Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

40. Volví a soñar contigo

El amor verdadero no es algo que nace de la noche a la mañana, empieza a formarse en lo oscuro y a escondida de tu conciencia, no te da algún tipo de preaviso ni te pide permiso, y sin darte cuenta se va adueñado de cada latido, de cada suspiro. Pueden pasar días, miles de eclipses para empezar a comprender que un nuevo amor se ha estado expandiendo dentro de ti; que siempre estuvo ahí, esperando el momento indicado para poder hacerse sentir. 

Estoy seguro que mi amor por Neefar dieron sus primeros frutos durante esos treinta días en el que creí haber perdido a Ashtaria, ella siempre estuvo conmigo, hacía cualquier cosa que me hiciera sentir mejor y de verdad que lo lograba; llegaba he iluminaba mi día, me hacia sentir que yo también era una persona importante para todos, me estimulaba a seguir adelante, yo siempre fui su mayor prioridad, me hizo entender que mi felicidad podría llegar de varias formas, y con eso hacia crecer más mis sentimientos hacia ella. 

Mi amor por Ashtaria va cayendo en picada, se le ocurrió odiarme por traerla a la vida, me destruyó varias veces el corazón y me ha confirmado que jamás podría amarme…, no mientras Handul esté con ella. Me estoy cansando de ilusionarme por alguien que nunca podrá corresponderme, esto ha sido como nadar contra la corriente, por ello, dejaré de nadar y fluiré con la corriente, no me importa que esa corriente me aleje de ella, no cuando me lleva hacia Neefar. 

Quiero darme otra oportunidad, tal como me sugirió Klea, y sin duda me la quiero dar con Neefar, siempre y cuando ella esté de acuerdo; aunque justo ahora me ha cuestionado por el hecho de aún estar enamorado de Ashtaria, realmente no puedo responderle, no sé qué decirle, es que... no puedo arrancarme este amor así como si nada. 

—Te has quedado en silencio, pero comprendo..., no se puede dejar de amar solo porque así lo quieres. 

—Neefar, dame la oportunidad... 

—Kiharu, primero debes superar a Ashtaria, es lo mejor para ambos —está tan cerca que me es difícil poder aceptar eso—. Prometo que voy a esperarte, esperare a que aclares tus sentimientos. 

Un día en el infinito espacio es eterno, y si al estar con Neefar me gusta que sea así, que parezca que no tiene fin. Ella me ha prometido esperarme y voy a confiar en sus palabras. No tengo idea de como dejar ir el amor que siento por Ashtaria, no hay manuales o formulas matemáticas que expliquen como lograr eso, solo me queda esperar ha que el tiempo me ayude a dejar de amarla. 

—Bueno, ya debería irme —me dice y enseguida se levanta de la cama.  

—No te vayas —la agarro de la mano y la sostengo fuerte.  

—Kiharu…  

—¿Podrías quedarte y cuidarme como aquella vez?  

—Pero si no estás enfermo —dice con una agradable sonrisa.  

—No importa, puedo suponerlo y creérmelo tanto que hasta podría enfermarme.  

Su sonrisa abnegada me da a entender que se quedará conmigo y que dormiremos juntos como aquella vez. Le abrazo porque no quiero que en algún punto de mis sueños se me escape, nuestras piernas y nuestras manos están entrecruzadas. Este sentimiento, este ambiente, el tenerla tan cerca es simplemente especial y hermoso. Estoy con ella y temo hacer cualquier estupidez que arruine el momento. 

Espera, ¿qué hago aquí? Se supone que estaba durmiendo junto a Neefar, ahora estoy en un lugar verde y fresco, el cielo es tan brillante que cuesta levantar la mirada.  

Conozco este riachuelo, sí..., lo vi en uno de mis sueños. 

—Te estaba esperando, Kiharu. 

Giro rápidamente la mirada para buscar el origen de esa dulce voz... Ella está aquí en ese mismo lugar, con sus pies entre las aguas cristalinas, se ha percatado de mi presencia y me sonríe. ¿Es que estoy soñando? Es la bella Neefar, quien otras vez se ha metido entre mis sueños. 

