Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

56. El nuevo portador de la singularidad de la vida

Narrado desde la perspectiva de Handul. 

«Kiharu, estás ahí, tirado en el suelo y sin vida…, y no es porque yo sea el peor de las personas, eres tú quien ha permitido que se desate tanta maldad dentro de mí».  

Todos insisten en hacer de mí un mal hombre, amenazan con arrebatarme lo que por ley es mío, no me dan mi lugar, no me respetan como deberían y siempre viven comparándome con mi hermano mayor… Estoy arto de escuchar el: «Si no existiese esa absurda ley de suplantación, Kiharu sería el próximo rey»; «El príncipe Handul solo ha tenido suerte de ser el hijo único de la reina». ¡Yo tengo la capacidad y la sabiduría necesaria para mantener a Mikadea en la gloria!, incluso soy mejor opción que Kiharu, y me molesta que nadie note algo tan evidente… 

¡Maldición! ¿Por qué resulta tan complicado que alguien me valore?  

Las personas en las cuales debería confiar me traicionan y se burlan de mí a mis espaldas, he tratado de ser lo más parecido a un hermano para Kiharu, aguanté todos los menosprecios y los desaires y, aun así, todo sigue viéndose tan rojo, tan sangriento, todo es tan tentador para ser destruido. 

De repente se escucha como la armadura de Ashtaria rasga sobre el polvoriento suelo, se está despertando, la miro y me convenzo de que su belleza podría catalogarse como un crimen; siempre ha sido ella, mi más desquiciada y hermosa aventura, desde la infancia lo he dado todo por ella, fue la única en ganarse mi confianza… Traicionera de mierda. 

—No, no…, ¡no! —Ashtaria trastabilla mientras intenta levantarse del suelo, se ve aterrada, y yo… realmente fui capaz de matar a mi hermano. 

La veo correr hacia el cuerpo de Kiharu, cae de rodillas frente a él y empieza a hamaquear el cuerpo sin vida.  

—¡Kiharu, por favor! —se ha dado cuenta que está muerto y, como si se hubiese rendido frente al dolor, apoya su cabeza sobre el pecho de su hermanastro. 

Ha levantado la mirada atrapándome en el dorado, lleno de desprecio, que muestran sus ojos; aprieta sus dientes con mucho odio mientras las lágrimas transitan sobre sus mejillas, mientras viene a pasos lentos hacia mí.  

No tiene derecho a verme de tal manera, esto también es su culpa… Sí, es su culpa.  

Mis manos están temblando…  

—Eres enormemente aborrecible —su tono de voz es quebradizo y lleno de cólera. Yo no temo enfrentarme a ella, justo ahora la estoy odiando.  

Creo estar listo para enfrentarla, tengo empuñado un sable creado con las últimas nanopartículas que me han quedado.  

Ven…, te estoy esperando, maldita. Aunque te ame, no estoy dispuesto a morir.  

De pronto, se ha detenido, su armadura aún sigue en modo defensa, parece no querer entrar en batalla. 

—Qué poco hombre eres, baja ese sable, que yo no pienso atacarte con armas…  

—No lo niegues, Ashtaria —le sonrío con cinismo mientras sostengo con fuerza mi sable—. Sé que quieres atacarme.  

—Es cierto, y lo voy a hacer…, pero con la verdad.  

Esta estúpida… ¿En serio cree que puede decirme algo aún más doliente que lo que acabo de descubrir? Duele que se atreviera a destruir todo lo que habíamos construido, las promesas rotas y el futuro ya planeado… Ya todo se ha desvanecido.  

—Handul, mi amor por ti solo fue una farsa, fue el escudo que protegió a los demás de tus crímenes.  

—¿Q-Qué mierda estás hablando?... 

—Lo sé, Handul —ella sigue llorando—, siempre lo he sabido, has matado a todo aquel que se me acerque con interés románticos, lo he sabido desde que estábamos en el centro de aprendizaje. Esa vez, en el bosque, te vi sepultar el cuerpo de aquel chico; quise creer que fue solo un accidente, o tal vez solo una mala movida por parte tuya, pues eras mi hermano, se supone que deberías ser una buena persona, un digno heredero del trono…; pero no, de repente otros chicos empezaron a desaparecer, y aunque yo no quisiese aceptarlo, sabía que podría estar relacionado contigo. En varias ocasiones te seguí los pasos y con ello presencié cada muerte, vi cuando te reunías con ellos y sin perder tiempo los matabas. Entonces fue cuando me convencí de que estabas enfermo…, y yo era tu enfermedad.  

