Día 7:
El chasquido de dedos me vuelve a despertar.
— Esto es algo para lo que no estoy hecho. ¿citas? ¿enamorar? En ningún momento me dieron un manual de cómo hacerlo. Incluso Yanamo es más experimentado que yo. Debí haberle pedido que me prestara uno de sus mangas de romance, quizás así hubiese tenido alguna idea de que hacer.
Observé las nubes que se arremolinaban en el cielo. Eran pinceladas de color blanco.
Tener que enamorar a una chica es difícil. Por alguna razón pensé en Yanamo. El genio de los juegos de citas con chicas 2D.
— ¿Que estará haciendo en este momento? Es mi séptimo día aquí atrapado, lo que quiere decir que ya pasó una semana desde mi caída.
La brisa acompañó mis pensamientos. Hanako no tardó en irse y dejarme solo ahí viendo las nubes.
— ¿Qué habrá sucedido con todos? ¿Me extrañarán en la preparatoria? — Esbocé una sonrisa sarcástica — Si como no…
Me quedé hipnotizado por el movimiento tan natural del cielo.
— ¿Cómo estará mamá? Supongo que se preocupó al enterarse de mi accidente. Espero que no la esté pasando mal.
Al recordar a mi madre, no pude evitar la nostalgia. La extrañaba, pero ahora no era momento de llorar.
Apretando mi puño, tomé algo de valor para continuar con esta locura.
— Debo volver rápido. No quiero que las personas a las que les importo se preocupen más. Cumpliré mi promesa con Yanamo. Me convertiré en un hombre que cause orgullo a mi madre.
Levantando mi mano al cielo, cerré mi palma a modo de pacto conmigo mismo.
Bajé la mirada y caminé por el parque. Por suerte, Hanako no se había alejado demasiado. Estaba viendo nadar a las carpas a la orilla del lago.
— (Hola) — Saludé con la mano acercándome paso a paso para no ahuyentarla.
— (Hola) — Devolvió el saludo.
Saqué el cuaderno y el bolígrafo.
“¿Quieres salir a caminar por el parque?”
Sus ojos se iluminaron por un momento y asintió.
Para ganar terreno, debía conseguir tanta información fuera posible de ella, eso implicaba tener que preguntar.
“¿Estas triste? ¿Puedo hacer algo?”
Estábamos sentados en una de las tantas bancas que había repartidas por el parque.
Ella todo el tiempo tenía una mirada inexpresiva, sin embargo en sus ojos había una chispa de tristeza. Al menos yo podía notarlo después de pasar una semana interactuando con ella.
Se veía incomoda en cuanto pregunté demasiado.
Negó con la cabeza y se levantó de la banca. Sus ojos se humedecieron. Su expresión neutra no encajaba con la tristeza de sus ojos.
Cuando se tocó las esquinas, notó que estaba llorando. Parecía sorprendida y como un conejo asustado y confundido, corrió a toda prisa lejos de mí.
— ¡No puede ser!… ¿enserio?
No sabía que me molestaba más. Si mi falta de tacto a la hora de preguntar y leer el ambiente, o la fragilidad de los temas y comportamientos que tenía Hanako. Simplemente éramos opuestos.
Con ella se debía tratar con calma y entendimiento. Pero no tenía tiempo para esperarla a que se adaptara a mí, al siguiente día olvidaría todo.
Me llevé ambas manos a mi cara y grité por el estrés.
— Solo quiero despertar de este horrible sueño, nada más me importa ¿Por qué no puede ser fácil enamorarla?
Nunca en mi vida había tenido una relación amorosa. Lo más cercano fue—
— . . .
Por unos instantes, como si un vídeo que se hubiese corrompido apareciera en mi cabeza, la silueta de una chica se proyectó en mi mente.
Su cuerpo de infante era lo único que se veía con claridad. Su rostro se hallaba cubierto por unos rayos de luz intensos.
— Estas memorias… ¿A quién pertenecen?
Eran pensamientos muy extraños y sin sentido.
Para cuando recobré la consciencia, no había pista de Hanako.
Como era de esperarse, no podía correr para alcanzarla. Y así, la perdí de nuevo.
00:00 am
El día se reinició.
Día 8:
El típico chasquido de dedos.
Hanako frente a mí.
Y la silenciosa y solitaria ciudad de Tokyo.
Entendí que jugar este juego sin conocimiento era estúpido. Por esa razón, desistí por hoy. Si realmente quiero ganar, debo de prepararme adecuadamente y para ello voy a trabajar mi cerebro.
Saludé a Hanako y me marché al centro de la ciudad para conseguir información que me ayudara a comprender las cosas.
— Si este mundo funciona como creo, las bibliotecas y café internet deben de estar operando aun sin humanos. Voy a investigar todo lo que pueda sobre citas y parejas.
Hanako no hizo nada más que verme marchar de la fuente y luego ella también tomó su camino en otra dirección. He de suponer que hacia el lago donde están las carpas.
Pasé todo el día leyendo documentos, historias, noticias y hasta consejos sobre cómo tener tu cita ideal. Por si fuera poco, investigué en Pandoogle y observé videos de cómo comportarse en una cita, como vestir y a donde llevar a la pareja.
Como extra, imprimí y practiqué algunas recetas de cocina para prepararle a Hanako.
Después de horas y horas trabajando mi cerebro todo el tiempo para memorizar esa cantidad inusual de información, finalmente me tiré a la cama para descansar. No antes de tomar algunos apuntes importantes en el cuaderno. A pesar de que apenas llevábamos unos días, ya había gastado 12 hojas enteras de las 100 que poseía.