Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

58. Inaugurando el asentamiento

Hace unos días atrás mis objetivos se limitaban en: salvar a Mikadea, conseguir el trono y poder tener una vida junto a Ashtaria, pero ahora, mis aspiraciones han cambiado. Tengo como prioridad un único objetivo: asegurar mi vida, porque sin ella, nada de lo antes mencionado podría cumplirse. No estoy seguro si lo dicho por Trox sea totalmente cierto, según él, me queda poco tiempo de vida… Qué más da, no pierdo nada con aceptar sus condiciones y aliarme con él, pues ya tengo una idea que me ayudará a conseguir todos esos Zenfrex de forma rápida.

 

Han pasado tres días desde la muerte de Kiharu, por suerte, la misión avanza con normalidad, y gracias al excelente trabajo de Polh, podemos inaugurar el primer asentamiento construido en Tiakam.

 

Justo ahora me encuentro con la élite, estamos subiendo la larga escalinata central del edificio más grande e importante del asentamiento: El Demonio Élite. Moderna arquitectura construida con millones de ladrillos de arcilla, sus tres escalinatas simbolizan lo mucho que un mikadeano debe escalar para ser parte de la élite; desde aquí un grupo de mikadeanos recibirán informes de las diferentes plataformas mineras, deberán garantizar que cada obrero tenga los recursos necesarios para lograr su trabajo, que tengan alimentos y una buena estancia dentro de su nueva residencia; aquí también se realizarán las reuniones de la élite y  se mantendrá comunicación con la nave nodriza que orbita Tiakam. Adicional, este edificio cuenta con una habitación destinada para conservar los cuerpos de cualquier integrante de la élite que llegase a fallecer y que luego fuese tratado con un zenfrex, a esta sala se le ha llamado «La sala de maduración», es aquí donde descansa el cuerpo de Kiharu, y nadie deberá enterarse de la existencia de este lugar, a excepción de la élite y el Gran Halu. Si algún mikadeano llegase a preguntar por Kiharu, se le dirá que él estará unos días fuera de Tiakam, que el Gran Halu le dio orden de regresar un par de días a Mikadea para atender algunos asuntos del reino. Nadie debe enterarse de la muerte de Kiharu, solo la élite tiene conocimiento de lo ocurrido.

 

Al subir medio trayecto de la escalinata, nos detenemos y luego fijamos la mirada en aquella multitud que está aquí presente para la inauguración.

 

—¡Que se prendan las maquinarias y que giren los engranajes, pues ni la mina más rígida podrá detenernos hasta lograr el completo éxito de esta misión! —el fervor y los gritos de los obreros se oyen entre sus aplausos—. ¡Hemos llegado hasta este planeta sacrificando el tiempo que podríamos haber compartido con nuestros seres queridos, ni todos esos años luz de distancia pueden retener la fe que el pueblo de Mikadea transmite sobre nosotros!, y por tal razón, con nuestro sudor y con cada oro encontrado vamos a preservar las vidas —los obreros se escuchan muy animados—. ¡El futuro es nuestro!

 

Luego de sus ovaciones, poco a poco los obreros van despejando el área, la mayoría de ellos rumbo al ala derecha del asentamiento, para así acomodarse en sus nuevas residencias. Dicha zona dispone de varios edificios que son conformados por unas diez habitaciones en cada uno.

 

Nosotros continuamos subiendo la escalinata, en la parte más alta de este cuadrado edificio se encuentran nuestras habitaciones; al igual que ellos deberían ir a descansar, pero aún no tengo permitido hacerlo, ya que necesito conocer más de este poder; tal vez Neefar o Klea puedan resolver mis dudas, ellas son las mejores amigas de Kiharu.

 

Al entrar al edificio, todos doblan hacia la derecha, todos en excepción de Neefar, ella continúa caminando hacia el área de los laboratorios, de seguro va rumbo a la sala de maduración, ha sido así todos estos días, hay veces en que, desde los pasillos, creo escucharla hablar con el cuerpo sin vida de Kiharu; desde su muerte se ve algo desolada… Y yo que llegué a creer que su atracción hacia mi hermano era producto de sus poderes, parece que estaba equivocado.

 

—Hola, Neefar —la saludo al abrir la puerta de la sala de maduración.

 

Dos, de las cuatros paredes, son iluminadas por un tono azulado, la habitación es bordeada por mesas y utensilios de laboratorio y, en el centro, se encuentra la camilla donde descansa el cuerpo de Kiharu. Mi mirada recae de inmediato sobre Neefar, ella está frente a una de las mesas, ha dejado de examinar algunas muestras luego de verme llegar, se ve sorprendida por mi presencia. Toda esta atracción me hace avanzar hasta tenerla muy cerca.

 

—Handul, ¿qué haces aquí? Recuerda que te pedí que te mantuvieras lejos.

 

—Lo sé, lo he intentado…, pero no puedo, somos miembros de la élite y a veces toca trabajar juntos.

 

—¿En qué te puedo ayudar? —da un paso atrás quedando arrinconada contra la mesa.

 

—Necesito que me ayudes a despejar algunas dudas que tengo sobre este poder… Supongo que Kiharu te habrá contado muchas cosas sobre él.

 

—Sí, es cierto —se ve muy incomoda con mi cercanía.

 

—Durante estos tres días he salido de casería y he usado este poder para robar vidas de algunos seres vivos de bajo nivel evolutivo… No quiero que te enojes con esto, pero te confieso que maté a dos Tiakamitas durante mis pruebas.

 

—¡¿Qué hiciste qué?!

 

—Los maté, y sus Zenfrex los tengo guardados dentro de este compresor que me dio Brawn.

 

—Ahora comprendo —Neefar se aleja de mí y camina hasta quedar a un lado del cuerpo de Kiharu—. Esos cuerpos sin vida tirados en medio del bosque…, fuiste tú.

 

—¡Les ahorré el día de caza a toda una aldea de Tiakamitas! ¿No es grandioso? —digo sonriente.

 

—¡¡Mataste a dos Tiakamitas!! —responde furiosa y entre dientes—. No puedes ir matando a cada ser vivo que se te pase por delante, y menos si son seres vivos inocentes.

 

—¿Alguien te ha dicho lo linda que te ves cuando te enojas? —trato de acercarme nuevamente a ella.




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