Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

80. Una reunión algo triste

La salida de la cueva fue igual de silenciosa, con nuestras almas ahogadas en lágrimas subimos a las naves de la fuerza armada y tomamos la ruta que da al asentamiento.

 

—Señores, reunión de emergencia, esperen mi pronta llegada al Dominio Élite. Yazu, tu igual ven, por favor. Los quiero a todos reunidos —envió el mensaje a todos los miembros de la élite.

 

Y aquí estamos, toda la élite reunida en el Dominio Élite del primer asentamiento, todos muestran cierto grado de preocupación, puedo entender que han captado la gravedad del motivo de esta reunión, pues mi rostro aún no ha sabido disimular la tristeza que siento.

 

—Ya que estamos todos, empecemos con la reunión.

 

—Falta Klea, Kiharu —Brawn revisa su brazalete de transmisión—. He intentado comunicarme con ella pero no he tenido éxito.

 

—Klea no va a venir, Brawn —digo en medio de un Sollozo.

 

Aquella expresión en su rostro demuestra que ya sabe que algo no anda bien, Brawn voltea a ver a Neefar y ella solo niega con la cabeza mientras deja caer una lagrima.

 

—¡¿Qué ha pasado, Kiharu?! —Brawn grita aterrado, toda su cara se ha puesto roja—. ¿Por qué no viene Klea?! —como nadie le responde, se levanta de la silla y golpea la mesa con enfado—. ¡DIGAN ALGO!

 

—¡ESTA MUERTA! —también me levanto de la silla—…, y no la podemos revivir… —se me escapa una lagrima—,porque un Crooler la decapitó y tomo su lugar por aproximadamente dos días, nadie se percató de eso, nadie noto que en realidad esa no era Klea… y se suponía que era nuestra amiga…

 

Ashtaria se levanta de la silla y me presiona sobre el hombro para que me vuelva a sentar.

 

—Ya, tranquilicémonos...

 

Brawn parece no poder con esto, sus lágrimas empiezan a caer y entonces decide salir de la reunión, todos le vemos cruzar la puerta.

 

—Así que los Crooler nos han vuelto a declarar la guerra —agrega Foxer.

 

—Sí, debemos estar claro que ellos van a ir por la cabeza de cualquiera de nosotros, somos el objetivo Crooler.

 

—¿Hay forma de identificarles? —pregunta Yazu.

 

—Tienen sangre verde, pueden cambiar todo en su cuerpo, menos el color de su sangre.

 

—Entonces procuremos que en cada reunión, por lo menos cada participante muestre el color de su sangre, con un pinchazo bastaría.

 

—Es una excelente idea, Yazu, muy bien —le alago con una sonrisa.

 

Me levanto de la silla y con mi nanopartículas creo una pequeña aguja metálica.

 

—Voy al laboratorio químico a buscar algo para esterilizar la aguja, no demoro —me les quedo viendo a todos, se ven depresivos—... Y que nadie salga. ¿Ok?

 

—Ok —todos responden.

 

Salgo de la sala de reuniones y camino por el pasillo hasta dar con la puerta que da acceso al laboratorio químico, la abro y, al entrar, de inmediato me pongo a buscar la sustancia que utilizamos para esterilizar instrumentos, por suerte no demoro mucho en encontrarla.

 

Al salir de laboratorio, siento la presencia de una persona al final del pasillo, desvío la mirada hacia aquella dirección y me encuentro con la silueta de Brawn dibujada a través de la ventana de cristal que da salida a la terraza. Tiene sus codos recostados sobre la baranda de arcilla y su cabeza mantiene agachada, desde aquí puedo oler su profunda depresión y lo molesto que está con este mundo. Sé que tengo que ir con él e intentar brindarle un consuelo, pues comprendo lo mucho que la quería y lo importante que ella era para él.

 

Voy hacia donde está Brawn, al abrir la puerta ni siquiera voltea a verme.

 

—Brawn, lamento mucho haber perdido a Klea…

 

—No es tu culpa —mantiene su mirada distante, sobre el horizonte—, nadie noto que esa no era Klea, nadie puedo ayudarla. Fueron dos días en lo que esa Crooler estuvo deambulando por el asentamiento con la identidad de Klea

 

—Es lo que más duele…

 

—Yo… Yo… —Brawn se ahoga en llanto, se desploma frente a la baranda y pega un grito llego de disgustos.

 

—Brawn… —trato de levantarlo, pero está muy tensionado.

 

—Yo la amaba… —está sentado de manera encorvada sobre el suelo.

 

Me agacho a un lado de él y le susurro al oído:

 

—Vamos a vengarla —nuevamente mis lágrimas brotando—, esto no se va a quedar así.

 

Brawn asiente repetitivamente mientras se desahoga el llanto.

 

—Brawn, tengo que regresar a la reunión, cualquier cosa te comento ¿ok?.

 

Sigue peleando con la tristeza y el llanto, tanto que hasta no puede responderme. Yo me levanto y salgo de la terraza para dejarle solo, sé que necesitará mucho tiempo a solas.

 

Entro al pasillo y voy rumbo a la sala de reuniones.

 

—¡Listo, hagan una fila! —digo al entrar a la sala.

 

Todos se dejan examinar la sangre y, como resultado, puedo decir que aquí todos somos de sangre roja escarlata, en esta sala solo hay sangre Mikadeana.

 

La reunión continúa, todos regresan a sus puestos y se sientan alrededor de la mesa.

 

—Debemos resolver este problema pronto —mi mirada transita sobre el rostro de cada uno de ellos—, estamos en una situación crítica. Cualquier Crooler podría andar tranquilamente por los alrededores del asentamiento y nadie se daría cuenta, tan solo eso resulta ser muy peligroso para cualquier Mikadeano. Ellos nos han estado vigilando y conociendo todo este tiempo, no podemos permitir que esto siga pasando.

 

De repente, todos escuchamos que la puerta de la sala se abre, volteamos la mirada hacia la entrada y bajo ella encontramos a un Brawn que se ve más sereno, tiene un rostro amargo y unos ojos vengativos, unos muy parecidos a los que vi en Neefar.

 

—Necesitamos encontrar alguna forma de identificar a un Crooler, aún cuando este ande transformado paseándose por ahí —Brawn viene hasta la mesa de reuniones y se sienta en su silla—. Sabemos que es imposible andar pinchando a todo el mundo para ver si tiene sangre verde; en definitiva, debemos buscar otras opciones.




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