Un descuido.

El despertador sonó aquella mañana, el día martes había comenzado y ya su madre lo estaba despertando. Varios golpes cortos y repetidos se escucharon en la puerta, era ella, anunciando que era hora de levantarse e ir al colegio. — El desayuno está listo, no dejes que se enfríe, Enthon. — Dijo desde el otro lado la madre de aquel joven de 14 años. 

Perezoso se levantó, talló sus parpados aun con sueño y se dispuso a alistarse. Una ducha, un cambio de ropa y con sus artículos escolares listos, bajó las escaleras para encontrarse con la mesa. El desayuno estaba servido, un par de huevos revueltos con dos rebanadas de pan, un jugo de naranja y también un poco de fruta picada en un tazón pequeño. Un desayuno muy completo para iniciar el día. 

Aquel joven era de tez un tanto morena, quizá un poco menos que Keirot, cabello negro y un tanto largo en la parte de atrás, aunque eran solo algunos mechones, al frente, varios mechones caían por su frente, alcanzando algunos parte de sus ojos. Si, quizá era un corte algo "rebelde" pero la madre se lo permitía, siempre aceptaba que su hijo encontrara su propia identidad. 

Enthon era un poco mas corpulento que el promedio de su edad, llegando incluso a confundir a algunos con su edad, calculándole hasta 17 años. Acabó su desayuno, se lavó los dientes y se dispuso a marcharse, no sin antes darle un beso en la mejilla a su madre y finalmente salir de su casa. Su ruta era la habitual, caminar hasta la siguiente cuadra, donde en la esquina le esperaba Maredy, su amiga desde el preescolar. 

Enthon — Ey, Mady, ¿Lista para otro día aburrido?
Maredy — No me lo recuerdes, cuando salimos de sexto grado creí que todo había acabado y fue volver a empezar. 
Enthon — No queda de otra, así es la vida. 
Maredy — Que injusticia, debería ser alguien famosa para no ir al colegio. 
Enthon — Deja de soñar y vamos. 

Ya el chico se había adelantado, dejando un tanto atrás a Maredy, quién se quedó imaginando una vida lujosa durante unos segundos. Al reaccionar se apresura a alcanzar a Enthon. El joven conversaba con total confianza con aquella rubia de ojos azules. Aquella chica se mostraba muy alegre, incluso cómoda al estar junto a él. Tras caminar tres cuadras mas, alguien les esperaba en aquel lugar.

Era otro estudiante, de la misma edad que ellos dos, de piel blanca, cabello corto y castaño, llevaba unas gafas de marco negro. Este les saluda con evidente alegría, mientras Maredy y Enthon respondían agitando su brazo en un amigable saludo. Cuando estuvieron los tres reunidos comenzaron a caminar su ruta de siempre hasta el colegio, cruzando una intersección que conectaba poco después con aquella avenida principal, misma por la cual caminaban Jasuke, Keirot y Anyel, pero del otro lado de la calle. 

Maredy — Miren, ese es el chico nuevo, ¿No? El triste. 
Enthon — Es verdad, ingresó apenas ayer, ¿Cierto? 
Kouja — Por lo visto logró hacer amigos muy pronto.
Maredy — Al menos se hizo amigo de Kei y Jas.
Kouja — Supongo, esos dos son uña y mugre. 
Enthon — El lado bueno es que no sentirá lo incómodo que es ser el nuevo y pasar solo durante semanas. 

Maredy soltó una corta risa, recordando cuando Enthon fue recién llegado a mediados de la primaria, desde entonces ellos tres se la pasan juntos y han sido buenos amigos. Ingresaron a las instalaciones, caminando tranquilamente por el pasillo, esquivando a otros estudiantes y buscando su salón de clase. 

Kouja — ¿Supiste que saldrá pronto el Alkaiden 3? 
Enthon — ¿En serio? No estaba ni enterado.
Maredy — Ya van a hablar de sus juegos. 
Kouja — No puedes negarle a un hombre su mayor pasatiempo, Mady. 
Enthon — Cierto, es como si nos metiéramos con tus peluches y cientos de vestidos.

La rubia solo hizo un puchero y aquel par se ríe en voz baja por ganarle la "discusión". Por fin entraron a su salón, sentándose como siempre en el lado derecho, en fila, Maredy al frente, en medio Kouja y atrás de ellos Enthon. El par de horas pasaron, finalmente llegaba el receso, siendo ellos tres los últimos en salir. Aquella mañana decidieron ir a comprar algo para compartir y comer los tres, algo muy común y acostumbrado entre ellos. 

Estaban sentados en la larga banca y sobre la mesa había lo que ese día almorzarían, como siempre, comida rápida, un par de hotdogs y hasta una salchipapa. Comían tranquilamente e intentando no prestar atención a aquellos tres que ahora se habían convertido en cuatro por la llegada de Hanary. 

Kouja — ¿Dónde se habrá hecho ese tinte la chica Naeko? 
Enthon — ¿Cómo vamos a saber? Hay muchos salones en la ciudad.
Maredy — Lo importante aquí es... ¿Cómo es que su mamá la dejó? Yo me coloreo un mechón y me castigan dos semanas. 
Kouja — Quizá su madre es muy dejada.
Enthon — O es moderna y no cree que pintarse el pelo es ser rebelde. 
Maredy — Mi mamá cree que pintarse los labios ya es ser rebelde.
Kouja — Que anticuada es tu mamá ,Mady. 
Maredy — ¿Anticuada? Estricta, piensa que me voy a descarrilar solo por ser bonita.
Enthon — Bájale al ego, Miss universo. 

La hora de regresar a clases había llegado, todos caminaban de regreso al salón, durante la clase, Enthon se acerca un poco a Kouja para susurrarle. 

Enthon — ¿Tu escuchaste lo que hablaban Keirot y sus amigos?
Kouja — ¿Qué cosa?
Enthon — Lo de las médicas y de llamar la atención.
Kouja — En realidad no, ni siquiera les presté atención.
Maredy — ¿Qué hablan?
Enthon — ¿Y tu Mady? ¿Escuchaste a Keirot y los otros?
Maredy — No, la verdad no, solo pensé en las salchipapas. 
Enthon — Hmm... supongo que escuché mal.
Kouja — Probablemente, quizá tengan alguna terea y tu espiando lo que hablan. 
Enthon — Si, si, tienes razón.

El joven se quedó algo pensativo, mirando hacia la ventana, estaba casi seguro de lo que escuchó, le causó curiosidad porque sonaban bastante sospechosos. Movía el pie derecho en un rítmico sube y baja para distraerse. De pronto, la luz comienza a dar constantes bajones de potencia, se apagaba y encendía constantemente. Un ruido estático se hizo presente para todos, los tomas de corriente chispeaban un poco, la luz iba y venía constantemente.