Zodiac Chronicles

Capítulo 7: El Llamado del Cetro

La noche cubría el bosque mientras Leona, Aries, Escorpio y Géminis avanzaban con el Cetro del Destino en su poder. La poderosa reliquia emanaba una luz tenue que los guiaba en la oscuridad. Habían aceptado la responsabilidad de protegerlo, pero sabían que su misión estaba lejos de terminar. El aire parecía vibrar, cargado de magia antigua y, en el fondo de sus corazones, cada uno sentía que algo importante estaba por suceder.

—¿Sientes eso? —preguntó Géminis, mirando a Leona con una expresión grave—. Hay una energía extraña en el ambiente, como si el propio bosque estuviera despertando.

Leona asintió, sintiendo el peso del cetro en sus manos. —El cetro parece estar guiándonos. No sé hacia dónde, pero siento que estamos cerca de algo importante.

—Es un buen augurio —dijo Aries, intentando romper la tensión—. ¿Qué tan malo podría ser?

Escorpio le lanzó una mirada de advertencia. —No subestimes el poder de este lugar, Aries. La Sombra Antigua puede haber sido derrotada, pero no sabemos si otros seguidores de la oscuridad podrían aparecer.

Justo cuando Escorpio terminaba de hablar, un sonido bajo y profundo resonó en la distancia. Era un eco extraño, casi como un latido. Los cuatro intercambiaron miradas, y Leona sintió que el cetro vibraba suavemente, como si respondiera al llamado de aquella misteriosa pulsación.

—¿Qué es eso? —preguntó Géminis, intentando localizar el origen del sonido.

Leona alzó el cetro, y la luz se intensificó, iluminando el sendero frente a ellos. —Solo hay una forma de averiguarlo —dijo, tomando la delantera.

El grupo avanzó en silencio, y el latido se fue volviendo más fuerte a medida que se adentraban en el bosque. Las sombras parecían moverse a su alrededor, y una sensación de opresión comenzó a caer sobre ellos, como si la magia del lugar intentara frenarlos.

Finalmente, el sendero se abrió en un claro donde una antigua estructura, un altar de piedra ennegrecida, se erguía imponente. En su centro, una serie de símbolos rúnicos brillaban con una luz tenue, pulsando al mismo ritmo que el latido que habían escuchado. Era como si el lugar estuviera vivo, esperando su llegada.

—Este altar… —susurró Escorpio, examinándolo detenidamente—. He visto estos símbolos en los antiguos textos del reino de las Sombras. Parece ser una especie de sello.

—¿Sello? ¿Qué clase de sello? —preguntó Aries, mirándolo con escepticismo.

Géminis se acercó al altar, y sus dedos rozaron los símbolos. —Creo que estos símbolos mantienen sellado un poder antiguo. Quizás algo relacionado con la Sombra Antigua o… con el propio Cetro del Destino.

Leona, sin dejar de observar el altar, sintió una extraña conexión con el lugar, como si algo en su interior le instara a seguir adelante. Dio un paso más cerca y alzó el cetro sobre el altar. La vibración de la reliquia aumentó, resonando con el latido de las runas, y la luz del cetro comenzó a brillar con mayor intensidad.

De repente, un destello cegador envolvió el altar, y los símbolos comenzaron a moverse, como si fueran serpientes de energía pura que emergían del grabado. El grupo dio un paso atrás, preparándose para lo que fuera a suceder.

De la nada, una figura comenzó a formarse frente a ellos. Era una sombra, pero no una cualquiera; tenía una presencia imponente y un aura de poder que parecía llenar todo el claro. Los ojos de la figura se abrieron, brillando como dos brazas encendidas, y una voz grave y profunda resonó en sus mentes.

—¿Quiénes osan perturbar mi descanso?

Leona levantó el cetro, manteniendo la calma a pesar de la intimidante presencia. —Somos los guardianes del Cetro del Destino. Venimos en busca de respuestas y de proteger el equilibrio de los reinos.

La figura observó a Leona, evaluándola con una mezcla de respeto y curiosidad. —Así que el cetro ha encontrado nuevos guardianes. Es un arma poderosa, pero también una carga peligrosa. Hay secretos antiguos que solo aquellos dignos pueden conocer. Sin embargo, deberán demostrar su valor si desean recibir mi sabiduría.

—¿Qué clase de prueba? —preguntó Aries, siempre dispuesto a enfrentar cualquier desafío.

La figura alzó una mano espectral, y el claro comenzó a transformarse. Los árboles se apartaron, revelando tres portales oscuros, cada uno emitiendo una energía diferente. La voz resonó de nuevo:

—Cada uno de ustedes enfrentará una prueba diferente. Solo aquellos que superen sus propios temores podrán desbloquear el conocimiento que necesitan para proteger el cetro y los reinos.

Leona miró a sus amigos, sintiendo el peso de la misión y la incertidumbre de lo que cada uno enfrentaría. Pero también vio la determinación en sus ojos. Sabían que esta era una prueba crucial en su misión y que el destino de los reinos dependía de ellos.

—Lo haremos —declaró Leona, con una mirada desafiante hacia la figura.

La sombra asintió lentamente. —Entonces, adelante, guerreros. Que el destino de los reinos esté a su favor.

Sin dudarlo, el grupo se separó, cada uno entrando en un portal diferente, enfrentando sus pruebas individuales. Cada uno sabía que estas pruebas los llevarían al límite, desafiando sus miedos más profundos y sus deseos más oscuros.

Pero también sabían que, si superaban estas pruebas, estarían un paso más cerca de comprender el verdadero poder del Cetro del Destino y la clave para proteger a los reinos de la oscuridad que acechaba en las sombras.




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