Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

48. La protegeré

Su sonrisa es muy cálida y reconfortante, sus manos sobre mis mejillas sostienen mi rostro evitando que en algún momento intente agachar la mirada; ella no quiere verme rendido, sabe lo mucho que aprecio a Neefar…, pero no conoce mis verdaderos sentimientos.  

Creo que puedo confiar en ella y confesarle todo, que amo a su mejor amiga y que justo ahora estoy conteniéndome para no salir corriendo hacia ella. 

—También me preocupo por ella, es mi mejor amiga, así que, por favor, no la dejes sola —Klea deja caer sus manos desde mis mejillas y ahora las ha puesto sobre mis hombros—. Prométemelo... 

—Es que... —por mi mente pasan recuerdos de la guerra contra los Croolers—. Últimamente no puedo proteger a nadie, Klea. Tal vez ella pueda protegerse mejor sin mí, yo solo complicaría más las cosas. 

—¡¿Y si le pasa algo?!... Estoy segura que vas a lamentarte y a sentirte culpable por ser un cobarde —aprieta sus manos sobre mis hombros—. ¡Te conozco, Kiharu!; y me conozco también. Sé que te odiaré si le llega a pasarle algo a Neefar sabiendo que tú podías protegerla y que ni siquiera lo intentaste. 

Lo Intentaría todo, la protegería hasta sudar la última gota y, aunque no tenga energías para pelear por ella, aun así seguiría protegiéndola; es lo que me hace ser quien soy.  

—La protegeré... 

—Lo sé... 

—Porque la amo. 

—Eso no lo sabía —luce muy impresionada. 

Ha apartado sus manos de mis hombros y ha retrocedido un par de pasos. 

—¿En qué momento empezamos a hablar sobre Ashtaria? —me pregunta. 

—No estamos hablando de Ashtaria. 

Está impactada, levanta sus manos y con señas me pide calma. 

—Espera..., ¡¿te enamoraste de Neefar?! —me ve con ojos exaltados. 

—Sí, Klea. 

—¡¿Pero en qué momento?! 

—¡No lo sé! 

—¡Kiharu, pero tú estás enamorado de Ashtaria! 

—Al morir Ashtaria yo... estaba tan vulnerable que la vi y encontré en ella tantas cosas que antes no notaba... 

—¡No, no lo puedo creer! 

—Me enamoré de Neefar. 

—¡Kiharu, no la ilusiones!... ¡No puedes enamorarla! —vuelve a sujetarme por los hombros. 

—Es tarde... 

—¿Qué intentas decir? 

—Ella se enamoró primero y yo no lo noté hasta ahora. 

Klea está tan impactada que ha abierto su boca con mucho asombro y luego pasa sus manos por su cara. 

—Neefar me amó en secreto desde que estábamos en el centro de aprendizaje. 

—¡Espera!, ¿todo este tiempo Neefar…? —lo dice mientras fija sus ojos sobre la distancia, justo sobre Neefar—. No me imagino a Neefar sacando valor para confesarse. 

—Fui yo..., me le confesé después de que ella recibiera el poder de la singularidad.  

—Ambos se corresponden...—Klea regresa a la roca y se vuelve a sentar sobre ella. 

—Sí, y con este poder nos atraemos más. Hace un momento Trox nos dijo que nuestra potencia de atracción es tan grande que nos hace creer que nos queremos, y él aseguró que lo que sentimos ambos no es amor.  

—Y ahora Neefar debe estar creyendo que realmente no la amas. 

—Exacto. 

El silencio entre ambos y el rostro de confusión de Klea me da a entender de que mi situación es pésima. 

Camino hacia ella y me siento a su lado en la misma roca. 

—Kiharu... —su mirada es confusa y lejana. 

—Dime. 

—¿Aún amas a Ashtaria? —pregunta buscando mi rostro. 

Después de un gran suspiro le respondo: 

—Siento que ya la estoy superando. He amado a Astharia desde que era un niño, ¿cómo podría dejar de amarla de un día a otro? 

