46. El secreto de la singularidad

«Aún recuerdo aquel momento que parecías haber caído del cielo, abrí mis brazos para atraparte y caíste mucho más acá, más adentro».  

¿Por qué tuve que atraparla tan tarde?... ¿Por qué de esa forma?... Soy tan ciego que hasta da coraje. Si tan solo me hubiese percatado en el momento indicado que me amaba, si la hubiese aceptado justo antes de que iniciara todo este lio, solo así podría haberle convencido de que realmente la amo, que no existe poder que pueda interferir en esto que siento. 

Estoy tan furioso que doy un gran salto directo hacia Trox, quiero desvanecerlo con tan solo tocarlo, quiero convertirlo en polvo a punta de puñetazos; pero resulta que es demasiado veloz para mí, ni siquiera llego a tenerlo cerca. 

Caigo al suelo, aún de pie, y en menos de un segundo soy agarrado por el cuello, lo tengo justo enfrente de mí. Sus ojos son color amarillo neón. 

—¿Dime, cuál es tu poder, amigo? —me pregunta mientras me asfixia. 

Sin poder respirar le asiento y sonrío con malicia. 

Como me tiene agarrado el cuello con ambas manos, yo uso mis dos manos, que siguen libres, para atrapar las suyas. Empiezo a robar su vida, está temblando, le veo exaltar los ojos y hacer fuerza para soltarse de mí, y de repente, desaparece.  

—¡¿Qué?! ¡¿Dónde está?! —se esfumó de mi vista, ni siquiera se desprendió de mis manos, simplemente desapareció. 

—¡Kiharu, atrás! 

¡Ese fue un gran golpe! Me ha golpeado con una fuerza increíble, voy rodando y golpeándome repetidas veces contra el suelo; logro detenerme usando mis piernas y mis manos, me levanto y tambaleo un poco por lo mareado que he quedado. 

A al estar estable escupo sangre y limpio mi mentón, parece que me he cortado la parte inferior del labio, por suerte no me he quebrando partes del cuerpo.  

Me repongo rápidamente y corro a toda velocidad hacia él, que ya tiene la mirada encima de Neefar. 

—¡¿Porqué nos atacas?!, no te hemos hecho algún mal —le pregunta Neefar. 

—¿En serio no saben por qué? —sigue avanzando hacia ella y luego de unas cuantas carcajadas, continua—. Parece que ustedes son nuevos en esto... Mira, lo que quiero de ustedes es el poder de su singularidad, en el momento en el que consiga todas las singularidades me convertiré en el creador de la existencia. ¡Seré el puto amo del universo! 

—Qué tipo tan patético. ¡Das pena, idiota! —grito al ver que nuevamente se ha escapado. 

—¿Cómo obtuviste esa singularidad?, no creo que te lo haya dado alguna deidad —Neefar le grita sin saber dónde está.  

—Tienes razón, lo robé. Maté al portador original y así lo heredé. Tuve la suerte de tocar su piel justo cuando estaba muriendo, y ahora mírenme… —vuelve a aparecer frente a mi vista extendiendo sus manos orgullosamente—. me veo fantástico. 

—¿Es eso cierto? 

Volteo hacia mi espalda al reconocer esa voz, es Handul, quien ha llegado junto con Ashtaria, Klea y Polh.  

No solo Handul es el sorprendido, todos están impactados al encontrarse frente a otro ser vivo portador de una singularidad. 

—Oh, llegaron más de ustedes, qué bien… Se prendió esta mierda —lo dice con una gran sonrisa.  

—Voy a tumbar tu cabeza y me quedaré con tu poder… —Handul le dice mientras va caminando hacia él. 

Luego de una mirada frívola hacia Handul, de pronto, la criatura desaparece de mi vista. Rápidamente busco a Handul y lo veo ser embestido y lanzado contra el suelo de forma despiadada. 

No dio tiempo de detenerle ni de prevenirle a Handul; el pobre ha quedado tirado en el suelo. Lo veo muy aturdido, aún en el suelo se lleva las manos al casco como si intentara calmar el dolor.  

Handul no se ha levantado por completo cuando, de repente, se siente una fuerza que empieza a arrastrarnos a todos. 

—¡¡¿Qué está pasando?!! —grito en pánico. 

—¡¡Todos clavados al suelo!! —es la orden de Neefar, todos volteamos a verla y así le veo usar su poder por primera vez… Es impresionante. 

Sus ojos reflejan mucha concentración, el suelo que está a su alrededor se ha levantado entre ella, plantas, rocas, todo se va mezclando frente a la palma de sus manos, todo es arrastrado por la gravedad que ha creado, si no fuese porque estamos clavados con nuestras armas sobre el suelo, también estaríamos siendo arrastrados. 

—¡¡¿Qué?!! —Trox también está siendo arrastrado, fue detenido por Neefar estando a poca distancia de golpear a Klea. 

Se ve tan poderosa y a la vez tan temible, Neefar parece no ser afectada por su gravedad, la veo crear armas punzantes que salen de su espalda, entonces, espera a que Trox llegue frente a ella para así acabar con él. 

Y así lo veo ser arrastrado, Trox ha pasado a mi lado tan descontrolado y a toda velocidad… Va directo hacia la gran masa que se ha formado frente a las palmas de Neefar, y antes de chocar, el desgraciado desaparece nuevamente. 

—¡Maldición!, no de nuevo... Escapó —Neefar se ve muy frustrada. 

Si Trox aún estuviese aquí ya hubiese sido arrastrado nuevamente por la gravedad, pero no es así. Neefar se percata de eso y con su mano izquierda empieza a disminuir la gravedad.  

Todo regresa a la normalidad. Nos desclavamos del suelo y nos levantamos con mucha cautela. Neefar aún esta arisca; con su mirada está escaneado los alrededores, su rostro está inundado en miedo, teme volver a encontrarlo, o tal vez teme el tener que volver a usar su poder. 

—No ha regresado, parece que se fue huyendo lejos —digo mientras me voy levantando del piso. 

—Hay más como ustedes y por lo que entiendo, es un gran problema —Klea va caminando hacia Neefar que, se sienta sobre el pasto con su rostro escondido entre las rodillas. 

—Así es, podríamos poner en riesgo la misión —Neefar levanta su rostro y me mira con unos ojos dolientes—. No podemos estar cerca, Kiharu, tenemos que alejarnos. 

Corro hacia ella desesperado por hacerle cambiar de parecer, pero termino deteniéndome porque no sé qué hacer, tal vez ella tenga la maldita razón. 

«Últimamente soy malo para proteger a las personas que quiero y eso me da miedo, siento mucho miedo».