Zombilianos

El comienzo del final

Sé que no Leerás esto porque no te interesa, pero aun así lo escribiré, lo que muchos considerarían el diario de un simple loco que creía que la invasión zombi se haría realidad, y para ser franco también lo creería así, si no fuera porque en realidad llevó 5 años sobreviviendo después del día en que comenzó el holocausto.

 

Sé que sonara extraño e irónico, pero antes de que todo esto comenzará, yo me ganaba la vida escribiendo libros acerca del fin del mundo, destacándome principalmente en la categoría de la invasión de los zombi, desde que tengo memoria siempre me gustaron las historias y películas de ese tipo , me gustaba pensar e imaginar que haría yo en aquella situación, de cómo escaparía de los muertos vivientes, lo que me llevó a escribir un libro titulado "supervivencia" un manual ideado por mí, de lo que consideraba necesario para superar cualquier amenaza en el caótico mundo zombiliano, que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas en librerías y grandes tiendas, durante un tiempo me volví el escritor de misterio más solicitado por los lectores del género a tal punto que escribí 6 libros más, cada uno un éxito rotundo y que llegaron a tener sus propias películas igual de exitosas , tengo que reconocer que de haber sido yo el director de aquellas películas habrían sido más espectaculares aunque tener 5 premios a la mejor película no estuvo nada mal.

 

En palabras simples gracias a mis libros gane mucho dinero, el que utilicé para preparar mi casa en caso de una invasión de zombis, comprando comida, armamento y cosas por el estilo, seguramente estarán pensando "qué clase de idiota gastaría millones de dólares para prevenir algo que nunca va pasar", pues déjame decirte que después de tanto tiempo escribiendo, llegue a un punto en el cual comencé a tomarme en serio mis propias teorías, lo que provocó que la prensa, la comunidad y mis millones de fanáticos me considerarán un lunático y me llevaran a un manicomio con el pretexto de que había perdido el juicio, lo que me rompió el corazón, ya que nunca pensé que mis antiguos seguidores me considerarían un peligro para la sociedad, intente muchas veces dar a entender que yo era un hombre cuerdo, pero lamentablemente, según los expertos, el creer ciegamente en el despertar de los muertos no era nada normal, incluso un psiquiatra me catálogo en reiteradas ocasiones como un "loco sin remedio" si no mal recuerdo se llamaba Maicol North, director general del manicomio en el que se me encerró y a quien nunca tolere.

 

Si mi memoria no me falla, todo comenzó el décimo quinto mes de mi estadía en ese lugar, era un día tranquilo como cualquier otro en el cual no podía mover ni siquiera un musculo, debido al chaleco de fuerza que me habían colocado producto de mis reiterados intentos de escape, razón por la cual era necesario tener una enfermera a mi lado las 24 horas del día, eran las 17:30 hrs y el turno de cuidarme recaía nuevamente en los hombros de Elisa, una simpática muchacha de 23 años quien aseguraba ser fanática de mis novelas. Todos los días me contaba con entusiasmo como la trataba la vida, de cómo le iba con su novio Carl, un estadounidense del cual se había enamorado perdidamente y me relataba también los momentos importantes de su relación, siendo sincero me divertí escuchando sus historias amorosas, la historia de cómo se conocieron en la playa, los reiterados viajes a los parque de atracciones que realizaron juntos y las excursiones a diferentes centros turísticos a lo largo del país, también me conto de las infidelidades que su enamorado había cometido, una extensa lista de amoríos secretos que ella logro descubrir a lo largo de su relación, pero que aun así lo seguía amando, si les soy sincero no podía comprender como ella lo podía perdonar sin importar lo que él le hiciera, si bien es cierto que Elisa no era la mujer más bella del planeta tampoco era fea, era una mujer atractiva y divertida con la que uno se podía llegar a encariñar.

 

Era mi cumpleaños aquel día y como Elisa me tenía gran cariño, metió de contrabando una deliciosa rebanada de pastel que con cuidado me daba de comer, estaba deprimida, Carl le había vuelto a ser infiel con otra mujer, no podía parar de lamentarse y llorar por lo que había sucedido, con todas mis fuerzas yo la intentaba animar diciéndole que él no era el único hombre sobre la tierra, aunque creó que con la boca llena de pastel no sonaba muy convincente, puesto que ella comenzaba a reír por cada palabra que le decía, lo que se podría considerar un éxito inesperado

 

-agradezco que siempre escuche mis problemas, sinceramente no sé quién de los dos es el paciente- decía mientras me limpiaba la boca sonriendo, hubiera deseado poder responderle en aquel momento, pero el ambiente no me lo permitió, desde el pasillo se empezaron a escuchar gritos de desesperación por parte de las enfermeras y pacientes, quienes corrían desesperadamente - ¿qué está sucediendo? - pregunto Elisa a una de las enfermeras que corría fuera



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En el texto hay: zombies, holocausto, muertosvivientes

Editado: 09.11.2018

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