Zombie Love Never Dies.

Hablemos Por favor. 16

Atenea.

 

Nuevamente nos separábamos, nuevamente esta guerra nos distancia, una guerra estúpida, una guerra provocada por seres imbéciles.

Karsten me mira, y entre sus brazos, se lo que piensa, es inevitable, esto era el plan, Aren irá a buscarme yo lo sé, y todos nos uniremos para derrotar a Ivar, si es que todo sale como lo habíamos acordado.

Ahora duele mucho más el distanciamiento, y solo en mi cuerpo quedan los recuerdos de las caricias de Aren, en como mis manos pasaban por su piel verdosa, en cómo nos mirábamos y nos profesábamos nuestro amor en cada jadeo, lo amaba, lo adoraba, lo añoraba.

Un pensamiento irrumpe mi fantasía, es Audrey, la futura esposa, la que compartirá la eternidad con Aren, también pienso en lo poco que estuvimos juntos y se me hace sospechoso, habíamos acordado que dentro de dos o tres días Karsten iría a buscarme, pero solo fueron horas…

 

-       Karsten porque viniste a buscarme tan pronto…- le inquiero-

-       Ha habido un gran problema Atenea, Ivar nos descubrió, y se fue junto a sus súbditos, no sé adónde…

-       Pero entonces porque no me dejaste ahí con Aren, te hubieses quedado, hubiéramos armado otro plan…

-       No es tan sencillo, Aren me odia, por lo que supuestamente te hice, tampoco alcanzaste a decirle nada, ya que… bueno, al parecer tenían asuntos más urgentes que la guerra…-lo veo levantar una ceja y asomar una sonrisa-

-       No vengas con tus chistes Karsten, así se dieron las cosas, pero no me desvíes del tema, ¿que estás planeando?

-       Estoy planeando que Aren venga a la tierra de los desterrados, pensé que es mejor que venga en vez de sacrificar a los tantos zombies de DeathRose, en cambio, en donde yo vivo ya no hay seres de ningún tipo, ya que o se fueron con Ivar o están en el búnker del palacio a salvo, por lo cual, es mejor que estén en mi tierra, todos.

Ahora que lo explicaba de esa manera tenía más sentido, si nos quedábamos, muchos zombies serían sacrificados en la guerra absurda que había creado Ivar.

Me consoló la idea de volver a estar con Aren y que por fin se pueda explicar este mal entendido tan grande que yo sé que lo está atormentando, y también esperando que confié en mí y las palabras que le transmitirán Adonis y Max.

En poco tiempo habíamos llegado a la tierra de los Desterrados, y tal como había dicho Karsten, estaba vacío, no había ni humanos ni calaveras y mucho menos zombies en la ciudad, solo una gran neblina cubriendo toda la zona, pensaba en la gente que había reconstruido su vida ahí, ya que fueron despojados de sus tierras natales, de cómo se tuvieron que levantar nuevamente para seguir viviendo…

Karsten me mira y en sus ojos veo que siente lo mismo, él no quería esto, él no quería la guerra, pero como siempre, nada sale como lo planeamos.

 

-       Existe un traidor en la gente de Aren…

-       ¿A qué viene eso?

-       Te lo explicare cuando lleguemos al palacio.

 

Pasaron unos 10 minutos y entramos al castillo, rodeado de guardias de todo tipo, gente que es fiel al reinado de Karsten, armados hasta el cuello. Entramos y la reina, la madre de Aren, se encontraba en la sala de estar, al vernos, sale a nuestro encuentro y nos abraza a cada uno.

 

-       ¿Como les fue?, ¿Aren vendrá?

-       Lo más probable es que si lo haga reina Katherine- le respondo-

-       ¿Le dijiste todo el plan?, ¿lo pudo entender?

-       Pues no fue tan así- me interrumpe Karsten- digamos que la señorita zombie aquí presente, tiene asuntos más importantes que atender con su hijo, que el plan de la guerra…

-       Cállate idiota- le doy un golpe en el estómago para que deje de hablar y me dirijo a la reina- su majestad, Aren entenderá y vendrá lo más rápido posible, pero de todas maneras hay que estar atentos, no sabremos con que humor llegará Aren.

-       En eso tienes razón querida, Aren es de lo más temperamental, pero por lo que veo, si te ve, se calamara en seguida… espero.

No sé qué responderle a Katherine, por lo que miro a Karsten y el me entiende enseguida, necesitaba ropa y una ducha, por lo que ambos nos despedimos de la reina y nos dirigimos a mi habitación.

 

-       Cuando termines de arreglarte baja enseguida hay que pensar en otro plan por mientras llega tu amor.

-       No empieces con tus gilipolleces Karsten, estas de un humor tenebroso el día de hoy…

-       Entonces es un humor fascinante, además debo decir que me gusto ver la cara de Aren en angustia, ya que debió pensar que éramos cómplices o quizás algo más…

-       ¿Como puedes decir eso y a la vez querer hacer las paces con él?, ¿estas demente?, ¿te comieron el cerebro ya?

-       No seas idiota Atenea, sabes que me gusta atormentar a Aren, y ahora es para reírme no vengarme como antes…

-       Pues eso Aren aun no lo sabe, por lo cual no entiendo el punto de esta conversación…

-       Y dime Atenea… ¿cómo fue?

-       Cómo fue que…

-       ¿Tu primera vez?

-       ¿Qué te hace pensar que fue mi primera vez?

-       Tú me lo confesaste...

-       ¿Cuándo?

-       Una vez

-       No seas mentiroso…

-       Claro que si lo dijiste

-       No discutiré contigo sobre algo tan íntimo…

-       ¿Y porque no? ¿No somos amigos?

-       Amiga del diablo, mejor dicho

-       ¿Crees en la religión humana?

-       ¿Alguna vez te dejas de hablar?

-       Solo si me respondes

-       Responderte que…

-       ¿Como fue?

 

Lo miro unos segundos, luego dirijo mi vista a las sabanas, las memorias se hacen presente de los actos que habíamos tenido unas horas antes en la cama de Aren, sonrío involuntariamente y suspiro…




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