Zero Date

Capítulo 7: Consiente

Me desperté.

Estaba en un lugar diferente al que ya estaba acostumbrado.

De pie sobre la terraza de un edificio.

Me sentía extraño, de cierta manera más liviano.

No podía mirar a otro lugar más que al frente.

 

— Este escenario se parece al día en que caímos.

 

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un sonido fuerte.

 

¡¡Doooomm!!

 

— Es un latido…

 

¡¡Doooooom!!

 

— ¿O no?

 

El sonido es fuerte, pero se escuchaba profundo, como si estuviese cubierto por algo.

 

¡¡Dooooom!!

 

— Son… ¿Golpes?

 

Mi visión era borrosa. No podía apreciar bien lo que estaba delante de mí.

 

— ¿Qué es eso?

 

La silueta de una persona arrodillada y golpeando el suelo.

Podía verse algo rojo en el suelo. Pero esa figura seguía golpeando sin parar. Lo hacía al ritmo de las manecillas del reloj.

 

— ¿Por qué lo hace?

 

¡¡Doooom!!

 

No paraba de golpear.

 

¡¡Doooooom!!

 

Una….

 

¡¡Dooooom!!

 

Y Otra…

 

¡¡Dooooom!!

 

Y otra y otra y otra y otra vez lo hacía… No paraba de golpear el suelo.

Por un breve momento creí reconocer la figura a pesar de lo borroso de todo.

 

— ¿Quién es…?

 

De repente, mi visión comenzó a levarse.

 

— ¿Estoy mirando al cielo?

 

La silueta del sujeto se encogió, o mejor dicho, se alejaba de  mí.

Mi cuerpo estaba inclinándose hacia atrás.

 

— Estoy cayendo…

 

Solo pude observar el borde del edificio.

La gravedad me arrastraba.

Hilos de cabello taparon mi visión.

 

— Un momento… este no es mi cuerpo.

 

¡¡Crack!!

 

Se rompió.

Pero como una caída infinita. De nuevo estaba cayendo. Inerte.

 

¡¡Crack!!

 

No paraba de caer e impactar. Sin embargo el dolor no existía. Tampoco podía hacer nada más allá de mirar desde esa perspectiva.

 

Solo por un breve instante, pude girar mi cabeza a la derecha.

 

— ¿Qué demonios es esto?

 

Había una línea de edificios que se perdían en el horizonte y como un accionador, varias siluetas borrosas caían de estos. Una después de la otra. Cada impacto se rebobinaba a más velocidad.

Una repetición sin fin.

 

¡¡Crack!!

 

El chasquido me despertó junto con el impacto.

 

Día 222:

 

Estaba de pie. Otra vez frente a la fuente de aquel parque.

Me tambaleé y caí al suelo sin razón aparente.

Sentía mareo. Debilidad. Miedo.

No soporté más y…

 

— ¡¡Guuuaghwawawawg!!

 

 Vomité.

Mis manos temblaban.

 

— ¿Por qué estoy tan asustado? Solo fue un sueño… ¿Verdad?

 

Me tomó tiempo calmar mis nervios.

De nuevo busqué a Hanako.

Llegué al parque Kuriyama y la saludé.

De nuevo, me presenté como siempre y volvimos a salir juntos.

 

Durante todo el día, no podía dejar de pensar en ese sueño. Era muy extraño, fue la primera vez que me sucedía.

 

4:34 pm

 

Hanako notaba mi estado. No dudó en preguntar.

 

— (¿Qué sucede? Te veo asustado).

 

— ¿Asustado?... claro, eso era lo que sentí al caer de ese edificio. Su altura, la sensación de vacío… ¿Quién haría algo así?

 

Con ese pensamiento me sentí muy idiota. ¿Quién haría algo así? No soy quien para preguntarlo.

 

— Es cierto… yo lo hice. Me suicidé arrojándome por la terraza del centro comercial. Pero lo más preocupante no es la acción, si no el cuerpo que se lanzó en ese sueño. Ese sujeto no tenía miedo. No temía morir derramando sus sesos en el suelo. Eso es algo… que realmente me perturba.

 

— (No es nada, solo—)

 

— (Estás mintiendo. Dime que te inquieta) — Me interrumpe.

 

— Claro, Hanako ayer me dijo que ya sabía que el mundo no era real. Eso significa que al romper la regla ella volvió a recuperar su pasado. ¿Ya es consciente de donde estamos?

 

Tenía mis dudas, sin embargo, las demás reglas solo implicaban “No hablar de nuestro trato (pues eso implicaba la existencia del “Ángel”) y No decir su nombre”.

 

Iba a levantar la mano para decirle a Hanako la situación en la que estaba, pero…

 

— ¿Y si el nombre de ese sujeto es un objeto, o lugar? ¿Debería hablar con Hanako más profundamente? Eso implica arriesgarme a romper otra regla.

 

Estaba detenido. Perdido en mis dudas y pensamientos.

No quería volver a romper una regla. Sentir que lo conseguiste y darte cuenta que todo fue en vano.

 

— (Hiro, por favor. Dime que sucede).

 

La vi a los ojos y el recuerdo de ayer se avivó, permitiéndome escuchar esas palabras tan tristes.

 

“Lo siento… Hiro…”

 

Su voz me tocó una vez más. Las dudas se disiparon y comprendí nuevamente que no estaba solo. Ella está aquí conmigo.

 

— Ella es Real, lo sé.

 

Debía tomar el riesgo, no por mí… por ella.

Tomé un suspiro y calmé mis manos.

 

— (Hanako, ya sabes que este mundo no es real, ¿verdad?)

 

Su cara de sorpresa al verme es poca.

 

— (Entonces también lo sabias… no parecía importarte de todos modos. Creí que no eras consciente).




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