El equipo llegó a la central poco después de lo sucedido en el almacén y subieron en el ascensor apretujados. Llegaron a la planta principal y se dirigieron a la sala, cuando entraron, se encontraron a la directora.
– ¿Dónde habéis estado? – Pregunto la directora seriamente.
Nadie contestó, no sabían que decir. En algunos la expresión de cara era de inseguridad.
– ¿No habréis sido los que habéis soltado ese dragón? – Señaló a una pantalla.
– ¡Claro que no! Hemos ido a una fiesta – se inventó Jake mirando a todos.
– ¿Mojados? – Dijo la directora viendo que la ropa choreaba agua por todos los lados.
– Si – asintió Stephen –. Había una piscina y les empuje aposta.
La directora le miró raro, no se creía lo que Stephen acababa de decir.
– ¡Íbamos a divertirnos! Nos venía bien a todos – dijo Jake intentando justificar la excusa inventada.
– ¿Y Sarah y Derex? – Preguntó con intriga.
– Sarah ha bebido de más y Derex le ha llevado a su casa – mintió Katherine de forma creyente.
– Cambiaros de ropa y venir aquí inmediatamente – ordenó la directora dándoles la espalda y dirigiéndose a la mesa principal.
Pocos minutos más tarde el equipo ya estaba limpio y en la sala principal. Se les unió Derex, que ya había dejado a Sarah en aquella casa a las afueras de Illinois.
– ¿Alguna forma de detener el dragón? – Preguntó la directora al equipo.
– Eric luchó con uno, quizás pueda decirnos algo – dijo Katherine señalándolo.
– Si, pero una cosa es huir, que es lo que hice, a luchar contra él – pausó y se fijó que todos le miraban fijamente –. No sé cuál es su punto débil, lo único que sé, es que le gusta la destrucción. Destruiría un país entero por mera diversión.
– La ciudad es bastante grande, se ha entretenido con las afueras, de momento no ha ido al centro… Aun así han muerto ya cientos de personas, por no decir miles… – Susurró la directora conmocionada –. Otro problema bastante grave será lo que ocurrirá cuando todo esto acabe, como vamos a borrar la mente de todos los habitantes de la ciudad para olvidar todo lo ocurrido…
– Al consejo ya se le ocurrirá algo – Jake miró a la pantalla en la que se veía al dragón escupir fuego por la ciudad.
– ¿Por qué no lo tranquilizamos? Le lanzamos los suficientes dardos como para dormirle – propuso Stephen pensativo.
– Eso es lo que he mandado hacer – dijo la directora señalando hacia la pantalla principal –. Hay un equipo esperando al dragón en una azotea, en cuanto tengan tiro, le acribillaran a tranquilizadores.
– Menos de un minuto para el objetivo – sonó a través de la pantalla –. ¿Tenemos confirmación señora directora?
– Si, ir a por él, que no se escape – dijo la directora a través de un micrófono que había en la mesa.
– Entendido – afirmó el señor –. Vía libre equipo, cuando le tengáis a tiro, dispararle.
Durante el próximo minuto hubo un silencio que recorría la sala al completo.
– ¡Ahí viene! ¡Disparar! – Gritó el capitán al equipo señalando al dragón que se dirigía a ellos.
Al instante, todos dispararon al dragón, haciendo que tan solo se escuchará el sonido de las armas siendo disparadas. Los soldados intentaron que todos los tiros le dieran de lleno, pero ni uno surto efecto, es más, los dardos rebotaban en aquella dura piel. El dragón se percató de ellos, así que dio un giro brusco en el aire y se lanzó hacia ellos lanzando dos bolas de fuego inmensas.
– ¡Corred! – Gritó el capitán, pero ya era demasiado tarde.
De repente las cámaras de los soldados emitían una pantalla gris con puntos negros, habían perdido la señal.
– ¡Mierda! – Gritó la directora enfadada y dando un golpe fuerte a la mesa.
– No podemos hacerle nada – dijo Jake derrumbado.
– Algo habrá que podamos hacer – Katherine intentó animar al grupo.
– Quizás con la magia se pueda hacer algo – rompió Derex su silencio.
– Creo que hay una forma de matarle – afirmó con la cabeza Eric.
– ¿Qué has dicho? – Soltó la directora incrédula.
– Cuando estuve en El Valle de los Dragones fui a una ciudad para poder sobrevivir, como bien sabéis todos. Pues resulta, que disponían de una ballesta que lanzaba flechas especiales que herían a dragones – a Eric le vino a la mente el sitio.
– ¡Con eso podríamos matarle! – Gritó la directora de alegría.
– Si, pero el problema es que la ballesta es muy grande para transportarla, necesitaríamos algo que le teletransportase hasta aquí – sentenció Eric.
– Eso no es problema – pausó Derex –. Hay pociones que hacen mover objetos de un sitio a otro, o directamente puedo ir yo para poder teletransportarlo a través de un portal.
– Te necesitamos aquí Derex, eres el único que puede hacer daño al dragón – añadió la directora.
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Editado: 03.04.2024