Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

39. Créeme, Neefar

Tersa y suave piel de ensueño, es tan brillante que me hace pensar que esta mujer se baña con polvo de estrellas. Sus labios tan perfectos y tan rojos, es ella la naturaleza perfecta, sus ojos que aun cuando han cambiado de color la hacen parecer una deidad.

¿Está bien corresponder a estos sentimientos? Estoy por creer que ella se siente de la misma forma.

—Neefar, Sabes..., tengo que confesarte algo —susurro mientras nuestras narices empiezan a rosar una con otra—. Temía poder enloquecer al no tenerte cerca, yo alejándote de mí sin saber que toda mi cordura aguardaba en tus ojos.

Puedo ver en su sonrisa aquella esperanza que puede llenar el alma de hasta el más desdichado.

—Kiharu, de repente se siente tan bien el tenerte cerca, es una paz y una tranquilidad absoluta... Sabes, cuando estás lejos de mí me siento muy inquieta y con ganas de salir a buscarte.

—Eso fue muy tierno.

—L-Lo siento —repentinamente le veo dar unos pasos hacia atrás, alejándose de mí—, no sería bueno crear ese tipo de ambiente entre nosotros... Sé que estás enamorado de Ashtaria, y no quiero complicarte las cosas —se sienta en el borde de mi cama y agacha la mirada tratando de ocultar su sonrojado rostro—, incluso recuerdo como si fuera ayer cuando estuvieron en el Jacuzzi.

En ese momento Neefar debió de haber muerto lentamente, no me di cuenta de todo el dolor que pude haberle causado, creo que merece saber toda la verdad de lo que ha pasado con Ashtaria. Ella merece que el mundo y las personas que ama le traten de la mejor forma posible, es una increíble mujer.

—En ese momento sí estuve con Ashtaria, todo lo que te habías imaginado era cierto —le empiezo a contar mientras me voy sentando a su lado—. Me la encontré ahí tan sola, ella me pidió que entrara a la bañera, luego me dijo tantas cosas, cosas que siempre quise oír de ella... Era tan hermoso que pensé que sentía algo por mí, pero entendí todo mal. Habíamos quedado en seguir viéndonos a escondidas, aceptar eso que fue un gran error.

—No comprendo, ¿pasó algo después de eso?

—Sí, hace como siete días.

—¿Se volvieron a pelear?

—¿Ves ese hueco en el sofá? —le digo señalando—, esa fue mi furia al escuchar de la propia Ashtaria que no me amaba. ¿Ves ese closet destrozado? —ahora señalo al closet—, esa fue Ashtaria, quien después de decirle enferma sexual me estrelló ahí con una fuerte patada.

—Recuerdo que hace días vi una cortada en tu labio inferior, estaba segura que no lo vi en la enfermería, me pareció extraño —lo dice mientras inspecciona cuidadosamente mi labio—. Fue ella, ¿verdad?

—Sí, tiene un buen gancho —miento, fue cuando me mordió.

—Lo sé, la he visto de cerca pelear y es muy buena dando golpes.

—Neefar, yo quería algo serio con ella, le pedí que dejara a Handul y que empezáramos una relación estable; yo les diría a todos de nuestra relación, pero ella volvió a preferir a Handul. Desde ese día me rendí con ella, e incluso... siento que la estoy superando.

Me duele hablar de Ashtaria, Neefar se ha dado cuenta y acerca su rostro al mío, y con sus manos acaricia mi cabello para hacerme sentir mejor. Ella siempre ha sido así, es muy tierna cuando se trata de consolar a un amigo.

—Pobre, tienes el corazón destrozado. Ojalá pudiera hacer algo para aliviar tu dolor.

—Si haces algo, yo podría enloquecer.

Mis palabras le han hecho tomar una bocanada de aire.


—¿A que te refieres? —pregunta sin quitarme la mirada—. ¿Qué podría ser ese algo?

No sé en qué momento nuestros rostros llegaron a quedar tan cerca, puedo sentir su respiración en mis mejillas y ese sutil aroma a escarcha estelar.

—Neefar, ayúdame a confirmar que me he enamorado de ti.

«Has congelado tu mirada con la mía, estás impactada por lo que acabas de oír. Lo sé, yo también estoy sorprendido de todo lo que me he atrevido a decir».

—Kiharu, lo dices como si yo pudiera ayudarte a confirmar eso.

—Sí puedes, solo dame el permiso —lo digo acariciando sus labios.

—Siempre lo has tenido.

Me siento flotando entre dulces y suaves nubes de diferentes colores. ¿Esta es la sensación de un amor correspondido? Sus labios tienen una química que hace estremecer cada partícula de mi cuerpo, podría jurar que tiene algún tipo de sustancia que me envicia y me obliga a querer seguir besándola. No hay dudas, ni mal entendidos, todo es tan claro y verdadero, estoy enamorado de ella.

—Neefar, te amo. Ya hace rato que lo he confirmado —se lo susurro muy cerca, con nuestras narices rozando.

—¿T-Todo esto está pasando?, o puede que sea otro de mis sueños.

—¡Te amo, te amo, te amo! —en medio de su impactado rostro le he robado un beso—. ¿Qué puedo hacer para que lo entiendas?, todo es real. Me enamoré de ti, de tu sonrisa, de tus ojos, de tu brillante y suave piel, de cada rodaje de tu cabello.

—¿En serio… me amas? —lo dice sollozando.

—Tú siempre has estado conmigo, te preocupas tanto por mí que al final me acostumbré y amé tanto eso. Si me ves decaído llegas y salvas mi día, me gusta estar a tu lado, me gusta estar así de cerca.

—¿N-No estarás c-confundido por el poder de Zen y Ran? —ella parece no creerme.

—Mi sentimiento viene de antes, estoy seguro de eso. Por favor, cree en mí.

Ha apretado sus ojos luego de dejar escapar algunas lágrimas. Se lleva las manos a la cara.

—Neefar, dime que me amas, por favor.

Neefar levanta su rostro, una lagrima cruza sobre su gran sonrisa mientras la veo sostener mis manos.

—Sí, te amo, Kiharu… Ha sido así desde el primer día que te conocí.

—¡¿Qué?! ¿Desde el centro de aprendizaje?

—Sí, pero nunca te dije nada porque tus ojos siempre estuvieron sobre Ashtaria.

—Lo siento, no sabía...

—No te preocupes, aprendí a vivir con eso, y por ello sé que estás enamorado de ella, pero a la vez veo que también lo estás de mí.

—Neefar —aprieto sus manos con las mías—, estoy superándola. Sé que...

—Vas a necesitar superarla por completo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.