Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

57. Alianza

Desde la perspectiva de Handul: 

—Neefar…, es Kiharu —Ashtaria está sollozando frente a la transmisión holográfica de Neefar—. Ven, por favor…  

Durante todo este tiempo ha pasado desapercibida frente a mis ojos, siempre supe que, al igual que Ashtaria, ella posee una belleza que resalta frente a cualquiera y que fácilmente podría ser catalogada como la mujer perfecta. Neefar es tan hermosa...  

Luego de evacuar de su nave y de poner los pies sobre el suelo, Neefar ha permanecido inmóvil por varios segundos, sus ojos azules neón no están sobre el cuerpo de su desdichado amado, su mirada angustiada ha conectado con la mía de forma inmediata… Lo sé, bajo todas esas lágrimas se percibe miedo, pues esta atracción que sentimos es nuevo para ambos, me estoy sintiendo muy atraído por ella, estos poderes son tan tentativos…, casi imposibles de resistir. 

Neefar se desprende de mi mirada y plasma su atención sobre aquel cuerpo tendido en el suelo.  

—¡Kiharu! —cae de rodillas tras la cabeza de Kiharu y con delicadeza la levanta para luego recostarla sobre sus muslos. Entre lágrimas y con un rostro amarrado en cólera, desvía la mirada hacia Ashtaria—. ¿Quién le hizo esto?  

Ashtaria voltea a verme con altos grados de desprecio, luego devuelve la mirada a Neefar diciendo:  

—Fue Trox… Nos sorprendió de repente y nos atacó. 

Agacho la mirada pareciendo deprimido. 

—Trox quería robar el poder de Kiharu —levanto la mirada y con seriedad concluyo—, pero no se lo permití… Fui yo quien estuvo cerca de Kiharu en los segundos antes de su muerte.  

—Es bueno saber que eres tú quien se ha quedado con el poder, Handul —dice mientras me ve caminar hacia ella—. Trox es muy peligroso para que ande por ahí con ese poder, pero principal mente me alegra porque sé que Kiharu podrá revivir con tu ayuda —aun sabiendo eso, sus lágrimas no se detienen. 

—No te preocupes —me agacho frente a ella y con mis dedos limpio sus lágrimas—, ya usé un Zenfrex que él tenía madurando…, en siete días estará con nosotros.   

—No sabes lo asustada y lo angustiada que estaba, pero luego de verte con el poder de Kiharu, supe que tenías la oportunidad de regresarlo a la vida —su rostro se relaja con una sonrisa—, el alma me regresó al cuerpo.  

Esos labios tan rojos me empiezan a desquiciar, siento ganas de arrancarlos con mi boca…  

—M-Mejor llevemos el cuerpo de Kiharu al laboratorio de la nave nodriza —se escucha algo nerviosa, se levanta del suelo y de inmediato se aparta de mí.  

—No perdamos más tiempo —Ashtaria se aproxima a nosotros y luego agarra el cadáver por debajo de los brazos—, el cuerpo de Kiharu debe permanecer fresco y en buen estado.  

—Te ayudo —sostengo el cadáver por debajo de las rodillas y luego ambos lo dejamos dentro del compartimiento de la nave de Neefar.  

La nave de Neefar desaparece de nuestras vistas, y así, poco a poco, la atracción va disminuyendo… Ahora comprendo lo que presenciamos esta mañana. Kiharu y Neefar no lograron resistirse a esta atracción…, y tal como lo dijo Trox, no creo que sientan amor el uno por el otro, porque mi estúpido hermanito está enamorado de Ashtaria.  

Giro la mirada y la encuentro agregando coordenadas desde su brazalete para hacer llegar su nave, ella se ve sumamente enojada, y estoy consiente de que jamás me perdonará por esto, que he perdido hasta la más insignificante oportunidad…, pero no me importa, solo quiero hacerle pagar por todo este dolor que siento.  

