Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

54. Explorando juntos


La estrella ha intensificado su calor, levanto la mirada al incandescente cielo y encuentro un celeste despejado de nubes; es un día tan radiante y picante que produce cierto ardor en la piel.  

Frente a mí va caminando Ashtaria, ambos nos encontramos trabajamos en la búsqueda de frutos comestibles y se nos ocurrió ir a la aldea de los Tiakamitas. Ellos podrían tener un sistema digestivo parecido al de nosotros, mucho de lo que ellos comen puede ser útil para nuestra supervivencia.  

Al ir caminado dentro del bosque no puedo evitar recordar a Neefar, la naturaleza y el olor a flores silvestre me la recuerdan en cada instante; por mi mente aún pasan recuerdos de su cabello esparcido sobre el pasto y flores, aquel sudor deslizándose por su cuello y sus ojos gritando un «te amo» bajo las estrellas que me provocan suspirar.  

—Es por aquí, ¿verdad? —me pregunta Ashtaria.  

—Ah, sí..., ya estamos cerca.  

Entonces se detiene y voltea a verme con un rostro interrogativo.  

—Estás muy distraído... ¿Pasó algo?  

—No, tranquila. Todo está bien.  

Ella me sonríe asintiendo a mi respuesta. En otras circunstancias me habría derretido solo con esa expresión en su rostro.  

Seguimos avanzando y algunos Tiakamitas llegan a nuestra cercanía, nos observan desde lo lejos y siguen nuestros pasos. Ellos siempre están pendientes de lo que hacemos, incluso han estado viendo a la distancia como los Mikadeanos levantamos paredes sobre sus suelos.  

—¿También puedes escucharlos? —Ashtaria gira buscando mi rostro—. Me pregunto qué estarán haciendo, se escucha un tremendo bullicio.  

—Tienes razón, también puedo escucharlo.  

Ya estamos cerca de la aldea, se puede sentir un olor a humo y a leña quemada.  

—Sabes, me gustaría poder analizar el cuerpo de un Tiakamita, eso ayudaría mucho con las investigaciones —digo mientras empiezo a divisar la aldea.  

—Estoy de acuerdo, puede que seamos muy parecidos en ciertos aspectos —me responde mientras observa a algunos Tiakamitas.  

—Sí, nuestros antepasados primitivos también eran peludos y grotescos...; no eran tan oscuros, pero puede ser que tengamos algunas otras cosas en común.  

Al llegar a la aldea nos encontramos con una amplia fosa de lodo y con varios Tiakamitas dentro. Parecen estar removiendo y escarbando el fondo con sus propias manos..., pero parece que no les está funcionando como debería ser, se ven algo estresados, se gritan entre ellos y se golpean de manera violenta. Tienen un completo desorden entre ellos, parece que no se logran entender.  

—¡¿Qué es todo este desastre?! —se pregunta Ashtaria al ver a como Tiakamitas se ensucian y se pelean sobre el charco de lodo.  

Del extremo derecho vemos llegar a varios Tiakamitas que traen agua dentro de varios recipientes que parecen haber sido creados a partir de algún fruto, ellos van directo hacia la fosa y se lanzan sobre ella dejando caer el agua dentro.  

—Por la cantidad de agua pareciera que intentan hacer un lago artificial.  

Del otro extremo hay un grupo que está cociendo carnes sobre leñas ardiendo, esto ya es normal en esta aldea, lo que no logro entender es eso que están intentando hacer con el barro.  

—Mira, Kiharu, ese grupito de Tiakamitas está creando algún tipo de estructura con ramas.  

Ambos nos acercamos a ese grupo para tratar de entender qué es lo que intentan hacer. Les vemos hacer amarres con pajas secas sobre los extremos de varias ramas, creando así una especie de cuadrícula.  

—Creo que ya logro entender... —digo buscando el rostro de Ashtaria.  

—Ah, ¿sí?  

