Zorisbel

Dia numero 1

Jaja… qué extraño se siente escribir esto.
Hoy desperté y todo parecía normal: mi cama, el reloj, el café en la mesa… todo estaba en su lugar.
Y aun así, algo se siente diferente.
Como si mi apartamento, mi vida… mi propia existencia, fueran una obra de teatro que alguien más escribió y yo solo interpretara el papel.

Caminé por la casa y cada sombra parecía más larga de lo habitual, como si se estirara para alcanzarme.
Las paredes, las cortinas, incluso los muebles… todo parece un poco fuera de lugar, aunque nada haya cambiado.
Jaja… sí, me río, pero no puedo evitarlo. Me siento observada.
No sé si es paranoia… o si vi algo que no debía.

El ojo apareció otra vez.
Solo un instante, apenas en el rabillo de mi visión, pero suficiente para que mi corazón se disparara.
No parpadeó, no hizo nada… solo estaba ahí.
Y yo… no sé si quiero mirar de vuelta, ni si eso haría alguna diferencia.
Es como si supiera demasiado de mí y yo no pudiera saber nada de él.

Intenté distraerme con la rutina: preparé el café, abrí la ventana para que entrara algo de luz, ordené un poco la cocina.
Cada movimiento se sentía forzado, como si mi cuerpo supiera cómo moverse, pero mi mente dudara si era realmente yo la que estaba haciendo esas cosas.
¿Tomé el café porque lo quise, o porque alguien más lo decidió en mi lugar?
Miro mi reflejo en el espejo y me pregunto si realmente me reconozco.
O si alguien me está viendo desde afuera, observando cada parpadeo, cada respiración, cada pensamiento que creo propio.

Recuerdo las tardes en la playa, el sonido del malecón, las risas que creía sinceras…
¿Fueron mías?
¿O son memorias implantadas que me convencen de que he vivido algo que nunca ocurrió?
Cada risa, cada abrazo, cada ola que rompía contra mis pies… ahora todo se siente sospechoso.
Jaja… incluso el mar parece haber conspirado para enseñarme que no puedo confiar en nada.

La psiquiatra dice:
—Zorisbel, es hora de tus pastillas. A ver si así dejas de ver cosas como loca.

Entonces me pregunto…
¿Estoy loca?
¿Me encerraron aquí porque descubrí algo que no debía?
¿O siempre me lo inventé… y este miedo también es parte del tratamiento?

Hoy intenté hablar en voz alta con alguien sobre esto, pero la garganta se me cerró.
Jaja… incluso las palabras me parecen ajenas.
Escribo porque aquí nadie me escucha, aquí nadie me juzga, aquí nadie puede decirme que estoy loca… al menos mientras mis pensamientos sigan en esta página.

No hay respuestas.
Solo el latido de mi corazón, que insiste en sentirse real… aunque ya no esté segura de nada.
Sigo escribiendo, porque si dejo de hacerlo, tal vez me pierda entre la realidad y la invención.
Este diario se ha convertido en mi ancla, aunque sea frágil y temblorosa



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En el texto hay: misterio, diario, soledad extrema

Editado: 29.12.2025

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