Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

53. Podemos volver a trabajar juntos

Amanecer en la misma cama y encontrarla tan hermosa sobre mi pecho me hace sentir como un pétalo que recién ha despegado con el viento, tan liviano y despreocupado, dispuesto a enfrentar al mundo con tal de mantenerla así, a mi lado. 

«Sabes, Neefar..., días atrás creí que si llegaba al trono podría tenerlo todo, eso fue hasta que me enamoré de ti». 

Su brazo cruza por todo mi pecho y su rostro reposa sobre mi hombro mientras acaricio y juego con las ondulaciones de su cabello; aún sigue dormida, me acomodo para quedar frente a ella, la abrazo por la cintura, y bajo las sabanas entrecruzo mis piernas con las de ella. El estar así me hace entender lo corta que es la mañana, ojalá pudiera quedarme así por lo menos un día entero. 

Aún somnolienta, empieza a abrir los ojos dejando expuesto el celeste extravagante de sus ojos. 

—Buen día —susurra y sonríe mientras aparta el cabello que cae sobre mi oreja. 

—Buen día, corazón. 

—Deberíamos estar arreglándonos, estamos algo tarde. 

—¿No podemos quedarnos así un rato más? 

—No —lo dice muy cerca de mis labios, mientras delinea mis pectorales con su índice. 

Ambos nos levantamos de la cama y nos alistamos para salir rumbo hacia Tiakam. La habitación es inundada por el aroma a té de hiervas que normalmente hace Neefar todas las mañanas, justo ahora se encuentra en la cocina, preparando algo para comer. 

—Daría cualquier cosa por despertar todos los días con este aroma —le digo al abrazarla tras su espalda. 

—¿Me estás pidiendo indirectamente que venga a dormir contigo todas las noches? 

—¿Tan obvio soy? —beso tras su oreja y ella se estremece de cosquilleo. 

Luego de terminar de comer agarramos nuestros equipos y nos disponemos a salir de la habitación. Al abrir la puerta pasa algo inesperado, en la habitación de enfrente vemos salir a Ashtaria y a Handul. 

—¡Ey..., pero qué sorpresa! —Handul se ha dado cuenta de que tengo algo con Neefar, lo veo en sus ojos, ha comprendido todo. Y en cuanto a Ashtaria, luce muy impactada, como si hubiera visto la escena de su propia muerte... En su mente debe estar preguntándose muchas cosas. 

—¡Por favor, chicos..., no digan nada! —Neefar les suplica con un rostro nervioso. Parece que estaremos al igual que ellos, a escondidas... 

—Tra-Tranquila..., ahora compartimos secretos —Ashtaria trata de sonreír, pero no le sale muy bien. 

«¿Qué te está pasando, Ashtaria? Espero y no me armes un drama por esto, no deberías».  

Los cuatros vamos caminando en silencio y sin cruzar miradas, solo el eco de nuestros pasos resuena a través del pasillo que da a la plataforma de despegue, me gustaría dejar todo claro y gritarlo a todo pulmón, pero primero tengo que hablarlo con Neefar.  

Al llegar, una puerta metálica se desliza frente a nosotros y de inmediato el bullicio de todos los obreros anula por completo aquel momento incomodo.  

—¡Señores, regresemos a Tiakam! —Handul les grita con fervor, y así, todos los obreros le obedecen en la brevedad, cada uno selecciona y se acomoda dentro de una nave minera. 

Las naves encienden sus motores, de inmediato las coordenadas son ingresadas al sistema de navegación y partimos con rumbo fijo a Tiakam. A partir de ahora la élite puede ir y regresar; las naves de la fuerza armada son mucho más rápidas y tienen las armas que podrían salvarnos de cualquier posible invasor. 

Junto con nosotros, una gran cantidad de naves mineras y unas cuantas de la fuerza armada ingresan a la atmósfera de Tiakam, el cielo resplandece sobre las plateadas alas de las naves de la fuerza armada, y las blancas nubes se reflejan sobre las aconadas naves mineras. El día será bueno, siempre y cuando no caiga la lluvia. 

Al llegar al área de trabajo todas las naves son estacionadas en suspensión sobre las amplias llanuras aledaña a la zona de construcción, todos bajamos de las naves y nos detenemos frente a un rígido Polh. 

—¡Señores, cada uno conoce sus deberes de hoy! —grita frente a la gran multitud de obreros—. ¡Es hora de continuar con los trabajos! 

El grito animado de los obreros sacude y estremece a cientos de seres alados que reposaban dentro de las copas de los árboles más cercanos, estamos bajo una mañana fresca y radiante, pero según los datos de Klea, la tarde será muy calurosa. 