—Sí —me acerco al grupo de Tiakamitas y ellos, al verme llegar, se levanta de inmediato retrocediendo con cierto temor—. Esto es muy parecido a las paredes de los servicios públicos que Polh levantó ayer.  

—Es cierto... ¿Entonces ellos intentar mejorar sus viviendas a partir del barro?  

—Es lo más probable, pero no tienen el conocimiento necesario para levantar algo así, aún son muy torpes para eso... Me gustaría poder enseñarles.  

Hicimos nuestro trabajo, sin ningún tipo de esfuerzo hemos recolectado varios tipos de carnes y grandes variedades de frutos. Los Tiakamitas nos ofrecieron de todo dentro de unas amplias canastas tejidas con paja seca.  

Al salir de la aldea decidimos explorar más allá, caminaremos hacia lugares desconocidos, tal vez encontremos cosas nuevas como por ejemplo nuevos seres vivos.  

—Con esto tenemos una buena cantidad de posibles alimentos para analizar —lo dice mientras le da otro vistazo a lo que hay en la canasta.  

—Me alegra que podamos trabajar juntos de nuevo, Ashtaria —ha levantado su rostro y así sus ojos conectan con los mío, no puedo negar que se ve hermosa bajo las sombras de los arboles, en especial cuando la brillante estrella alcanza resplandecer sobre sus ojos.  

Ha dado un gran respiro y así continuamos caminando, ahora es cuando el silencio vuelve a hacernos compañía... Tal parece aún hay momentos incomodos entre nosotros.  

—¿Desde cuando... tú y Neefar están juntos? —me ha sorprendido, ha detenido sus pasos solo para preguntarme eso, voltea su rostro intentando disimular la curiosidad y así la seriedad de su rostro me exigen una respuesta.  

—Es recién... Ayer empezamos a estar juntos.  

—Ya veo...  

—Sí...  

—Pero... —sigue avanzando sobre la maleza— lo que no comprendo es en qué momento te enamoraste de ella..., digo, se supone que estabas enamorado de mí.  

—Es algo complicado...  

—Sí estás enamorado de ella, ¿verdad?... Ni se te ocurra jugar con Neefar, Kih...  

—¡Estoy loco por ella! —le interrumpo provocando un impacto en ella.  

—¿Desde cuando?...  

—Con tu muerte todo mi mundo se volvió un desastre. Neefar estuvo conmigo salvando lo poco que quedaba de mí...  

—¡Esto no puede ser cierto! —se exalta y sacude su cabeza con mucho enojo—. ¿Me estuviste haciendo el amor estando enamorado de Neefar?  

—¡Cuando estuvimos juntos te amé como no tienes idea! —me acerco a ella y sujeto sus hombros—. En esos días eras lo más importante para mí, Ashtaria..., pero tú elegiste a Handul antes que a mí...  

—Y esa fue la mejor elección en toda su asquerosa vida  —fácilmente puedo reconocer esa voz.

—Oh..., mierda. 

Doy media vuelta intentando encontrarme con sus ojos escarlata..., y entonces me maldigo mentalmente. Handul parece haber escuchado todo, sus ojos arden como lava de volcán, claramente puedo notar su descontrolada y agitada respiración, su nanotraje está en modo ataque, sinónimo de que estoy en problemas.  

—Handul, perdóname..., en serio...  

—Me traicionaste, hermano —le veo apretar los puños—. ¡Y tú! —voltea a ver a Ashtaria—, al final siempre fuiste una cualquiera.  

—Handul, eso ya quedó en el pasado —le explica preocupada y con un tono temeroso.  

—Me fuiste infiel, Ashtaria —sus ojos exaltados sueltan una lágrima, verlo así es tan desgarrador...  

«Ashtaria, llegó la hora de pagar por nuestros errores y por las malas decisiones. No estoy seguro si lograré salir libre y salvo de esto, lo que sí sé es que aquello que en algún momento tuvimos fue hermoso y muy especial para mí». 




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