—La pregunta es: ¿Cómo puedes decir que la amas si dices amar a alguien más? Eso es traicionar tus propios sentimientos. 

—¡Lo sé!, pero fueron treinta días, Klea. En ese tiempo traté de olvidarla y Neefar era quien estaba a mi lado y... 

—Kiharu —me interrumpe—, eres muy fácil de enamorar —se me queda viendo con una sonrisa burlona—. Evita enamorarte de mí, ¿ok? 

—Créeme que es lo último que quiero que pase.  

—¿Cómo debería tratarte para que no te enamores de mí? —muestra sus dientes con una sonrisa. 

—Ya..., basta —ha logrado sacarme una sonrisa. 

Dirijo mi mirada hacia la lejanía, justo donde están mis compañeros de la élite. No me di cuenta en qué momento han llegado Brawn y Kimku, los veo charlar con Handul mientras Ashtaria y Neefar están contemplando el cielo, también parecen estar charlando.   

—Necesito hablar con Neefar, pero aún no es el momento —digo sin apartar la vista sobre Neefar. 

—Por ahora, al único que mantendré lejos de mí es a Handul.  

—Estoy de acuerdo. 

Me he quedado viendo el paisaje que hay sobre mi cabeza, un infinito cielo lleno de estrellas, es un espectáculo que no se puede encontrar en Mikadea, estrellas estáticas y algunas otras que van de paso. Es un cielo que siempre está en movimiento, ya sea de día o de noche, es realmente fascinante. 

Volteo a ver a Klea y la encuentro disfrutando del paisaje, sonríe y suspira hacia el cielo... ¿Quién no podría amar una noche tan brillante como esta? 

—La noche es muy fresca, tanto como una tarde en Mikadea —le digo. 

—Sí, ya lo sabía. 

—¿Ya lo sabías? Claro, supongo que ya has finalizado con los análisis del clima. 

—Sí, justo antes de salir de la nave nodriza. 

—Qué eficiente... 

—Me extraña que te sorprenda... Justo ahora estamos en el tiempo de las flores y de las cosechas; luego de esta estación se vienen los calores fuertes, muy fuertes.    

—Cierto, no necesitas estar sobre Tiakam para conocer el clima del planeta. 

—Así es... Lo que podemos esperar en estos tiempos son lluvias, hay que ver cómo salieron los resultados de los análisis de agua que hizo Neefar.  

—Le fue muy bien, incluso tocó el agua con sus manos y, por lo que ves, no se le ha caído la mano aún. 

—Genial, entonces no hay problemas con correr bajo la lluvia —me sonríe a boca cerrada. 

—Me avisas para salir a correr juntos —le sonrío de la misma manera. 

Klea me asiente mientras sonríe y se levanta de la roca; entonces me toma de la mano y me jala para llevarme de regreso con el grupo. 

—Es hora de regresar a la nave nodriza. 

Al llegar junto al grupo puedo sentir cómo todo se torna pesado. Mi presencia incomoda a Neefar, Ashtaria y Handul.  

—Handul, ya deberíamos regresar —dice Klea. 

—Sí, tienes razón. Toca regresar mañana para iniciar con los trabajos. 

Todos hemos subido a las naves, en pocos minutos ya nos encontrábamos aterrizando sobre la plataforma de aterrizaje de la nave nodriza. 

Entro a mi recámara y antes de poder ir a dormir debemos enviar los reporte de los análisis a mi padre, así que me siento en la silla del escritorio y uso el ordenador. Estos análisis llegarán a Mikadea en la brevedad, quizá se tenga respuesta mañana. 

Estiro mis brazos, bostezo y me levanto del escritorio para ir a darme una ducha antes de ir a la cama, pero justo cuando estoy quitándome el nanotraje alguien toca a mi puerta. Me tapo la cintura con una toalla y me dirijo a ver quién es. 

Al abrir la puerta me sorprendo al encontrar unos hermosos ojos dorados. 

—Kiharu, te-tenemos que hablar —Ashtaria se ve algo incómoda al encontrarme en toallas. 
 




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