Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

94. Post-Guerra

La velocidad que alcanza la nave de la fuerza armada es poco recomendada para viajar a la cercanía de un objeto tan grande como lo es la nave nodriza, el control que se requiere para pilotear a esta velocidad exige de un piloto con un nivel más allá de lo experto. La curva que tuve que tomar casi termina estrellándome contra la estructura que conecta a la fuente de poder de la nave nodriza y esto me obliga a bajar la velocidad para mantener el control; trato de reincorporarme rápidamente en la ruta trazada, y mientras voy viajando empiezo a sentir la fuerte atracción de la singularidad de Ashtaria, tal atracción me hace llegar diez segundos antes de que su cuerpo empezase a hincharse debido a la falta de presión en el espacio exterior.

 

Bajo la velocidad para no chocar bruscamente con su cuerpo y empiezo abrir el compartimiento que está en la parte inferior de la nave, desde la pantalla de los controles ubico el cuerpo de Ashtaria y luego me dirijo hacia ella.

 

—¡Te tengo! —digo aliviado al comprobar que su cuerpo ya se encuentra en el compartimiento de estabilización térmica.

 

Desde los controles de la nave verifico los signos vitales de Ashtaria, ella está bien, su corazón aún sigue latiendo; tiene el cuerpo frio, pero no es algo que me preocupe, porque ya el sistema térmico de la cabina está estabilizando su temperatura.

 

Activo el sistema de transmisión de la nave y contacto a Rauzet, quien de seguro está tratando el cuerpo de mi hermano y Trox.

 

—Rauzet, ¿todo bien en la nave nodriza? —pregunto mientras empiezo a dar media vuelta para regresar a la nave nodriza.

 

—Sí, Kiharu. Ya Brawn se encuentra poniendo orden frente a esos yowtas que aún permanecen en la nave.

 

—Genial… Eh… ¿Y el cuerpo de Handul?

 

—Estoy implantando la cabeza al cuerpo —luego de un corto silencio y un melancólico suspiro, agrega—… Kiharu, lamento mucho lo de tu hermano.

 

El recordarlo en su posición frente a la élite mientras portaba aquel sable que solía crear, hace que se me forme un nudo en la garganta.

 

—Gracias, Rauzet.

 

No puedo evitar sentirme triste por Handul, las diferencias y la rivalidad entre ambos fue llevada a tal extremo que hasta nos herimos mutuamente; pero aun así…, aun cuando mi hermano se atrevió a asesinarme, desearle la muerte es algo que yo jamás haría. Recuerdo aquel rostro de gratitud y su inevitable sonrisa aquella vez que le regresé la vida a la mujer que él tanto amó, recuerdo aquella expresión de orgullo luego de verme vencer al Phoenix de cola de acero; incluso recuerdo la furia en sus ojos tras enterarse de la aventura que tuve con su mujer, y eso me hace sentir terrible, porque yo igual le hice mucho mal.

 

«Nos hicimos daño, hermano…»

 

 

Luego de estacionar la nave sobre la plataforma de despegue, abro la compuerta del compartimiento de la nave y salgo por la zona de evacuación de la nave.

 

—Kiharu… —es la voz de Ashtaria, la busco con la mirada y la encuentro tapándose el rostro con sus manos.

 

—¡¿Qué?... ¡¿Qué tienes?! —rápidamente me acerco a ella y la tomo de las manos, las aparto de su rostro y encuentro sus labio hinchados y llenos de ampolla. Ella abre sus ojos para fijarlo en los míos, sus neones ojos se ven irritados y enrojecidos.

 

—No puedo ver bien, Kiharu… Me arde la vista —vuelve a tapar su rostro con sus manos—… y la boca igual.

 

—Maldición… Debiste sentir hervir tu saliva y tus lágrimas.

 

—Se sintió terrible —dice sollozando.

 

Sin tan siquiera pedirle permiso, la cargo entre mis brazos e inmediatamente salgo corriendo usando mi supervelocidad. Justo ahora vamos rumbo al centro médico de la nave nodriza.

 

Me paro frente a la puerta y esta se abre de manera automática.

 

—¡Rauzet! —entro con la misma velocidad con la que llegué y me detengo frente a una de las camillas—, ¡Ashtaria necesita atención urgente! —la dejo acostada sobre la camilla.

 

—Bien, no te preocupes, yo me encargo —Rauzet comparte mirada con una de las asistentes—. Gititi, hay que regular su presión sanguínea y aliviar las quemaduras en su boca.

 

La chica asiente a la orden de su líder y luego entra corriendo al almacén donde guardan los medicamentos. Rauzet le sigue atrás y me deja a solas con Ashtaria, y tras nosotros están los cuerpos sin vida de Handul y Trox.

 

—Ashtaria, verás que estarás bien. Ahora debo ir a…

 

—¡NO! —me toma de la mano con mucha firmeza, puedo sentir el tembló en sus manos y la frialdad en su piel—… No ve vayas, por favor —su tono de voz es trémulo—. Siento mucho miedo…, pero… pero si escucho tu voz, de seguro me sentiré mejor.

 

—Ashtaria… —las palabras no lograr ordenarse en mi mente, no sé qué decirle.

 

—Ashtaria —Rauzet se acerca a nosotros con varios potes de ungüentos en sus manos—, lo que sientes es productor de la inestabilidad de tu presión arterial, es un ataque de ansiedad que pronto irá desvaneciendo, te lo aseguro.  

 

Ashtaria niega con la cabeza de manera contante y temerosa. Ella se ve muy asustada, aquella experiencia en el espacio exterior debió ser horrible, ya que estaba sin tu traje espacial, lo cual resulta mortal para cualquier ser vivo. Creo que es la primera mikadeana que sobrevive a algo así.

 

Poso mis manos en las de ellas y trato de aportarle algo de calidez, acerco un poco mi rostro y me fijo en sus neones ojos amarillos.

 

—Tu confiaste en mí y estoy muy agradecido por eso —susurro para inyectarle algo de tranquilidad a su estado actual —… Ahora yo quiero confiar en ti. Sé que puedes combatir tu sola este miedo, porque eres consciente de que jamás de te dejaré sola. Te prometo que regresaré.




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