Zero Date

Capítulo 2: Primera cita

Día 1:

 

Ella estaba frente a mí.

 

Su pelo negro, tan profundo que impedía a la luz escapar.

Sus ojos violetas, brillantes y cristalinos como una amatista.

Su piel blanca, tersa y pálida.

Su frágil figura que esperaba allí de pie.

 

Hanako era la chica a la que debía enamorar.

 

Aquel rostro no expresaba emoción alguna, como una muñeca. Solo estaba observándome usando el uniforme escolar.

Camisa blanca de mangas cortas, falda azul, medias hasta la rodilla, zapatos negros al igual que la corbata.

Su cuerpo era delgado y el uniforme se le ajustaba perfectamente.

De alguna manera me libré del hipnotismo de su belleza y observé alrededor.

 

Estábamos en lo que parecía ser un parque. Detrás de Hanako había una fuente. El suelo era de piedras de tamaños aleatorios que formaban un enorme círculo alrededor de la fuente. Se asemejaba a un reloj. Fuera de eso, el parque estaba rodeado de árboles de cerezo.

Con un leve arrullo del viento, una multitud de pétalos rosas se mecieron en el aire. Entre ellos, dos pétalos danzaron lentamente hasta llegar a mi mano que los iba a recibir. Pero al instante que tocaron mi palma, la atravesaron dejando atrás toda lógica.

 

– Entonces este mundo no es real… es una copia casi exacta del verdadero, pero tiene pequeños fallos como el que acabo de ver.

 

Un ruido de metal sonó al bajar la mano que tenía extendida.

En mi muñeca tenía un reloj plateado.

Miré la hora.

 

12:04 pm

 

– Solo tengo 12 horas.

 

Sin tardar más, di inicio a la conversación.

 

– H-Hola.

 

Ella no respondió.

 

– ¿Pasa algo?

 

Ella expresó una cara confundida y apunto a sus oídos negando con la cabeza.

 

– ¡Oh! Cierto, lo había olvidado. Que irónico.

 

Soy un asco de persona por haber olvidado que ella tenía esa discapacidad auditiva.

Luego de odiarme por un rato, proseguí.

 

– (Hola) – Saludé con la mano.

 

– (Hola) – Respondió.

 

Siguió haciendo señas con sus manos, pero por desgracia, no entendí.

 

– Esto va a hacer más difícil de lo que esperaba. No solo soy pésimo socializando, ella no puede escucharme.

 

En completo silencio, decidimos caminar juntos por el parque. No hubo avance alguno más allá de unas sonrisas que se formaban en sus labios de vez en cuando algo le llamaba la atención, por ejemplo aquellas carpas que estaban en el lago.

Tuve tiempo para echar un vistazo a todo.

Las sensaciones eran muy similares a las reales. Como el tacto con la madera de los árboles, la humedad el agua. Pero no podía dejar de pensar que seguía siendo falso. Un mundo falso que solo existe con el propósito de enamorar a Hanako.

 

– Esto no tiene sentido.

 

Me distraje y sin darme cuenta, estaba solo en uno de los caminos de piedra que componían el parque.

Ella desapareció de la misma forma que lo hacía en clases. Sin dejar rastros.

El parque en el que nos encontrábamos me era muy familiar. Ya no había visto antes en alguna parte.

 

– Por supuesto, es el parque Akihabara de Tokyo. Lo que significa que esta debe ser una réplica de la ciudad de Tokyo, donde actualmente debería estar estudiando.

 

Salí del lugar para buscar a Hanako, pero no la hallé.

Me di cuenta de que lo que había dicho el “Ángel” era verdad. Todo el lugar estaba vacío de vida humana.

Exploré cuanto pude, pero la vasta ciudad era desde mi perspectiva infinita para recorrerla a pie.

 

Las calles, los edificios, restaurantes, salas de cine, panaderías, estacionamientos, hoteles etc.

Todo estaba desprovisto de humanos. Por supuesto la tecnología como paneles electrónicos, semáforos y faroles seguían funcionando. También había autos, motos, ciclas y demás por todas partes.

Era tal la tranquilidad que el horrible sonido de los trancones o el día a día de la congestionada ciudad se silenció y fue remplazado por el natural sonido de las aves cantando o los arroyos del agua.

El aire era puro y fresco. Sin duda esto solo sería posible en este mundo.

 

La tarde cayó y no pude encontrarla. Hanako se esfumó de mis manos nada más empezar el día.

Aunque es un mundo falso, el cansancio y el hambre siguen haciendo efecto. Busqué el hotel más cercano y me hospedé por esa noche.

Sentado en la cama, me dediqué a pensar sobre todo lo sucedido.

 

– Estoy en coma, atrapado en el Limbo, jugando el juego de un “Ángel”, intentando enamorar a una chica…

 

Desde luego todo se oía muy ridículo, pero había algo que me molestaba. No sabía exactamente qué, pero esa sensación de inquietud no desaparecía.

Salí al balcón de la habitación para despejar mi mente. Tomé una gran inhalación y suspiré.

La luna llena estaba en su punto más alto, iluminando la helada noche de la ciudad de Tokyo.

 

– En este momento debería estar jugando con Yanamo en la sala de videojuegos.

Miré el reloj que por alguna extraña razón no podía quitarme.

 

11:59 pm

 

Luego…

 

00:00 am

 

Todo se reinició.

 

Como si me hubiese despertado de un sueño, abrí mis ojos al sonido de un chasquido de dedos.

 

Día 2:

 

Hanako estaba de nuevo frente a  mí. Mirando con curiosidad.

De nuevo, inexpresiva.

Sentí algo inusual en mis hombros.

Tenía puesta una mochila exactamente igual a la del mundo real.




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