Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

47. El enfrentamiento contra Handul

«Llegué al cielo y aún así no pude alcanzarte». 

El amor no se me da bien; cuando por fin llego a amar a alguien que me corresponde, el destino se inventa alguna excusa para mantenerme lejos. 

Ahora creo que la he perdido. Parece que en esta vida no se me permite ser amado.... 

Disimuladamente la busco con la mirada y ahí la veo..., tan perfecta y bajo un tenue y rojizo atardecer que se deja apreciar entre las pequeñas brechas que hay entre las copas de los arboles. 

Qué estúpido fui, por fuera estuve buscando a alguien que me amara sin saber que tú ya estabas conmigo, pero yo no contigo. 

—Regresemos a la zona del asentamiento y esperemos a que Kimku y Brawn regresen de su exploración —ordena Handul.  

Desde nuestros brazaletes hemos activado el piloto automático de las naves, enviamos nuestra ubicación como destino y justo ahora las tenemos sobre nuestras cabezas con la zona de abducción lista para ser usadas.  

Sabemos que es peligroso regresar entre la oscuridad y es que a esta hora no se puede contemplar nada de este lugar, así que subimos a las naves y regresamos a ese campo donde estará el futuro asentamiento.  

Al llegar al lugar, Neefar es la primera en salir de la nave, parece que Polh también ha confiado en los análisis de ella y ha bajado sin casco, sonríe y respira profundamente el aire de Tiakam; no solo él confía, parece que todos han empezado a bajar sin casco, los veo contemplar y disfrutan de cada detalle del paisaje. Nadie quiere romper el silencio que recién nos acompaña, justo ahora no hay motivo suficiente para hacerlo. 

No pasa mucho tiempo cuando regresamos a la realidad, Handul es el primero en mostrar su rostro de preocupación, y al verlo así, todos caemos en lo que está pensado, porque entendemos que las cosas se ha complicado de una manera imprevista. Trox sabe que para acabar conmigo o con Neefar le tocará pasar por encima de la élite, y ellos temen eso, porque no tienen forma de defenderse, el enemigo anda suelto por ahí y en cualquier momento podría aparecer. 

—¡Maldición! —Handul intenta liberar su furia pateando y mandando a volar una piedra—. ¡¿Cómo podemos combatir a alguien como él?! ¡Tengo que pensar en algo rápido antes de que regrese!, podría matarnos con facilidad. 

—Yo estaré ahí, estaré para protegerles —lo digo con la mirada agachada. 

—¡Imbécil! —da media vuelta y me agarra por el cuello. 

¡Me está asfixiando!... 

—¡Handul, suéltalo! —grita Ashtaria al ver como mi hermano empieza a ahogarme. 

No puedo respirar... 

—¡Handul, ya! ¡Déjalo! —Polh intenta liberar mi cuello de las manos de Handul.  

Está fuera de sí, me aterran sus ojos llenos de fuego y de cólera, es como un maldito agujero oscuro que está a punto de absorberme.  

—¡¡Handul!! —el grito de Ashtaria ha sido tan fuerte que hace reaccionar a Handul y así ha logrado que suelte mi cuello.  

—Te crees mucha mierda ahora que tienes ese poder... —me dice mientras trato de recuperar el aire—. ¡Yo hubiera aprovechado mejor ese poder! ¡¡¿Por qué aún no he recibido uno?!! 

—¡No lo se!... yo solo fui... digno... —lo digo entre jadeos. 

—¡Soy más digno que tú! —ha acercado su rostro al mío de una forma desafiante. 

—¡Vamos Handul!, ya cálmate —Klea trata de alejarlo de mí, pero él no se deja. 

—Intentaste matarme, eso te convierte en el menos apropiado...; incluso podría jurar que ya has matado a... —me interrumpe golpeando con fuerza mi rostro. Me ha dejado tambaleando. 

Enseguida todos intentan detener a Handul sin percatarse de lo furioso que estoy, es tanto que inmediatamente me lanzo contra Handul dándole un puñetazo en el abdomen, para su suerte, la armadura de nanopartículas amortiguó un poco el golpe. 

