Zenit: un mundo olvidado

El salto

Kelsea...

Podía oír una voz en la lejanía, pero no veía nada. Esto ya me pasaba a menudo, mi sueño llegaba a su fin y solo me quedaba en silencio en un fondo negro hasta despertar. Pero esta vez era diferente.

Kelsea recuerda...

Una voz masculina y delicada intentaba acercarse, en su voz se podía percibir la angustia, pero no lo podía escuchar con claridad, el sonido era muy tenue

Prometiste volver, ya es hora, recuerda...

¿recordar? ¿Qué es lo que debo recordar? ¿Qué he olvidado?

Mi corazón comenzó a latir con fuerza y podía sentir dentro de mi pecho como se aceleraba por la desesperación, no sabía quién era ese chico ni de que me hablaba, era como si en una parte muy lejana de mis recuerdos yo conocía esa voz y ahora solo podía sentir la inmensa necesidad de encontrarlo.

--¡¿Quién eres?!--. Logré gritar a todo pulmón, no sabía a que distancia estaba, pero esperaba que pudiera oírme

Zenit... Salta a la luna Kelsea

¿La luna? No entiendo, que disparate era este, ¿un espacio creado por mi mismo subconsciente podía hacerme sentir así? ¿no debería entender lo que dice?

Recuerda a Zenit, recuérdame Kelsea...

--¡Oblit! -- Grité

Abruptamente abrí mis ojos.

Estaba bañada en sudor, con la respiración agitada y mi brazo estaba estirado hacia el techo como si hubiese estado intentando alcanzar a ese chico. Aun sentía el pecho apretado y ese pequeño recordatorio de que tal vez no fue un producto de mi hiperactiva imaginación esta vez.

Me senté en la cama ya un poco más tranquila, dejando de lado el sueño que poco a poco abandonaba mi subconsciente.

Dios...mi habitación está hecha un desastre.

Las pruebas de natación para este año eran hoy y antes de dormir dejé mi habitación como un chiquero intentando encontrar la gorra azul que requería el uniforme, terminé encontrándolo cerca de las dos de la mañana y apenas pude dormir

Quizá eso explicaba los sueños extraños...

Mis sueños no suelen tener mucho sentido, pero este en especifico fue muy extraño, aun podía sentir la presión en el pecho y la garganta que me daba ganas de llorar, era como si extrañara esa voz de toda mi vida, pero al mismo tiempo no tenía idea de quien era.

--¡Auch! --. Me queje, una fuerte puntada en la cabeza me saco de mis pensamientos y también de mi cama.

Vuelve Kelsea...

Y allí estaba de nuevo ¿Qué no había despertado? Lo intente confirmar apretando con fuerza mi brazo, pero tanto este como la cabeza seguían doliéndome, entonces... ¿Por qué lo había oído de nuevo?

Mi alarma sonó sacándome del trance, el dolor ya había pasado y a pesar de preocuparme escuchar aquella voz de nuevo preferí creer que solo era un recuerdo de mi sueño, después de todo hoy necesitaba concentración y una noche de mal sueño no iba a arruinar mi oportunidad de entrar al equipo de natación.

...

--¿Paso a buscarte de vuelta? Hoy salgo temprano del trabajo y me quedaría de paso--. Se ofreció Robert ya esperando a que bajara del auto y me adentrara al edificio que ahora sería mi nuevo instituto.

--Hubiese sido genial si no hubiesen cambiado mi lección de natación del miércoles al lunes, hoy llegaré tarde--. Me quejé, cosa que no debería ya que aparte de los estudios esta era mi única preocupación y era totalmente cosa mía si no me había preparado a tiempo

--Tranquila cariño, eres genial y arrasaras en la prueba, envía un mensaje cuando terminen tus clases--. Me sonrió y con eso arranco el auto.

Robert se convirtió en novio de mi mamá, y por consecuencia en mi padrastro hace ya casi diez años, me ha cuidado desde que tengo memoria y de hecho bromeamos con el hecho de que no tenemos la relación cliché de padrastro e hija donde deberíamos odiarnos. De hecho, podría decir que Robert me entiende más que mi propia madre de vez en cuando. Él es quien iba conmigo a los campeonatos de voleibol y posteriormente a los de natación, mamá solo iba a los importantes, según ella los deportes le dan fatiga.

--¡Kelsea! --. La punzada volvió a repetirse en mi cabeza en el momento en el que Miranda gritó mi nombre, haciendo que la voz del sueño volviera a resonar en mi cabeza. -- ¿Te encuentras bien? --. Dijo esta al ver mi mano en mi cien con el ceño fruncido.

-- Si, solo una migraña por levantarme rápido a último minuto--.

Vuelve...

Okay, ya estaba completamente despierta, era imposible escuchar voces en mi cabeza a menos que no estuviera sana mentalmente, dios ¿Qué era esto? ¿se podía desarrollar esquizofrenia ya a esta edad? Intentaba guardarme mi miedo para mi misma, si esto persistía simplemente hablaría con mamá después de clases, mientras tanto fingía que estaba escuchando con suma atención a Miranda hablándome sobre el nuevo interés amoroso en su vida que había visto en una película y como juraba que ella debió pertenecer a la época donde el amor se enviaba por cartas, y las mujeres solo usaban grandes y despampanantes vestidos.

--Miranda Blake... hágame el favor de cambiarse de lugar y esperar al receso para compartir sus desgracias amorosas--. Reprochó el profesor Finnegan mientras los demás reaccionaron con una leve risa mientras mi amiga era exiliada a la otra punta del salón

No me quedo otra que gastar los últimos quince minutos fantaseando con el paisaje de la ventana, quería distraer mi cabeza todo lo posible de la voz. Desde el segundo piso se podían apreciar las copas de los árboles del jardín, lo que con una pequeña sensación de alegría y nostalgia me hizo recordar lo simple que eran los paisajes que inspiraban mis dibujos de niñas, según yo aun tenía esa visión ya que en esa montonera de hojas verdes podía encontrar un gran prado mágico de otro mundo si yo me lo proponía

Recuérdanos, a Zenit...



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En el texto hay: romance, magia, un mundo de fantasia

Editado: 24.05.2021

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