—¡Ja! Entonces siempre lo has sabido… 

—Tu maldad siempre ha sido una carga sobre mis hombros —detesto todo ese desprecio que sale de su tono de voz—, jamás te he amado, Handul.  

—No, no es cierto —camino hacia ella y la sostengo de los hombros—. Tú me llegaste a amar, me lo decías siempre.  

Ashtaria retrocede un par de pasos para librarse de mis manos.  

—Te lo hacía creer, todo aquello que te decía era para asegurarme de que no mataras a ningún otro inocente, yo…   

Avanzo hacia ella, puedo ver que me tiene miedo, está retrocediendo frente a mis pasos.  

—¡Me amas, acéptalo!  

—Yo a quien siempre he amado es a Kiharu. 

—¡Mientes!, jamás sacrificarías tus sentimientos por alguien —le reprocho mientras siento como el corazón se me comprime, me aprieta y exprime el amargo jugo del desamor.  

Intenta retener las lágrimas, pero parece no poder controlarlo.  

—Es cierto, amo a Kiharu —levanta el rostro bañado en lágrimas y luego da un gran suspiro—.  Aun sabiendo que él podría corresponderme, aún así, me decidí por rechazarlo. Sabía que, si te abandonaba y me iba con él, a ti no te importaría matarlo a pesar de ser tu hermano... Él no solo se ha ganado mi amor, también se ha ganado tu envidia.  

Nuevamente mi hermano se interpone entre mis anhelos… ¡¡¿Cómo no odiarlo?!! 

—Me alegra haberlo matado —le sonrío sintiéndome desquiciado.  

—Y tenlo por seguro que todos van a enterarse de esto —dice mientras me observa con desagrado; si pudiera me mataría con esa mirada.  

—Si le dices a alguien sobre esto, usaré este poder y robaré la vida de cada miembro de la élite.  

—Ahora tienes el poder de Kiharu —dice con una mirada vacía y distante—, siempre será tu obligación mantenerlos con vida.  

—Cierto, pero piensa un poco más… ¿Y si el cuerpo queda sin cabeza? —luego de responderle se ha quedado callada, yo me acerco a ella y la tomo por el pelo—. Vas a decirle a todos que Trox nos atacó, que fue él quien mató a Kiharu y que tuve suerte de estar cerca de él para recibir su poder.  

—Eres de lo peor, te deprecio como no tienes idea…  

Halando su cabello, presiono su frente contra la mía y le respondo: 

—Y me vas a tener que soportar por el resto de tu vida, primor, porque vas a seguir conmigo.  

Ella se echa a reír mientras me mira con desprecio.  

—¿Qué te hace pensar eso? 

—¿Acaso no quieres que Kiharu regrese a vida?, ¿o prefieres que le corte la cabeza justo ahora? 

—Revívelo, por favor. 

Perfecto, que entienda que solo es mía, que jamás podrá pertenecerle a nadie más.  

Le suelto del cabello con cierta brusquedad y luego camino hacia el cuerpo de Kiharu, me agacho frente a él y le quito la única capsula de Zenfrex que tiene en su cinturón; esto le perteneció a Rid, o sea que lleva madurando unos 23 días, así que en 7 días el bastardo estará regresando a la vida.  

—Hablaré con mi padre y nos casaremos, quiero que me des un hijo —digo mientras sostengo el Zenfrex sobre mis manos, mientras, le sonrío de manera desenfrenada.  

—Bien, solo regrésale la vida. 

De inmediato presiono el Zenfrex sobre el pecho de Kiharu y este de inmediato se adentra en su cuerpo… Creo que al final todo esto ha sido una buena movida, me he quedado con el poder de Kiharu y con el amor de mi vida. Me siento tan feliz, tan realizado.  

—Listo, ahora llama a Neefar para que venga a buscar el cuerpo de su amado —levanto la mirada y conecto con sus ojos—. Ya sabes cómo actuar, amor. 
 




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