Zombie Love Never Dies.

War part II. 20

Atenea.

      Hubo un silencio tormentoso, todavía no podía procesar lo que habían dicho, tampoco tenía cómo comprobar de que si lo que estaban diciendo era real... ¿un hijo?, ¿mío y de Aren?... toco mi estomago plano…¿podía ser posible?, ¿tan pronto?, no quería seguir por ese sendero, miro directamente a mi rey, mira el suelo, visiblemente conmocionado, era algo que no esperábamos, era muy pronto, pero eso no quitaba que lo queríamos, teníamos la mentalidad de formar una familia, mejor temprano que nunca, pero ambos sentimos lo mismo, estamos en una zona de guerra, en la que nuestras vidas no estaban aseguradas… y menos ahora la de nuestros posible hijo. Algo en mi se remueve, esa sensación nuevamente aparece en mi estómago, algo en mi me lo gritaba… lo sentía, en cada poro, en cada respiración… mi corazón comienza a acelerarse, un presentimiento el mismo que apareció cuando mire a la bruja de Ivar… de algún modo lo sabía… estaba embarazada.

En un pestañeo, en medio de esa conmoción, Ivar se acerca a mi y me atrapa, intentaba llevarme, una vez más… estaba en shock, no sabía qué hacer. Aren mira la situación y su rostro se desfigura, estaba enojadísimo, intenta acercarse a nosotros, pero Audrey lo intercepta de maravilla mandándolo a volar a unos metros de distancia, y en ese momento explota todo, humanos, zombies, calaveras corren en el campo de batalla, disparos, espadas estaban por los aires y morían a una velocidad alarmante. Karsten se acerca rápidamente a mi y golpea a Ivar en el rostro, lo que logra despistarlo y aflojar su agarre de mi cuerpo, lo golpeó en el estómago logrando así que me libere completamente.

 

-          Idiotas, no tienen idea de nada, ese hijo que llevas portando es algo sagrado, es un hijo que cambiará la historia como la conocemos, tiene que estar en mis manos así tendré el futuro que siempre desee.-manifiesta desesperado-

-          De que estas hablando- le inquiero-

-          ¿Acaso no sabes?, tú y Aren no son como las parejas normales, ustedes fueron nacidos para estar juntos, diseñados para la perfección zombie, ustedes son diferente a nuestra raza pura, por eso sienten más que un zombie normal, ustedes son mitad humano, mitad zombie… ustedes son la creación de lo que está prohibido.

 

Me lo quedo viendo estupefacta… ¿cómo ha dicho?, ¿fuimos un experimento?, ¿no debimos nacer?, no podía entender, por mas que mi mente procesaba lo que estaba ocurriendo o mejor dicho lo que me estaba diciendo Ivar no podía comprenderlo en su totalidad, miraba a Karsten igual de desorientado que yo, quizá era mentira, quizá era una jugada de Ivar para distraernos, sin más me acerco a él y lo golpeó con todas mis fuerzas, logrando romperle la nariz, Karsten reacciona y también comienza a golpearlo brutalmente, mientras miro a mi alrededor en busca de Aren… Mis latidos lo encuentran rápidamente, Audrey estaba encima de él ahorcándolo con todas sus fuerzas, así que sin más salgo corriendo a su dirección, llegando más rápido de lo esperado agarró a la arpía de sus cabellos y la tiró lo más lejos posible. Aren se recompone con dificultad, estaba a punto de matarlo…

 

-          ¿Estás bien?- le pregunto-

-          ¿Gracias a ti ahora si…y ustedes?

Inmediatamente una sonrisa involuntaria se asoma por mi rostro, “ustedes”, yo y su hijo… ya somos un “nosotros”…

 

-          Estamos bien… creo que tenemos que agarrar a la bruja, ella sabe cosas sobre nosotros, Ivar me dijo que tu y yo somos un experimento de lo prohibido, que no somos cien por ciento zombies, que somos mitad humanos, que por eso experimentamos cosas diferentes y….

 

No alcanzo a contarle nada mas ya que una punzada se instaló en mi pierna, era una flecha que la atravesaba de lado a lado, me quedo estática, inundada por el dolor, un error garrafal… estábamos en un campo de batalla y no podíamos bajar la guardia. A toda velocidad también venía Audrey, pero fue interceptada por Basil…

 

-          NO LO HAGAS HERMANA, ESTAS TOTALMENTE EQUIVOCADA, ESTO ES UN ERROR…-le fritaba Basil-

-          TU NO ENTIENDES NADA, NO ENTIENDES MI SUFRIMIENTO Y LO QUE TUVE QUE PASAR YA QUE AREN NO ME PERTENECÍA, IVAR ME DIO TODO Y MUCHO MÁS DE LO QUE MI PUEBLO O EL “AMOR” NUNCA ME DIO.

-          De que estas hablando Audrey, yo te amo y nuestros padres te idolatran, que más quieres, ¿amor? Lo puedes encontrar mas adelante, Aren no era destinado a ti, siempre lo supiste…

-          De eso se trata…ella siempre fue un estorbo…ELLA NACIÓ PARA QUITARMELO Y YO LA MATARE PARA QUE NADIE LO TENGA…

-          Jamás espere que te convirtieras en esto, ¿no te intereso en lo más mínimo?, ¿en nuestros recuerdos de la infancia?, ¿en nada?, ¿tan egoísta te volviste?

 

Audrey no sigue hablando y se lanza hacia su hermano, pero Adonis aparece en escena y sin previo aviso le entierra una espada por la espalda, atravesando el corazón inmortal de ella. Se da media vuelta mirando a mi hermano directamente, comienzo a desesperarme, lo matará, estoy segura… se saca la espada que tenía atravesada y la empuña perfectamente, en su mirada solo hay odio, resentimiento, venganza, por lo que se que no se detendrá por nadie… las calaveras tienen dos corazones a diferencia de nosotros los zombies que solo tenemos uno, pero muy fuerte. Se acerca a Adonis y me paro como puedo para evitar lo inevitable, pero es muy tarde… veo a mi hermano caer de rodillas y un gran hoyo lleno de sangre se instala en su pecho…sangre roja, sangre humana… salgo a su encuentro agarrándolo antes de que caiga de bruces al suelo, tomo su cabeza y las lágrimas ya estaban instaladas en mis ojos, me olvido de mi alrededor y solo tengo ojos para él, para la persona más importante en mi vida, mi cuidador, mi protector, mi mejor amigo, mi hermano, que tantas veces me ayudo, me apoyo, siempre estuvo cuando lo necesitaba… ahora estaba en mis brazos dando sus últimos suspiros, no podía irse, no podía dejarme, no podía abandonarme, aun había una eternidad que cumplir, estaríamos juntos pasara lo que pasara…el dolor en mi pierna desapareció y se instaló en mi pecho, una angustia y resentimiento permanecieron y la desesperación de que se fuera se apoderaba de mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.