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50. Directrices en Tiakam

El verde pasto que escapa de mis pisadas danza al son del viento, solo la naturaleza se deja escuchar, los Tiakamitas y los Mikadeanos guardamos silencio para escuchar lo que tenga que decirnos las chicas de la élite. 

Neefar da un paso adelante y con una respiración honda trata de controlar sus nerviosismos. Ella no es de dar discursos frente a multitudes, pero es su deber, todos necesitan saber cuales fueron los resultados de los análisis realizados ayer. 

—Hermanos Mikadeanos, bienvenidos a Tiakam. Pude ver como todos han disfrutado de su llegada, respiraron la atmósfera y han sentido lo olores de esta naturaleza, este mundo es fascinante, cuenta con una gran diversidad de plantas y seres vivos..., pero de eso no me tocará hablarles ahora —Neefar gira su rostro buscando mis ojos, y al encontrarlos, rápidamente aparta la mirada—. Todos estamos aquí sin necesidad de usar algún tipo de casco, con esto es obvio que los análisis de ayer arrojaron resultados positivos respecto al aire; podemos respirarlo sin problema —Neefar abre su maletín, saca una botella con agua y bebe de ella—. Referente al agua, no hay problema con beber de ella, siempre y cuando venga de los ríos. Las aguas que provengan de los ríos y de las lluvias estarán libres de algún compuesto que pueda afectar nuestra piel; podemos limpiar nuestros cuerpos con las aguas de Tiakam y si llegaran a causar alguna extraña reacción en la piel, deberán acudir de inmediato al centro médico que será instalado desde hoy en el asentamiento. En los próximos días voy a estar trabajando junto a Klea para observar cuales son las semillas Mikadeanas que den frutos en este planeta, y también estaremos analizando los frutos que sean oriundos de estos suelo.  

Neefar da un paso atrás y asiente a Klea dándole a entender de que ha llegado su turno para hablar. 

—Por favor, sigan estas instrucciones. No ingieran nada que provenga de este planeta, exceptuando, por supuesto, el agua; comer cualquier cosa podría ser mortal. Por ahora vamos a alimentarnos de los abastecimientos alimentarios provenientes de Mikadea.  

»Haremos los respectivos análisis en cada fruto que crezca en Tiakam y estaremos comunicando de todo aquello que esté aprobado para consumir. 

»Como ya habrán notado, este es un planeta muy caliente, nuestra piel es muy sensible a los rayos ultravioletas provenientes de la estrella, necesitarán utilizar este protector solar cada 12 horas —Neefar saca de su maletín un tubo con protector solar y Klea le señala—, si pasan por alto esta orden podrían tener afectaciones sobre la piel, como por ejemplo, quemaduras de alto grado. Recuerden tomar mucha agua durante el día, esta estrella va a consumir gran parte de nuestras energías; antes de iniciar cualquier trabajo, debemos asegurarnos de estar hidratados y haber comido apropiadamente. Los días en Tiakam son más agotadores que en Mikadea, ¿cierto, Tamarath? 

—Así es, Klea. Un día en Tiakam equivale a dos días Mikadeanos, puesto que es un planeta que está más cerca del núcleo de su estrella y esto hace que su rotación sea más lenta que la de Mikadea. Así que nos va a tocar dormir bajo calor y a mitad del día cuando el sol esté en su máximo esplendor. Comprendo que va a ser casi imposible conciliar el sueño con estos calores, pero esto será hasta que tengamos la maquinaria necesaria para acondicionar con sistemas de enfriamiento dentro de cada edificio. No podemos darnos el lujo de ir a dormir cada ocho horas a la nave nodriza, eso nos haría perder mucho tiempo, así que lamento que al principio tengan que pasar por esto, prometo que será temporal. 

