A la semana siguiente, el equipo ya estaba recuperado del todo gracias a las técnicas de la enfermera y a la magia.
Hoy, Katherine se unió a Eric para hacer ejercicio, que eligió un recorrido suave y estable, sin nada de subidas ni bajadas que implicasen esfuerzo alguno. Así que después de correr y de desayunar, ambos se levantaron y ahora sí, se dirigieron a la central.
– ¿Oye? Ayer no vi a Stephen ni a Sarah – Pregunto Eric entrando en el edificio.
– Creo que están en el norte. En una misión junto con Derex – le contó Katherine mientras caminaban hacia el ascensor.
– ¿Y a nosotros no nos ponen en alguna misión? – Dijo Eric dando al botón del ascensor y al instante abriéndose la puerta.
– Eso depende de Jake y de la directora – Katherine entró en el ascensor junto con Eric.
– Jake… – Pausó –. Ahora me odia – Eric se apoyó en el ascensor.
– No te odia – añadió Katherine mientras miraba a la pantalla que indica el piso por el que iba el ascensor.
– Sí me odia. Me culpa por el simple hecho de que no le ayudé en la batalla contra el ogro gigante – dijo Eric mientras se paraba el ascensor.
– Que no te odia – insistió Katherine saliendo del ascensor.
– ¿Entonces por qué no me ha dirigido la palabra durante toda la semana? – Preguntó Eric siguiendo a Katherine por los pasillos.
– A lo mejor no tiene nada que decirte – le dijo Katherine cuando entraron en la sala principal.
– Ya, claro – soltó Eric irónicamente dirigiéndose a la pantalla principal.
– Tenéis una misión – dijo un chico que estaba sentado y manejando a la vez el ordenador.
– ¿Nos dices a nosotros? – Preguntó Katherine dirigiéndose a él.
– Si. Jake os ha llamado, pero como no habéis contestado ninguno, se ha ido el solo – informó el chico parando de teclear.
– ¡Mierda! He puesto el móvil en silencio – refunfuñó Katherine sacando el móvil y viendo las llamadas perdidas de Jake.
– ¿A dónde tenemos que ir?
– A una casa en las afueras de un pueblo en Illinois – les contó el chico abriendo el portal.
Katherine cruzó el portal y poco después lo hizo Eric. Apareciendo en algún lugar de Illinois frente a una casa que era pequeña y que tenía aspecto de estar bien cuidada, además de que estaba rodeada de laderas y árboles frondosos.
– Buen sitio para jubilarse. Fuera de la ciudad, sin que nadie te moleste y naturaleza en todos los lados – añadió Eric mirando a la casa.
Al instante, ambos empezaron a andar hacia la casa. A medida que se iban acercando, pudieron distinguir a Jake, que estaba sentando en el porche de la casa esperando a que llegasen.
– Ya era hora – dijo Jake levantándose y metiéndose en la casa.
– Nos entretuvimos y tardamos más de la cuenta, lo sentimos mucho – Katherine siguió a Jake.
Eric entró el último, como de costumbre. Al pisar la casa vio que había unas escaleras que subían al segundo piso. No las cogieron, sino que fueron directamente a la habitación que había al lado de la entrada, el salón principal. Al entrar, había un cuerpo de un anciano mayor que yacía sin vida en el suelo. Al acercarse vio que tenía varias heridas en la espalda, en el abdomen, en los brazos y en las piernas.
– ¿Por esto hemos venido? ¿Un anciano? – Eric echó un vistazo al salón.
– Eric – dijo Katherine mientras se giraba para mirarle –. Recuerda – se señaló los ojos.
Eric se dio cuenta al instante de que significaba ese gesto. La runa de la visión. Se había olvidado completamente de ella. En lo que llevaba de cazador no lo había utilizado nunca, ya que en ningún momento de todas las pequeñas misiones que había hecho era necesario su uso. Recordó lo que le dijo Katherine, "las runas se pueden activar con los pensamientos". Pero era la primera vez que lo utilizaba, así que todavía no sabía cómo activarla a través de la mente. Por ello, se remangó el brazo y con la "varita" de los cazadores, se tocó la runa. Al instante se empezó a iluminar y a los pocos segundos dejó de hacerlo.
Eric miró al cuerpo y poco a poco el pobre anciano que había tirado en el suelo, se empezó a transformar. La cara era casi la misma, no tenía pelo y lo que más le impactó, que la zona donde estaba el cerebro se vio aumentando de tamaño. Siguió mirando para abajo, el cuerpo era más fuerte que el de antes y tenía varios tatuajes que le sonaban de algo. Continuó bajando y vio las manos, tenían pinta de ser fuertes y no tenían ni una arruga, lo cual le sorprendió a Eric. Finalizó la inspección del cuerpo hasta que llegó a los pies, viendo que tenía el pantalón remangado completamente, dejando visible un tatuaje bastante característico que lo reconoció al instante.
– ¿Es un constructor? – Preguntó Eric dudando.
– ¿Cómo lo sabes? – Katherine se sorprendió.
– Me gusta leer en mi tiempo libre sobre las especies que existen – pausó –. Se supone que no existía ninguno desde hace muchos años – añadió Eric mirando el cuerpo.
– Se supone, pero parece ser que no es así – dijo Jake.
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Editado: 03.04.2024