Los obreros han iniciado con los trabajos, las grandes maquinarias escarban y mojan el suelo para así crear el barro que conformará las paredes. El suelo se sacude y el escandaloso sonido de las perforaciones podría llegar a varios kilómetros de distancia. La acilla es comprimida y da forma a cada ladrillo; se pudo hacer de piedra, pero necesitábamos garantizar mayor frescura para los Mikadeanos, este planeta es muy caliente y podrían empezar a enfermarse pronto. 

—¡Bien, los ladrillos vayan apilándolos de este lado! —grita Polh a los obreros que manejan las maquinarias. 

Polh es quien liderará este día dando inicio a las construcciones de los asentamientos; Brawn seguirá supervisando el uso y funcionamiento de las grandes maquinarias que ayer se instalaron; Handul, como siempre, encargado de la seguridad de todos; Neefar está a cargo de la salud física de cada obrero; Kimku estará analizando la logística para la recolecta y despacho de los minerales; y Ashtaria, Klea y yo, estaremos explorando en busca de alimentos y frutos que puedan ser ingeridos sin ningún tipo de riesgo. 

—¿Ashtaria, dónde está metida Klea? —le pregunto mientras viene caminando hacia mí. 

—Me pareció verla hablando con Polh. 

—¿Vamos a buscarla? 

Se inca de hombros y responde: 

—Será... 

Juntos caminamos entre las profundas fundaciones que darán soporte a las grandes estructuras, al pasar frente a los obreros estos nos saludan cortésmente y de igual manera le saludamos…; se ven aún con energía, el sudor a temprana hora podría representar un problema para cuando el sol apriete con fuerza. 

—Señor Kiharu, le apoyamos en la próxima posesión del trono —un obrero grita a lo lejos, observo rápidamente a mi alrededor para buscar, no al obrero, sino a Handul... Esto es tan grave que podría crear un gran conflicto entre ambos. 

—¡Kiharu! —Ashtaria detiene mis pasos al pararse frente a mí—, ¡¿estás loco?! —se ve muy molesta. 

—¡No, no!..., es un mal entendido. 

—No quiero pensar que buscas quitarle trono a tu hermano.  

—Ni siquiera lo pienses, no le quitaré el trono a Handul. 

—¿Entonces por qué últimamente todos los obreros alaban y honran el nombre del Gran Kiharu? 

Luego de unas cuantas risas le respondo: 

—No exageres, no creo que sea para tanto. 

—¡¿Que no es para tanto?!... De seguro dentro de cada habitación deben tener una estatuilla tuya sentado en el trono. 

Esta es la Ashtaria que en algún momento llegué a amar, siempre exagerando las cosas..., pero las heridas y el tiempo han hecho que mis sentimientos cambien. Mi corazón ya no se vuelve un total desastre cuando la tengo cerca, ya no es ella a quien amo..., es más, desde aquí la puedo ver, es Neefar a quien amo, esta asiste a los obreros que se ven más exhaustos, les ofrece bebidas e hidratantes para que se mantengan con energía; incluso, juraría que algunos simplemente simulan sentirse cansados solo para que Neefar se les acerque y eso… me hace sentir un poco... ¿celoso? 

—Señorita Neefar, ese color de lentes le queda muy bien —desde aquí puedo escuchar al desgraciado. 

—¿En serio?... ¡Gracias! —muero de celos al ver como le sonríe. 

Un golpecito en el hombro me hace regresar a mis asuntos. 

—Si las miradas mataran… pobre de aquel... —dice Ashtaria viendo hacia el horizonte. Realmente no sé qué decirle, solo se me ocurre agachar la mirada y sonreír apenado. 

Klea sale a la vista, ella parece estar charlando con Polh. 

—¡Klea! —Ashtaria le grita y levanta la mano para saludarla. Klea deja de hablar con Polh y se aproxima hacia nosotros. 

—Klea, lamento interrumpir tu conversa con Polh... Ya estamos listos para salir a explorar. 

—Chicos, lo siento; Polh me ha pedido analizar el suelo para las futuras plantaciones, tenemos que sembrar las semillas Mikadeana lo más pronto posible. 

—Oh..., bueno. 

—Vayan ustedes —Klea me interrumpe. 

—¿Los dos... solos? —Ashtaria se pregunta algo incomoda. 

—Oh..., chicos. 

—Está bien —Interrumpo la frase suspicaz de Klea. Frente a los oídos de Ashtaria se supone que Klea no sabe nada de nosotros—. Siempre hemos trabajado junto, no hay problemas con eso. 

«Podemos volver a trabajar juntos, no hay problema..., ¿verdad, Ashtaria?». 
 




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