Prólogo

Las civilizaciones del mundo arden en un caos sin precedente tras la muerte de sus líderes en batalla. Algunos guerreros sobrevivientes renunciaron a sus espadas a causa del terror producido por la guerra, pero muchos otros se han unido a nuevos ejércitos más poderosos para lo que será el enfrentamiento decisivo por el dominio de las tierras desgobernadas.

«Será la guerra más importante del siglo», pronostican los sabios desde las tribunas de las plazas sin nadie que los escuche, porque las familias asustadas se han refugiado en sus hogares para rogar al cielo por la protección divina, o la llegada de un héroe que pueda traer justicia. Otros menos optimistas partieron a peregrinar en busca de las tierras sagradas donde se dice que la paz es imperturbable. Pero miles se esconden, predican o escapan; los bandidos y soldados deshonestos aprovechan la anarquía para hacer de las suyas extorsionando, robando e incluso asesinando a quienes les apetece.

Lejos del desorden, en el interior de un fuerte oculto en medio de un desierto remoto, las huestes de un ambicioso gobernante esperan con paciencia el momento de salir a la batalla, cuando advierten las siluetas de cuatro misteriosos jinetes sobre el horizonte.

Casi cien soldados partieron un año antes bajo las órdenes del rey Bastes a saquear las ciudades asoladas por la guerra, pero ni fueron bien recibidos por los habitantes, ni la suerte los acompañó en el camino de vuelta. Ahora que el rey ha muerto solo cuatro exploradores regresan, heridos y exhaustos, a dar parte del viaje a su hermano y líder del fuerte, el general Zeo.