Sin decir nada, la veo entrar a la nave y alejarse rápidamente del lugar, de mí… Maldición, como duele…  

No quiero regresar al asentamiento, mejor me quedo sentado bajo este árbol, pues no quiero ver como todos lloran a ese bastardo, solo quiero desaparecer hasta que todos se hayan olvidado de la muerte de Kiharu. 

—¿Princesita, por qué tan deprimida? —una voz tras el tronco del árbol me sorprende.  

—Trox… —de inmediato me levanto del suelo y, al ver aquellos ojos amarillos neón, entro en modo ataque.  

—No sabes cuánto estaba esperando este momento.  

—Lo dices como si supieras que iba a pasar.  

—Pues sí, por si no recuerdas, mi singularidad se llama «Tiempo-espacio».  

—Tiempo… ¿Acaso tú…?  

—¡Exacto! —me interrumpe—. Puedo viajar a través del tiempo, he visto cosas del futuro, cosas que te interesará saber.  

—Esperaste a que yo robara el poder —me enoja, me hace parecer más débil que Kiharu—. Ni creas que te será fácil matarme, ¡yo no soy Kiharu!  

—No, no —le veo caminar hasta pararse frente a mí—. No quiero tu poder, solo quiero que trabajemos juntos. Tú y yo haríamos un excelente equipo. 

—¡Ja!... No seas ridículo. En cualquier momento podrías traicionarme, ya nos dejaste claro que quieres todas las singularidades para ti.  

—Prometo que no voy a robarte tu poder, que voy a alargar tu tiempo de vida, a protegerla.  

—Soy el ser más fuerte de mi planeta, es un hecho que mi vida será larga.  

—Tu futuro es corto —dice de manera contundente, con sus ojos trata de convencerme de que habla en serio—. En el futuro que vi, no serás tú quien estará al mando al final de la misión, es tu hermano quien se llevará todos los méritos, los elogios y las gratitudes en Mikadea. 

—Eso no puede ser cierto. 

—Lo es. Veras, tras tu muerte, Kiharu se quedará con el trono y con tu chica.  

—No, no —me aparto de Trox y enseguida agrego las coordenadas en mi brazalete. No pienso escuchar más estupideces de este tipo—. De seguro has visto una línea del destino equivocada.  

—No puedo equivocarme, pues solo he cambiado tres veces el destino, y en las tres veo tu muerte. 

Mi nave llega en segundos sobre mi cabeza, he activado la zona de abducción.  

—¡Puedo cambiar ese futuro! —grita tras mi espalda logrando que me abstenga de subir a la nave—. Con este poder puedo crear hasta cinco nuevas líneas del destino, ya he usado tres líneas, me quedan dos por usar. Puedo desviar esta línea y crear un nuevo destino, uno donde no mueras y tú seas quien gane.  

—¿Qué pides? 

—Necesito muchos Zenfrex, necesito evolucionar a mi ejército, pues estamos en peligro de exterminio. Prometo que en el momento en el que me entregues la primera remesa de Zenfrex, desde ese momento habrá un nuevo futuro para todos. 

—¿No te es más fácil robarme el poder y hacerlo tú? —pregunto con una sonrisa torcida.  

—No tengo tiempo para andar recolectando Zenfrex, tú ya tienes el poder, hazlo tú. Ya gasté una línea del destino para quedarme con el puesto de comandante de la flotilla de Yowta, también usé otra línea del destino para mantener con vida a mi hijo, y acabo de usar mi tercer intento para venir aquí e intentar convencerte, pues este encuentro no estaba destinado; y si aceptas, también estaré contigo el día de tu muerte y evitaré que mueras. 

No puedo morir, quiero ser conocido como el rey que salvó a Mikadea, quiero que me recuerden como el más fuerte e invencible guerrero de todos los tiempos. Está claro que este poder no me hace indestructible, no soy rápido como él, ni tampoco tengo un cuerpo impenetrable. Si Trox está a mi lado, podré lograr todo lo que me proponga, su poder es increíble. 

—Bien, Trox —ambos nos damos la mano—, es un trato.  
 




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