Zona de Vuelo [omegaverse]

Capítulo 26 – Entre el deber y el instinto

El rugido del motor del caza reverberaba en la cabina, pero a Damian le dolía algo más profundo que el zumbido en sus oídos. Al aterrizar, no sintió la euforia habitual tras un vuelo exitoso. Se quitó el casco y lo dejó sobre el banco metálico, jadeando con el sudor pegado a la espalda, el pecho apretado, no por la maniobra… sino por algo invisible. Algo que no debía estar allí.

La punzada en su esternón llevaba días repitiéndose. No era física. No del todo. Era como si su cuerpo estuviera en constante desbalance. Como si le faltara algo esencial. Como si estuviera incompleto.

Lo supo de inmediato.

Ren.

Desde que se habían despedido, su comunicación había sido escasa. Mensajes cortos, algún video viral donde Ren aparecía sonriendo para la prensa, saludando con elegancia… y sin embargo, su omega no lo había llamado ni una sola vez por iniciativa propia.

Damian no quería admitirlo, pero empezaba a inquietarse. Y esa inquietud lo distraía. Algo que no podía permitirse en una misión delicada como la actual.

...

Esa noche, mientras sus compañeros reían en la zona común de la base, entre cerveza y cartas, Damian se encerró en su camarote y buscó el número de Ren.

Marcó.

Dos tonos. Tres. Silencio…

—Hola, Damian.

La voz de Ren lo estremeció. Era dulce, suave, pero también… diferente. Como si contuviera una tensión tras la alegría.

Cielo —murmuró él, apretando el teléfono con fuerza—. ¿Estás bien?

—Sí. Todo va bien —respondió sin titubeos—. Acabo de volver de una sesión para una revista. Están editando algunas fotos para la portada, y tengo entrevistas toda la semana. Tú… ¿cómo estás?

Damian cerró los ojos un segundo, conteniendo el impulso de presionar más.

—Bien. Volando de nuevo. La misión está… intensa, pero bien. He tenido poco tiempo. Apenas hay señal aquí.

—Lo imagino —dijo Ren, con voz templada—. Me alegra que hayas vuelto a volar. Sé lo mucho que significa para ti.

Damian sonrió, aunque no con los labios.

—¿Estás seguro que todo va bien? Suenas… distinto.

Un silencio se coló entre ellos.

—Sólo estoy cansado —mintió Ren con elegancia—. Nada grave.

Damian notó el nudo en su estómago. Su instinto le decía que algo no cuadraba. Esa forma de hablar, demasiado pulida. Esa voz que conocía tan bien, que ahora parecía usar una máscara.

Pero no tenía pruebas.

Y Ren había respetado su espacio, su rol, su misión.

—Te extraño —soltó Damian de pronto, con la voz ronca—. No importa cuán alto vuele, sigo pensando en ti.

Del otro lado, Ren pareció contener el aliento.

—Yo también te extraño.

Hubo una pausa, cargada de palabras no dichas. De verdades que aún no estaban listas para romper la superficie.

—Volveré pronto —prometió Damian, como si eso pudiera calmar la tormenta que intuía detrás del silencio de su omega—. Y cuando lo haga… hablaré con tu representante. Quiero tenerte solo para mi.

Ren soltó una risa ligera, quebrada en el fondo.

—Estaré aquí.

Colgaron, pero la línea quedó caliente, como si su vínculo siguiera latiendo a través de la distancia.

Damian se recostó en su cama de campaña, el pecho aún tenso.

Algo no estaba bien.

Y lo descubriría… aunque tuviera que volar contra todo por ello.




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