Zodiac Chronicles

Capítulo 20: El Último Enfrentamiento

La luz de la Llama Suprema brillaba con una intensidad cegadora, su fuego cálido y purificador iluminando el campamento de los signos. Habían logrado lo imposible: habían encendido la llama, y con ella, habían sellado su destino. Sin embargo, en sus corazones latía una sensación de inquietud, como si algo aún estuviera por ocurrir, como si la verdadera batalla estuviera a punto de comenzar.

El viento se calmó, y el aire que rodeaba a los signos se sentía denso, cargado de energía. **Leona** fue la primera en levantarse, su mirada fija en el horizonte, donde el cielo comenzaba a teñirse de un rojo profundo. La calma que sentían era solo temporal. Sabía que **Moros** no se detendría por nada, y que aún quedaba un enfrentamiento final, uno que marcaría el destino de todos los reinos.

**Escorpio** se acercó a ella, sus ojos oscuros reflejando la misma preocupación. —Esto no ha terminado. Moros ha quedado debilitado, pero aún tiene fuerza. No podemos bajar la guardia.

**Leona** asintió, su expresión seria. —Lo sé. Pero ahora tenemos algo que Moros no tiene: la unidad de los doce signos. Nuestra conexión es más fuerte que cualquier oscuridad. No podemos permitirnos fallar.

El resto del grupo comenzó a reunirse, cada uno sintiendo el peso de la decisión que acababan de tomar. **Sagitario**, como siempre, mostró una sonrisa confiada, aunque sus ojos también delataban la ansiedad que se escondía tras su fachada de despreocupación.

—Hemos hecho lo impensable, pero aún hay una última batalla que librar. Moros no va a rendirse tan fácilmente. —dijo, mirando a **Aries**, quien asintió con firmeza.

—Pero lo que no sabe es que esta vez no está luchando solo contra nosotros. Está luchando contra todo lo que hemos construido juntos —respondió **Aries** con pasión.

**Géminis**, al lado de **Libra**, observaba con atención el resplandor de la Llama Suprema. Sus dedos jugaban con las cartas del destino, como si sintiera que la batalla final no solo sería física, sino mental y emocional.

—Moros ha aprendido mucho de nosotros, pero nosotros también hemos aprendido de él. No subestimemos lo que está por venir. —advirtió **Géminis**, dejando en el aire la duda sobre cuál sería el próximo movimiento del enemigo.

**Tauro** y **Capricornio**, los pilares de la fuerza y la resistencia, se acercaron. Ambos sabían que lo que les esperaba sería el desafío más grande de sus vidas.

—La unidad será nuestra fuerza —dijo **Tauro**, con su voz tranquila pero firme—. Pero debemos estar preparados para perder algo más. Hay mucho en juego.

Con cada palabra, los signos comenzaron a sentir la inevitabilidad del enfrentamiento que se avecinaba. Habían recorrido un largo camino, pero el final parecía aún más distante y oscuro.

De repente, el aire se espesó nuevamente. **Moros** había regresado. Su presencia oscura llenó el aire, y su risa resonó con fuerza, como un eco distante, pero cercano. Los signos se prepararon, alineándose, sintiendo el peso de la misión que tenían por delante.

**Moros** apareció ante ellos, su figura envuelta en sombras que parecían tragarse la luz misma. Su mirada era profunda y malévola, y su voz resonó en sus mentes como un susurro infernal.

—Creen que la Llama Suprema les dará poder, pero están equivocados. Todo lo que han hecho hasta ahora ha sido inútil. No pueden escapar de su destino. Yo soy el fin, y ustedes solo son el comienzo de su caída.

**Leona**, levantando el Cetro del Destino, se adelantó, enfrentándose a **Moros** con una valentía inquebrantable. —El destino no está solo en tus manos, **Moros**. El futuro no se decide solo con el poder de la oscuridad. Nosotros somos los dueños de nuestro destino. Y hemos unido nuestras fuerzas para asegurarnos de que la luz prevalezca.

**Moros** sonrió con arrogancia. —La luz siempre es efímera. Y en el momento en que se apague, todo lo que han construido será destruido. La sombra es eterna.

Con un movimiento de su mano, las sombras que lo rodeaban cobraron vida, lanzándose contra los signos. Cada sombra era una manifestación de su propia oscuridad interior, una prueba de lo que cada uno de ellos había temido o deseado en lo más profundo de su ser.

**Escorpio** fue el primero en actuar, usando su veneno y su astucia para desintegrar las sombras que avanzaban hacia él. Pero sabía que no podía hacer esto solo. Giró hacia **Leona** y le dio una mirada cómplice. Ella entendió el mensaje sin palabras. Juntos, deberían usar el poder combinado del Cetro del Destino y su unidad para vencer a **Moros**.

**Leona** levantó el cetro, enfocando toda su energía en la llama que ardía en su interior. **Aries** y **Sagitario** se movieron hacia adelante, su poder combinado de fuego siendo un contrapeso perfecto contra las sombras que los rodeaban. Los dos lanzaron un ataque feroz, el fuego consumiendo la oscuridad, pero la lucha estaba lejos de terminar.

**Tauro**, con su fuerza indomable, y **Capricornio**, con su resistencia estratégica, defendieron el flanco, bloqueando las sombras que intentaban dispersar al grupo. El esfuerzo conjunto de los signos parecía detener la marea de oscuridad, pero **Moros** seguía siendo una amenaza formidable.

Mientras tanto, **Libra** y **Géminis** trabajaron en equipo para crear un campo de energía, un escudo protector que rodeaba a los signos, protegiéndolos de los ataques más mortales. La energía que fluía entre ellos era palpable, una corriente inquebrantable que solo podía existir cuando todos estaban unidos en su propósito.

**Virgo**, con su mente aguda, comenzó a estudiar el patrón de ataque de **Moros**, buscando una abertura. Sabía que el único modo de derrotarlo era debilitar su esencia, destruir la oscuridad desde su núcleo. El poder de la Llama Suprema debía ser utilizado de la manera correcta.

De repente, **Virgo** encontró la clave: la luz de la Llama Suprema podía purificar la oscuridad de **Moros**, pero solo si se dirigía directamente al corazón de su ser. Sin perder tiempo, comunicó su hallazgo a **Leona**, quien, con una concentración feroz, utilizó el poder del Cetro para dirigir la Llama hacia el núcleo de la oscuridad de **Moros**.




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