»Ahora les hablaré sobre las orbitas de Tiakam, también es muy diferente a lo que conocíamos en Mikadea, puedo asegurar que las orbitas vamos a completarla en menos tiempo que Mikadea. Este planeta también tiene a un Luham mucho más pequeño, lo podrán apreciar en un par de hora cuando caiga la noche, es el único satélite que tiene este planeta y eso hace de los océanos mucho más serenos que los de Mikadea. Por último, y muy importante: no hay peligro de accidentes cósmicos, este planeta estará a salvo durante millones de órbitas.   

Hace cuatro horas que la reunión terminó, ya todos los Mikadeanos se encuentran trabajando en el ensamblaje de las maquinarias que realizarán los cortes de los bloques que darán forma a los edificios. Polh y Brawn se encuentra supervisando las maquinarias y el resto de la élite nos encontramos instalando una gran nanocarpa que servirá de centro médico, este será liderado por Neefar.  

—Espero con ansias el día en el que salgan los primeros edificios de nanopartículas —dice Kimku mientras entierra pequeñas estacas que darán soporte a la estructura de la carpa. 

—Bueno, la creación de nuestros nanotrajes requiere de mucho tiempo y esfuerzo —responde Neefar, mientras ayuda enterrando las estacas—, pasarán muchas órbitas para poder ver tal tecnología, por ahora disfrutemos de las nanopartículas de tela. 

La nanocarpa se instala por completo y automáticamente se activa el sistema de nanopartículas. Toda la estructura se empieza a cubrir por una gran capa de tela color celeste, fue cuestión de segundos para que se completara la instalación, ahora solo falta amueblar el lugar; Neefar y otros diez obreros ya se estarán encargando de eso. 

Una bandeja de frutas es colocada a un lado de mis pies, al buscar al responsable me encuentro con un Tiakamita y tras de él, otros cinco más. 

—Vaya, gracias —justo recuerdo que no hablamos el mismo lenguaje, así que termino regalándoles una gratificante sonrisa y ellos de la misma forma me sonríen para luego alejarse corriendo. 

—Veo que los Tiakamitas te aman, qué afortunado —dice Klea mientras la veo venir caminando a mí. 

—Ellos creen que soy un ser celestial todo poderoso. 

—Claro, tu armadura resalta de entre todos, para ellos debes ser el ser supremo de nuestra raza. 

—Sí, creo que justo así me están viendo. 

—No solo ellos, también los Mikadeanos. 

—Entonces te diste cuenta… 

—Claro, toda la élite tuvo que haberse dado cuenta. 

—Maldición, no quiero tener problemas con Handul, de seguro eso le puede llegar a molestar. 

—Ya está muy molesto —sus ojos buscan a Handul—. Míralo, desde que llegamos ha tenido la misma cara amargada. 

—Tienes razón... ¿Qué debería hacer? 

—Nada. Todos te aman, solo déjate amar —me sonríe mostrando sus dientes. 

Dos horas han pasado y el cansancio nos ha alcanzado; es hora de recuperar energías. Todos los Mikadeanos estamos regresando a las naves mineras para así regresar a la nave nodriza y poder dormir en nuestras habitaciones.  

Nos encontramos atravesando la atmósfera del planeta, nos tomará mas tiempo de los que nos tomó ayer, las naves mineras son mucho más lentas que las naves de la fuerza armada; tomará unos 30 minutos llegar a la nave nodrizas.  

Transcurrido el viaje, todas las naves mineras se adentran por los canales que dan a la plataforma de aterrizaje de la nave nodriza, nos bajamos de las naves y para salir de aquí caminamos a través de la zona de evacuación de la plataforma. Un gran grupo de Mikadeanos se adelantan a mis pasos, y al verme, me saludan de forma muy respetuosa.  

«¿Qué es esta sensación?».  

Tras mi espalda puedo sentir una mirada pesada, un aura oscura, así que decido girar mi rostro hacia atrás, y entonces es cuando me encuentro con un rostro repleto en cólera: Handul está furioso, varios de los Mikadeanos pasan a su lado y ni le determinan. 

Parece que nuevamente tendré que enfrentarlo. 
 




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