Eric miró el despertador y pegó un salto de la cama. Eran las 7:45, lo que significaba que se había quedado dormido, así que se levantó corriendo de la cama y se fue al salón. Cogió una mochila y empezó a meter cosas útiles para su expedición. Metió una pequeña manta y herramientas útiles por si se quedaba más tiempo del previsto, como una navaja, un mechero y una cuerda. Después de esto, miró el reloj y vio que le quedaban cinco minutos para el encuentro con la directora. Tenía que desayunar, así que salió corriendo hacia el sitio de siempre y se pidió un par de donuts y un café, todo para llevar. Cuando salió de la puerta del bar con un donut en la boca, vio que le quedaba un minuto. Entró en la central masticando el último trozo de donut y al instante bebiendo las últimas gotas de café. Salió del ascensor y tiró el vaso de plástico a un cubo de la basura. Como para ir a la sala de elección de pruebas, tenía que pasar por sala principal, así que en cuanto entró ahí, y vio a Katherine con una mochila y con ropa de invierno, parecía que le estaba esperando.
– ¿Qué haces aquí? – Preguntó Eric mientras andaba hacia ella.
– Voy contigo – sentenció ella.
– ¿Qué qué? – Se paró en seco Eric.
– Escuché todo ayer – dijo Katherine empezando a caminar.
– Pero...
– La runa del sonido, Eric – hizo un gesto a su brazo –. En el momento en el que dijiste a la directora que querías hablar con ella, me alarmé…
– ¿Estás segura de esto? No sé en dónde está, es como ir de aventura… – Empezó a seguir a Katherine
– Lo sé. