Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

89. La misión de Nod

Una gran inundación acabará con toda la vida que habita en aquel continente. El primer asentamiento y todo a su alrededor será arrasado por el mar. La idea de Handul es la siguiente: desde lo más alto del cielo de Tiakam, Neefar creará un campo gravitatorio alrededor de una de las naves de la fuerza armada, tal como lo hizo cuando nos rescató de morir estrellados en Vezto. La gravedad levantará parte del océano y lo arrastrará, como una gran ola, hacia la costa del continente. Será mortal para la raza tiakamita. No puedo permitir que nuestros actos sean los causantes de una extinción.

 

Neefar no pudo negarse, nadie lo hizo. Ella se levantó de su silla y, al igual que Ashtaria, salió sumamente molesta de la sala de reuniones. Yo le seguí, porque no soporto escuchar más de los atroces planes de Handul.

 

—¡Neefar, espérame! Hablemos —grito mientras trato de alcanzarla por los pasillos de la nave nodriza.

 

Neefar detiene sus pasos y se voltea buscándome, ella ha fijado su desilusionada mirada sobre mí.

 

—Aborrezco a tu hermano, ¡lo detesto! —estalla en rabia.

 

—Mi hermano es despreciable, lo sé —afirmo mientras camino hacia ella—… Es tan peligroso como un agujero negro. Todo lo que descubre lo destruye.

 

—Has algo… También eres un príncipe —suplica agarrándome de las manos—… Tiene autoridad al ser de la realeza, puedes hacer cosas que no cualquiera podría.

 

—Sabes que no podemos intervenir en algo que ya ha sido aprobado por la élite.

 

—¿Y si no intervenimos?, ¿y si ayudamos a los tiakamitas a sobrevivir?

 

—Sobrevivir… Claro.

 

Sin soltarle de las manos, jalo de ella y la llevo conmigo.

 

—Qué… ¿Qué haremos? —me pregunta mientras avanzamos por los pasillos.

 

—Hablaremos de esto en un lugar privado.

 

Activo el sistema de transmisión de mi brazalete y trato de contacta a Ashtaria, pero parece estar fuera de rango.

 

—Ashtaria no está en la nave, ni tampoco en Tiakam… ¡Maldición!

 

—¿A dónde crees que haya ido?

 

—Lo más seguro es que esté buscando a Trox.

 

Quien mejor para detener los planes de Handul que Trox, él podría ir con todo un ejercito con tal de impedir que Neefar cometa tal matanza, y eso me asusta, porque Neefar no es culpable de lo que le están obligando a hacer. Solo espero y Ashtaria no llegue a empeorar las cosas, no quiero que Trox vea a Neefar como su rival.

 

Al entrar a nuestra habitación, aumentamos la intensidad de las luces y tomamos asiento en uno de los sofás. No suelto sus manos, porque quiero que se mantenga fuerte, que no pierda las esperanzas.

 

—Así como lo has dicho, vamos a ayudarles a sobrevivir.

 

—¿Y cómo lo haremos? ¿Los llevaremos al otro continente?... Son demasiados tiakamitas.

 

—Son demasiados, pero podemos hacerlo.

 

—Ah, ¿sí?

 

—Sí. Esto es lo que probablemente pase cuando Ashtaria llegue al planeta Maxil: se reunirá con los gobernantes de yowtas y les informará de los planes de Handul. De seguro ellos vendrán a la nave nodriza a atacarnos e impedir la extensión de su raza.

 

—Esto se hará más grande: yotwas, croolers, tiakamitas y mikadeanos en una misma guerra.

 

—Exacto, y los yowtas ya deben de estar preparándose, nosotros igual deberíamos.

 

Los de yowta no tienen necesidad de venir con sus naves, porque Trox puede teletransportales al instante. Y todo pasará muy rápido, solo bastará que Ashtaria toque el suelo de Maxil y les alerte; es cuestión de minutos.

 

—Debo bajar a Tiakam y advertir a Nod de lo que va a pasar para que logre reunir a sus mejores tiakamitas.

 

—Los más nobles y de buen corazón, obvio, comprobando que todos sean sangre roja, por favor —Neefar enfatiza en las cualidades que debemos salvar.

 

—Claro, yo me encargo de explicarle.

 

—Por cierto, Kiharu, lleva contigo aquella nave que cuenta con el laboratorio genético integrado, la que yo normalmente usaba para experimentar con los tiakamitas. En esa nave hibernan una gran variedad de seres de bajo nivel evolutivo que pueden ser despertados y liberados en Tiakam. Solo así, regresando a con su naturaleza habitual, Nod y su gente podrán continuar sus vidas; así que, luego de que pase la inundación, programa la nave para que desactive la hibernación.

 

—Cierto, la coexistencia con otros seres vivos es muy importante para su sobrevivencia.

 

—Así es.

 

—Neefar, también necesitaré que envíes una nave a buscarme, porque no podré ir con Nod, tengo que regresar aquí para ayudar a detener a Trox.

 

—Claro, no te preocupes. No permitiré que mueras ahogado, quédate tranquilo… —de repente, se escucha el sonido de una notificación en su brazalete. Frente a su rostro se despliega el holograma de un mensaje—. Es Handul, debo ir con él —se levanta del sofá y, antes de que dé su segundo paso, la vuelvo a sujetar de la mano para detenerla, como si presintiera que algo malo podría pasarnos, temo dejarla ir.

 

—Ten mucho cuidado, Trox es un demente y un despiadado.

 

Neefar me asiente mientras busca tranquilizarme con una alargada sonrisa, ella posa su otra mano sobre la mía y, con sutileza, se desprende de mi agarre. Solo me queda verle atravesar la puerta de nuestra habitación mientras desaparece de mi vista.

 

«Espero y el futuro aguarde más tiempo para nosotros».

 

Estoy seguro que a Trox se le hará fácil encontrar a Neefar debido a la atracción de ambas singularidades, él tratará de aniquilarla, por más inocente que sea, no creo que se arriesgue a dejarla con vida al saber cuál es su misión. Por tal razón, necesito actuar rápido, mientras más pronto prepare a los tiakamitas, más tiempo tendré para regresar a protegerla.




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