Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

92. La gran inundación

—¡Ayuda! Trox y el líder Crooler están… —desde mi brazalete de transmisión se escucha la desesperada voz de mi hermano. De repente, en esa misma transmisión se escucha un estruendo seguido del quejido de Handul.

 

Algo no anda bien en la nave nodriza, y me aterra más el hecho de que Neefar no se haya contactado conmigo. Por lo que entiendo de la corta llamada de Handul: Trox está en la nave nodriza, algo que ya tenía previsto; lo que no tenía previsto era que también estuviera la líder crooler en la nave. ¡¿Cómo es eso posible?! ¿En que momento logró subir y cómo lo hizo?

 

Levanto el brazalete de transmisión intentando contactar a Neefar, pero es ella quien me contacta primero, logrando que mi corazón pegue un brinco de felicidad y alto grado de alivio.

 

—¡Neefar! Qué bueno…

 

—¡Kiharu! —me interrumpe—, ¡¿ya te habrás dado cuenta que hay problemas en la nave nodriza?!

 

—¡Sí, y no tengo acceso para controlar las naves de la fuerza armada!

 

—Luego de que salí de la nave nodriza, Handul bloqueó todo acceso a las naves de la escotilla, ¡yo tampoco puedo controlarlas!

 

—¡Maldición!

 

—Kiharu, necesito que vayas con Nod y entres con él a la nave que está en la cima del monte. Justo ahora acabo de entrar a la atmosfera de Tiakam, en un par de segundos estaré levantando el mar.

 

—¡Ok!

 

Tanto Neefar como yo entendemos que tenemos pocos segundos para lograr este objetivo y así poder regresar a la nave nodriza para salvar a todos los mikadeanos que están en peligro.

 

Solo hago cerrar el sistema de transmisión de mi brazalete e inmediatamente empieza a sentirse un fuerte temblor que sacude todo el suelo de Tiakam con excesiva rudeza, las copas de los árboles se estremecen y hacen que los seres alados salgan volado espantados de sus nidos, todo ser vivo corre asustado sin rumbo fijo y tras mi espalda el grito aterrado de aquellos tiakamitas que están a punto de morir. Espero que Nod y los demás tiakamitas ya se encuentre subiendo a la nave que está en la cima del monte, porque el mar pronto va cubrir todo el asentamiento.

 

Sobre el inestable suelo empiezo a correr usando mi supervelocidad, el cual es equivalente a la velocidad en la que viaja la nave que maneja Neefar. La distancia que tengo que recorrer es bastante, así que no me permito perder ni un solo segundo para llegar lo más pronto posible a la cima del monte donde deberían encontrarse Nod y los demás tiakamitas. Voy corriendo y a lo lejos se escucha el crujir del bosque tras el paso del tsunami creado por Neefar; es terrorífico, es aquel sonido que pone fin a todo y va en conjunto con el contante movimiento del suelo.

 

Por suerte, no demoro mucho en llegar a la cima, al detenerme frente a la nave trato de abrir la puerta usando el sistema táctil de acceso, ¡pero no abre!; Entonces recuerdo que, antes de dejar la nave en este lugar, la programé para que se abriera dentro de siete días. ¡Mierda!

 

Levanto la mirada y doy un rápido vistazo al casco de la nave, solo ahí arriba podría sobrevivir, siempre y cuando pueda sujetarme de la estructura de la nave y sepa controlar mi respiración una vez sea golpeado por la ola del tsunami. Cubro mi cuerpo con mis nanopartículas doradas, doy un gran salto y caigo sobre el casco de la nave; con cuatro extremidades metálicas me clavo sobre el metal de la estructura naviera y me preparo para recibir el golpe de la gran ola; fijo mi mirada en la lejanía del paisaje logrando presenciar la aproximación del tsunami. En el cielo y arriba de la gran ola se ve venir la nave de Neefar, y… entonces pasa…

 

Lo más doliente que podría sentirse en el corazón, lo más caótico que podría volverse dentro de mi mente, perezco justo en este momento, cuando un rayo fotónico proveniente del cielo atraviesa la nave de Neefar y hace que esta explote en el aire.

 

—¡¡NO!! —suelto un grito desgarrador como si con ello pudiese escupir el alma, y es que estoy dejando salir tanto aliento que hasta siento que me estoy quedando vacío, grito tan fuerte que hasta creo haber roto la relación entre el espacio tiempo, porque todo parece detenerse luego de presenciar tan fatídico suceso. Solo me queda ver como su nave se convierte en una nube envuelta en fuego y escombros, los restos caen sobre el desastroso mar y se pierde de mi vista.

 

«No importa más nada, no importa si no sobrevivo a esto, no si ya no estás conmigo».

 

Permanezco parado sobre el casco de la nave y en un irreparable estado de shock, perdido en mi sufrimiento, olvidando todo lo que había preparado para sobrevivir a aquel tsunami que ya está a metros de distancia. El aire se siente rociado sobre mi rostro y mi lagrimas descienden sobre mis mejillas para hacer aún más húmeda mi desdicha.

 

El tsunami golpea contra la nave y sobre mi cuerpo, me hundo adentrándome en un torbellino que constantemente azota mi cuerpo contra la estructura metálica de la nave, duele, pero no tanto como recordar aquella explosión. No puedo sacarme esas imágenes de la cabeza, voy clavado sobre la estructura de la nave y aguantando la respiración bajo el agua mientras voy pensado en cómo dar con su cuerpo, porque solo así podría revivirla y traerla de vuelta conmigo. Abro los ojos e inmediatamente la sal del mar me provoca ardor en la vista, no logro ver nada, todo está turbio, el agua corre mesclada con el fango y con las ramas, los restos de la naturaleza me castigan y me lastiman el rostro; y cuando creí que moriría ahogado, la nave logra salir a flote. Mi cuerpo boca arriba sobre el casco de la nave, el sol encandilado mi irritada visión, mis pulmones expulsando agua salada y reclamando oxigeno inmediato, mi respiración es profunda y demandante, mis odios se sienten tapados en agua.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.