Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

43. La bienvenida a Tiakam

Es una gran colonia de Tiakamitas, aun así, no representan algún peligro para nosotros, nuestra inteligencia y nuestras armas son superiores; sus armas son de madera y de piedra, con ellas ni siquiera podrían hacer un rasguño en nuestros nanotrajes. 

—¿Será que somos los primeros en encontrarlos? —se pregunta Polh.  

—Ni idea —le responde Handul mientras da un vistazo a su alrededor. 

Definitivamente es un gran descubrimiento, no siempre se encuentra un planeta con seres vivos de bajo nivel evolutivo. ¿Qué tanto pueden llegar a evolucionar como civilización? Realmente no quiero que la extinción les alcance prematuramente, espero logren avanzar de la mejor forma. 

—¿Amigo Tiakamita, a dónde vas? —le pregunto al sentir que ha soltado mi mano, parece que va a reunirse con los demás de su raza. 

Una gran multitud de Tiakamitas se está acercando hacia él y ahora lo han empezado a rodear, no creo que intenten hacerle algo, creo que solo quieren explicaciones... Justo es eso, es un desorden total, el bullicio parece desconcertar al amigo Tiakamita quien se ve algo molesto e indignado por todo el alboroto. No le han dejado hablar y por tal razón ha decidido alzar la voz frente a todos: grita tan alto que de pronto todos empiezan a guardar silencio, se están calmando, parece que por fin ha logrado controlar el momento, lo veo dirigir sus palabras con mucha emoción, como si estuviera contando una fantástica historia, seguramente está explicándole a todos sobre nuestra aparición, desde aquí puedo ver como señala al cielo y hace señales de destellos con sus manos, aquellos que prestan atención se ven muy sorprendidos, parece que creen todo lo que escuchan.  

—¿Qué creen que les esté diciendo? —se pregunta Neefar. 

—Qué llegamos volando por los cielos —le respondo con una leve sonrisa. 

Seguido, todos los Tiakamitas han vuelto a poner sus miradas sobre nosotros, no sé qué les habrá dicho porque de repente todos han empezado a lanzarnos gritos agudos... Estoy empezando a espantarme y veo que no soy el único, el resto de la Élite también lo está.  

—¡¿Qué está pasando?! —Klea se ve algo asustada. 

Con pasos lentos vienen hacia nosotros, se detienen y caen de rodillas, sus cabezas tocan el suelo y mientras guardan silencio abre paso a otros que intentan pasar entre ellos, los vemos acercarse con bandejas de frutas y carnes, al estar frente a nosotros ofrecen la comida a nuestros pies. 

—Es una muestra de respeto, nos están brindando de sus alimentos —dice Ashtaria mientras se agacha y agarrar una de las frutas. 

—No podemos comer de esto, no hasta analizarlo cuidadosamente —Neefar también se agacha y levanta la bandeja—. Creo que me llevaré esto. 

Ahora sabemos que tendremos cerca una mediana colonia de Tiakamitas, no nos dejarán solos y van a estar pendiente de todo lo que hagamos en su planeta.  

—No perdamos tiempo, regresemos a lo nuestro —Handul da media vuelta y dispone a irse. 

—Tienes razón, estos Tiakamitas no parecen que puedan poner en peligro nuestra misión —le responde Neefar, quien se despide de los Tiakamitas levantando la bandeja de frutas como muestra de agradecimiento. 

Todos vamos regresando sobre nuestros pasos, he volteado a verlos una última vez y puedo notar un pequeño grado de descontento, lo siento por ellos, tal vez querían conocer más de nosotros, pero Handul tiene razón, tenemos que continuar con la misión, pues hay miles de Mikadeanos que están esperando por nuestros análisis, no vinimos para hacer amigos. 

Solo basta con adentrándonos en la espesa selva para enseguida ser deleitados nuevamente por lo sonidos de su naturaleza, atravesaremos el lugar siendo guiados por los radares que tenemos en nuestros brazaletes, estos nos llevarán directo a las naves que deben seguir flotando. Avanzamos con calma mientras observamos con más detalle el lugar, y mientras contemplamos los alrededores podemos percatarnos de algunos Tiakamitas que nos han estado siguiendo; creen esconderse, nos siguen a escondidas entre los arbustos y al sentir que serán atrapados por nuestras miradas se esconden tras los troncos de los árboles. 

—Las flores de este planeta son tan hermosas —dice Neefar mientras toma una de muchas flores que adornan el suelo. 

La veo y creo estar frente a una radiante y cálida estrella, Neefar es amada por todas estas flores; qué hermosa es, incluso las flores parecen embellecer cuando ella las está viendo. No me atrevería a compararlas con ella, ni un millón alcanzaría para asemejar su belleza. Ella es la estrella que da vida en mi jardín, ella hace que florezca dentro de mí con cada sonrisa. 

—Chicos, voy a quedarme por aquí para analizar las plantas de este lugar —Neefar se ve muy emocionada, muy sonriente. 

—Sí, me parece bien —le responde Handul sin verle a la cara. 

—Yo igual voy a quedarme por aquí, también tengo que investigar qué tipo de seres vivos podemos encontrar por aquí —le digo viendo a cada uno de ellos. 

—Sí, después de todo es tu trabajo —Ashtaria responde con indiferencia. 

Handul, Klea, Ashtaria y Polh continúan el camino, yo me quedo junto a Neefar, como tiene que ser, o más bien, como quería que fuera. 

—Este lugar es fantástico, mira, las flores parecen haber creado un camino —dice Neefar al avanzar sobre un peculiar sendero de flores mientras yo sigo su paso—. Kiharu, no hace falta que me sigas. 

—Necesito seguirte, sabes que es difícil tenerte lejos. 

—Lo sé —de seguro se ha sonrojado.  

Caminamos sobre pequeñas flores de diferentes colores, específicamente rosadas, celestes y amarillas; sobre ellas vemos revolotear a diminutas criaturas con hermosas y delgadas alas azules, otras rojas y moradas. Sigo atrás de ella, voy cuidando su espalda. Su plateado y ondulado cabello podría deslumbrar entre tantos colores, pero para desgracia de la naturaleza, Neefar trae un casco puesto. 

La veo detenerse y se ha llevado las manos sobre el casco, algo la ha impresionado. —¡Esto es tan bello!, ¡será mi nuevo lugar favorito! 

«Neefar, ahora que estoy a tu lado puedo ver eso que te ha causado mucho asombro, estamos frente al lugar que tanto he visto en mis sueños, es el mismo riachuelo, las mismas melodías, esas que parecen provenir del cantar de los pequeños seres alados… Recuerdo escucharte decir que aún nos esperaba un lindo recuerdo, y ahora que estoy aquí, me pregunto…, ¿qué tipo de recuerdo podría ser?». 
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.