.

—Kiharu, ve y espérame acostado en la cama —me lo dice con mucha seriedad, y así es como mis sudoraciones aumentan.

Entonces es cuando decido levantarme de la silla y salir corriendo de la habitación mientras le escucho gritar mi nombre en un tono enfadado. Por suerte logro perderla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.