—¡Kiharu, no! —Ashtaria se interpone empujándome lejos de Handul, pero él está tan descontrolado que no le importa y se lanza contra mí en modo ataque, desde su mano derecha ha creado una especie de espada, me ataca con ella, pero yo logro evadirlo con facilidad. 

—¡Mírate!, la envidia te tiene mal —le digo al evadir su segundo ataque. 

—¡Kiharu, no sigas! —me grita Neefar, quien está entrado en modo ataque. 

Todos lo de la élite también entran en modo ataque y mientras tanto a mi alrededor empiezan a aparecer varios Tiakamitas, vienen empuñando lanzas y armas de piedras. 

—¡¿Qué es todo esto?! —Handul se ve muy impresionado. 

Los Tiakamitas están de mi lado, son unos veinte y se ven muy molestos. Esto provoca que Handul suelte fuertes carcajadas, me mira con un rostro cínico y lleno de ira. 

—¡Tremendo ejército, Kiharu! 

—¡Ja!... Yo no he formado un ejército, ellos me eligieron a mí, ellos sabe que ahora soy superior a ti, para ellos soy un Dios —mis palabras hacen que Handul apriete sus puños—. Cada vez que miras estos ojos neones ardes de envidia —lo digo señalando mis ojos—, me tienes envidia, hermano, y ahora que estamos fuera de Mikadea el mundo entero se pone de mi lado.  

Handul intenta nuevamente atacarme, pero es detenido y amarrado por largas extensiones que salen de los trajes de Neefar, Polh y Ashtaria. 

—¡Ya cállate de una maldita vez! —Klea me grita muy enfadada, me ha agarrado del brazo y me lleva con ella—. Chicos, yo me encargo de Kiharu, ustedes tranquilicen a Handul. 

Todos le asienten a Klea y así soy arrastrado lejos de todos, estando con los Tiakamitas escoltando mi espalda, bajo las sombras de una noche que está por llegar. 

—¿Con que el dios de Tiakam? —gira su rostro y me sonríe. 

—Lo siento..., es que ha pasado tantas cosas en tan poco tiempo... Me siento tan agotado, tan abrumado... 

La veo correr a una gran roca, la ha empezado a trepar y termina sentándose sobre ella, con las rodillas sosteniendo sus brazos. 

—Comprendo que estés aterrado con la aparición de ese extraño Tiakamita; es muy avanzado, es fuerte, veloz…, y aparte puede hablar nuestro lenguaje. 

—Te equivocaste en algo. 

—¿Qué? 

—No es de este planeta... 

—¿Él dijo eso? 

—Sí —doy un gran suspiro— dijo tantas cosas... 

—¿Qué más dijo? —me pregunta con mucho interés. 

—Que cuando Neefar y yo estamos cerca elevamos los niveles de algún tipo de potencia de atracción, haciendo que otros portadores de singularidad puedan rastréanos. 

—Espera... No te entendí nada, dilo de otra forma. 

—Que Neefar y yo no podemos estar juntos porque otros portadores podrían encontrarnos, así es como él nos encontró. 

Se ha quedado pensativa, ha agachado la cabeza y luego deja ir un gran suspiro. 

—Sé que has pensado alejarte de ella, incluso recuerdo que ella te lo pidió. 

—Necesito estar lejos de ella, lo más lejos posible —lo digo cabizbajo. 

Klea ha saltado desde lo alto de la piedra y cae de pies frente a mí, me ha sorprendido tanto que termino conectando con sus ojos, un Violeta que resalta bajo la luz de la noche. 

—¿Kiharu, crees que es buena idea dejarla sola?, yo no lo creo; en cualquier momento va a aparecer ese tipo y si la encuentra sola las posibilidades de morir para ella serían altas —con sus manos sostiene mis mejillas y me habla de forma contundente—. Ustedes deben permanecer juntos, solo así son más fuerte que él y que cualquier otro portador que aparezca. 

«Klea, siempre que me ves destruido sacas a relucir tus alas y me haces recordar que yo también tengo unas, que puedo usarlas y empezar a volar». 
 




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