Tras superar sus pruebas personales, Leona, Aries, Escorpio y Géminis regresaron al campamento, donde los otros signos los esperaban con una mezcla de anticipación y ansiedad. La noticia de que habían recuperado el Cetro del Destino, y de que todos ellos habían enfrentado sus miedos más profundos, los había convertido en una fuente de inspiración para el resto de los guardianes.
El campamento estaba envuelto en un aire de inquietud y expectativa. Los otros signos se reunieron alrededor de una fogata, y en el centro, el Cetro del Destino emitía una luz brillante, como si respondiera a la energía de aquellos que lo rodeaban.
Tauro fue el primero en hablar, cruzado de brazos y con una expresión pensativa. -El cetro ha regresado, pero las sombras continúan moviéndose en los confines de nuestros reinos. No podemos permitirnos un solo paso en falso.
-El Cetro del Destino contiene un poder antiguo que aún no comprendemos del todo -agregó Capricornio, su tono serio-. Si no conocemos su verdadera naturaleza, podríamos estar caminando hacia nuestra propia perdición.
Géminis, que estaba sentado cerca de la fogata, intervino. -Mientras estaba en mi prueba, tuve visiones extrañas... imágenes de llamas y figuras que parecían ser los signos mismos. Creo que están conectadas al cetro de alguna manera.
De repente, una ráfaga de viento apagó la fogata y el bosque quedó en penumbras. En medio de la oscuridad, una figura apareció flotando entre ellos. Era la misma mujer etérea que Leona y sus amigos habían visto en la cueva: la Guardiana de los Secretos Antiguos.
-Saludos, guardianes del Cetro del Destino -su voz era suave y profunda, llena de una calma que no podía ser perturbada por la tensión del momento-. Su viaje solo ha comenzado. Hay cosas que deben saber para poder enfrentarse a la oscuridad que amenaza con consumir sus reinos.
Todos guardaron silencio, cautivados por la presencia de la guardiana. Fue entonces cuando la mujer comenzó a hablar de una profecía antigua, la Profecía de las Doce Llamas.
-Hace siglos -explicó la guardiana-, cuando los reinos de los signos fueron creados, el Cetro del Destino fue forjado para mantener el equilibrio entre el bien y el mal. Cada uno de ustedes, los doce signos, tiene una llama sagrada en su interior, una chispa de poder único que, al unirse, puede proteger los reinos o, si se corrompe, destruirlos.
Leo frunció el ceño, intentando comprender. -¿Significa eso que nuestras energías están ligadas al cetro?
La guardiana asintió. -Exactamente. El cetro es una extensión de sus propias almas y representa el vínculo entre los doce. Pero la Profecía de las Doce Llamas también advierte que, si uno de ustedes cae en la oscuridad, el poder del cetro podría corromperse.
Escorpio observó a los demás con recelo. -Entonces, si uno de nosotros es tentado por las sombras, podría convertirse en una amenaza para todos.
La guardiana miró a Escorpio, y una tristeza profunda cruzó su rostro. -Así es. Si alguno de ustedes traiciona el pacto de los doce, no solo pondría en riesgo el equilibrio de los reinos; el Cetro del Destino se volvería un arma de destrucción incontenible. La oscuridad acecha, y solo juntos podrán resistirla.
Aries, siempre ansioso por actuar, preguntó: -¿Entonces debemos protegernos entre nosotros y asegurarnos de que nadie caiga en la oscuridad? ¿Eso es todo?
-Eso es parte de su misión, pero no es lo único -respondió la guardiana-. La Profecía también habla de una prueba final, una batalla que decidirá el destino de todos los reinos. En esa prueba, cada uno de ustedes deberá activar su llama interior y armonizarla con las demás.
Leona miró el cetro, que brillaba aún más intensamente en la presencia de la guardiana. -¿Cómo podemos activar esas llamas? ¿Qué tenemos que hacer?
La guardiana extendió una mano, y una luz suave emanó de ella, envolviendo a cada uno de los signos. -Deben conocerse a sí mismos y entender los deseos más profundos de su corazón. Cada llama se activa cuando el portador abraza tanto su luz como su sombra, cuando acepta que sus defectos son tan importantes como sus virtudes.
Géminis asintió, recordando su prueba y cómo había abrazado cada aspecto de su ser para superarla. -Entonces, todo esto... las pruebas... fueron solo el comienzo de esa armonización.
-Así es -la guardiana asintió-. El poder de cada llama interior es único: algunos de ustedes controlan la fuerza de la tierra, otros el poder de la mente, y otros el fuego de la pasión. Pero para derrotar a la oscuridad, deberán unir todos esos elementos en uno solo.
La guardiana comenzó a desvanecerse, y su voz se fue haciendo más tenue. -El tiempo es corto, guardianes. Los seguidores de la Sombra Antigua buscarán el Cetro y harán todo lo posible por dividirlos. Solo aquellos que permanezcan unidos podrán vencer. Confíen en sus llamas, en su unión... y recuerden siempre que la traición será su fin.
Con un último destello de luz, la guardiana desapareció, dejando a los signos en silencio bajo las estrellas. Cada uno sentía el peso de la profecía y la importancia de mantener sus vínculos intactos.
Tauro rompió el silencio, su voz grave pero segura. -Pase lo que pase, debemos protegernos unos a otros. Todos tenemos nuestras diferencias, pero ahora estamos unidos por un propósito mayor.
Leona levantó el cetro y lo observó con una renovada determinación. -La guardiana tiene razón. Somos la única defensa que tienen nuestros reinos. Y si la traición es nuestra mayor amenaza, entonces debemos aprender a confiar plenamente en los demás.
Sagitario, siempre optimista, sonrió y asintió. -Si la clave es confiar y aprender a trabajar juntos, entonces este será el comienzo de una nueva era para nosotros.
Cada uno de los signos puso una mano sobre el cetro, formando un círculo de lealtad. Las llamas invisibles de sus almas comenzaron a resonar con el poder del cetro, y un destello dorado iluminó el campamento. La unión entre ellos parecía fortalecer el poder de la reliquia y, por un momento, sintieron la verdadera magnitud de lo que significaba ser los guardianes del Cetro del Destino.