Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

41. Estamos en Tiakam

Es nuestro deber garantizar que ningún Mikadeano correrá peligro sobre los suelos de Tiakam, y si algo llegase a representar un problema para nuestra misión, tendremos que buscarle una solución inmediata; solo podemos regresar con buenas noticias, no tenemos permitido llegar y reportar problemas a mi padre. Nos preparamos para esto, esperamos este momento por mucho tiempo y aquí estamos, sabemos que podemos encontrar cualquier calamidad, pero eso no nos puede detener. Ahora mismo la palabra que nos define es determinación, damos el primer paso mientras nuestros nanotrajes van cubriendo nuestros cuerpos con el metal más resistente de Mikadea, entre todos esos trajes resalta el mío, un dorado que hace cada movimiento más liviano y más resistente que los demás.  

Es la primera vez que toda la tripulación conoce mi nuevo traje, puedo ver a través de los cristales que dividen la plataforma de despegue, son muchos los Mikadeanos que tienen sus ojos puestos en mí, normalmente toda esa atención sería para Handul, pero esta vez es a mí a quien la gente mira con ojos de esperanza. 

Al igual que mis compañeros soy abducido por naves de la fuerza armada, al estar dentro me siento frente al centro de control y activo todos los controles necesarios: transmisión, propulsores, oxígeno, niveles gravitatorios, coordenadas, y otros controles que son requeridos para un viaje seguro. 

—¿Todos están listo? —pregunta Handul desde el sistema de transmisión. 

Cada uno responde con un «listo», enseguida las naves empiezan a elevarse mientras las compuertas de la plataforma van abriéndose para permitirnos salir de la nave nodriza. 

—Si resulta que estamos frente a un Tiakam civilizado y con alta tecnología, estos ya deberían saber que estamos en los alrededores de su planeta —dice Kimku. 

—Estás en lo cierto, así que lleguemos preparados para un posible ataque —responde Handul. 

Las naves de la fuerza armada tienen la capacidad de viajar tan rápido como la velocidad de la luz, incluso mucho más rápido que la nave nodriza, así que en pocos segundos nos encontramos frente a la atmósfera de Tiakam. La gravedad empieza a reclamarnos y nosotros nos dejamos llevar, no es tan abrumador ni tan agresivo como fue con Vezto. 

—La gravedad es de 9.8, muy parecida a la de Mikadea —dice Klea—, podemos ingresar tal cual como lo hacemos en nuestro planeta. 

—¡Ya escucharon! ¡Entrando! —es la orden de Handul. 

Vamos entrando en velocidades bajas, activamos el sistema gravitatorio de la nave para reducir las velocidades y evitar las altas temperaturas que podría surgir producto de la fricción inicial con el aire. Por primera vez podemos ver el borde del cielo de Tiakam. Fijando la mirada en el horizonte puedo ver como el negro de la galaxia se mezcla con el azul de la atmósfera, definitivamente el color que define a Tiakam es el azul.  

Estamos a punto de cruzar un amplio mar de nubes, son tan blancas y brillantes que nos da a entender que bajo ellas nos espera una zona con excelente clima. Al cruzarlas, lo primero que podemos apreciar es una gran cantidad de agua; para donde mire hay mucha agua... En Mikadea el agua es poca, nuestro planeta no es tan radiante y celeste, estamos un poco más lejos a nuestra estrella y la atmósfera no es tan limpia como la de este planeta, por tal razón nuestro mundo es menos radiante y más rojizo y frío.  

—Analizando atmósfera —dice Neefar mientras toma datos usando diferentes tipos de sensores que disponemos en las nave, tal como hicimos en la nave Crooler—. Es increíble, esta atmósfera es exactamente como la nuestra, tiene todos los elementos para poder respirarlo con normalidad. 

—¿Klea, qué me dices de los niveles de radiación en el planeta? —le pregunto. 

—Dame unos segundos... Listo, lo tengo. El nivel de radiación es cien veces mayor que el de Mikadea. Recomiendo no quitarse los nanotrajes ni dejar la piel al descubierto. 

—Klea tiene razón, chicos. Necesitamos analizar mejor esos datos para dar mejores recomendaciones —dice Neefar luego de ver los datos que nos comparte Klea. 