—La persona que decías estar esperando, la que supuestamente no sabía que le esperabas, ¿esa persona… soy yo? —le pregunto mientras voy caminando hacia ella.  

—Me sorprende que aún recuerdes eso. 

—Últimamente recuerdo todo lo relacionado contigo. 

—Te esperé por mucho tiempo, Kiharu. Por fin llegas —me dice estirándome sus manos mientras sonríe a boca cerrada. 

Fui a ella y la he tomado de las manos, quiero llevarla conmigo; sé que quiero que sea lejos, pero no sé a dónde, solo sé que si estoy con ella va a haber felicidad de sobra. 

—Espera, no podemos irnos —me dice soltándome de las manos. 

—¿Qué?, ¿por qué no? 

—Porque aquí nos aguardará un hermoso recuerdo. 

—Si es contigo… cualquier recuerdo es hermoso. 

Me lanzo contra ella para robarle un beso, pero de repente todo se ha desvanecido, como si una fuerte luz cegara todo el paisaje.  

Y así… poco a poco vuelvo a la realidad, deleitado entre un dulce aroma a té de hiervas silvestres. Neefar debe haberlo preparado, así que para comprobar que ella se ha levantado de mi cama, estiro mi brazo esperando poder alcanzarla.  

Yo estaba en lo cierto, abro los ojos y me doy cuenta de que ella no está a mi lado. La veo frente a la ventana de mi habitación bebiendo una taza de té, su silueta irrumpe la luz que proviene de afuera: un momento, ¿de dónde proviene esa luz? 

—Despertaste justo a tiempo —lo dice al verme levantarme de la cama. 

Me asomo por la ventana y veo una mediana y joven estrella, se ve llena de vida, como si tratara de alcanzarnos con sus llamaradas. 

—¡Esta es la estrella del sistema planetario! —digo muy emocionado. 

—Y si miras más hacia la izquierda, podrás ver a Tiakam —lo dice señalando un planeta de color azul. 

—¡No lo puedo creer, estamos viendo a Tiakam! 

—¡Sí! —me sonríe mostrando su dentadura—, y a la derecha casi se puede ver el otro planeta habitable.  

—¡Cierto! Cuando ya estemos establecidos en Tiakam, vamos a buscar oro también en ese planeta. Falta que mi padre le dé un nombre. 

—Sí, ya estoy ansiosa por ir a conocer esos planetas. 

—Ya somos dos. 

Nos vamos acercando a Tiakam, desde lejos parece una gran pecera cubierta de limo. Su planeta vecino es muy parecido, solo que con menos agua.  

—Necesito ir a buscar mis equipos de análisis, es hora de regresar al trabajo —la veo muy emocionada. 

—¿Ya comiste algo? 

—Sí. También hice algo para ti —lo dice y enseguida se sonroja. 

—Gracias, no debiste molestarte —digo mostrando una gran sonrisa.  

Luego de ver a Neefar salir de mi habitación, rápidamente me preparo con mi nanotraje y como de ese delicioso desayuno. Salgo de la habitación y me dirijo a la plataforma de despegue. Como primera misión tenemos: analizar la atmósfera de Tiakam y ver que riesgos pueden haber.  

Al llegar a las afueras de la plataforma de despegue, veo a una muchedumbre emocionada y deseosa por presenciar este despegue histórico. Ya varios de la élite están aquí, incluyendo a Ashtaria, quien simplemente ha vuelto a ignorar mi presencia. 

—¡Kiharu! —Klea levanta su mano saludándome—, ¿cómo amaneces? 

—Bien, gracias. ¿Y tú?  

—Me alegro.  Yo estoy muy emocionada por conocer Tiakam... Mira, ahí viene Neefar. 

Volteo a ver a Neefar y la veo con un equipamiento médico, lista para analizar cada partícula del aire, del suelo y del mar. 

—Señores, estamos listos para conocer este nuevo planeta, todos tomen una nave y bajemos por ese oro —dice Handul mientras va subiendo a una de las naves de la fuerza armada. 
 




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