—¡No puede ser!, miren cuanto verde —Polh se escucha sorprendido.  

Es una costa llena de vegetación, tanta que hace un verde intenso; la cantidad de arboles es impresionante. 

—¡¿Qué es eso que está volado al lado nuestro?!  —pregunta Kimku en un tono trémulo.  

Todas las naves se detienen bruscamente, estamos presenciando la vida en este planeta. A nuestro alrededor vemos volar una gran cantidad de seres cubiertos con un raro pelaje, van planeando sobre el aire sin ningún tipo de temor hacia nosotros y continúan su camino como si no les importara nuestra intrusión. 

—¡Ja, ja!... ¡Esto es alucinante! —Ashtaria se escucha emocionada—. Confieso que estoy algo asustada. ¿Acaso soy la única? 

—Claro que no, estoy muy nervioso —responde Brawn. 

—Esos seres son muy parecidos a los Termet de Mikadea, solo que estos tienen ese pelaje raro y sus alas son más pequeñas, supongo que la intensidad del viento les permite ese tipo de movilidad —les comento. 

—Pues sí. Estoy emocionada y asustada —dice Ashtaria. 

—Vale, señores, activando sensores de oro —es la orden que da Handul y todos la cumplimos. 

Hemos llegado a la costa, empezamos a sobrevolar la zona en busca de oro y de llanuras donde podamos crear nuestro primer asentamiento.  

La vegetación va disminuyendo a medida que vamos alejándonos de la costa, pero sobre los seres vivos encontramos que hay una gran diversificación de especies y una cantidad enorme de cada uno de ellos. 

—Este planeta es una maravilla, aquí hay toda clase de seres vivos, ni Mikadea tiene tanta variedad —les digo a todos. 

Podemos ver como algunos seres van en manadas, otros que parecen expertos en trepar y saltar entre los bosques, muchos más de esos voladores que parecen salir de entre los árboles. La vegetación es muy diversa, aquí voy a tener mucho trabajo y a muchos seres que investigar. 

—Miren aquellos seres de gran tamaño, incluso son más grandes que nosotros —indica Handul.  

—¿Eso que cuelga en su cabeza es su nariz o su boca? —se pregunta Neefar. 

—No estoy seguro, pero ¿se percataron que todos andan en cuatro patas? Ninguno está erguido. 

—Comprendo lo que dices, Handul. Aparte que ninguno se ve alarmado por nuestra llegada, definitivamente son de nivel evolutivo bajo, pero eso no le quita lo peligroso. 

La nave de Polh se ha detenido, así que todos hacemos lo mismo. Parece que ha encontrado el lugar perfecto para el asentamiento. Al revisar mis sensores puedo ver muchas señales de oro por los alrededores. 

—¿Están de acuerdo conmigo sobre que este es el lugar perfecto para nuestro asentamiento? —pregunta Polh. 

—Sí, muy de acuerdo —responde Handul. 

—Eh..., chicos... Hay un ser bajo nosotros, justo ahora nos está observando —dice Ashtaria y por su tono de voz puedo comprender que está asombrada. 

Todos activamos el holo-cilindro que está en el exterior de la nave, esto nos permite ver a más detalle y en figura holográfica a este ser vivo. Lo que presenciamos es algo que nos deja muy atónitos.  

Bajo nuestra nave está un ser vivo perfectamente erguido, lo vemos empuñar una especie de lanza de madera, se ve algo aterrado por nuestra presencia, o tal vez por la luz del holo-cilindro que cae sobre él... Ahora lo vemos retroceder y con su arma nos está apuntando; no nos ataca, solo trata de intimidarnos, quiere hacernos creer que puede hacernos daño si intentamos atacarle.  

Nunca habíamos conocido a un ser como este, su piel es muy oscura, tan oscura como el color del suelo, también está completamente cubierto por un corto pelaje y tiene una esponjosa y descuidada cabellera negra, su rostro es grotesco y tiene ojos oscuros y profundos. ¿Acaso este no conoce de aquello llamado «ropa»? Anda desnudo por su mundo y parece no sentir vergüenza de ello. 
 




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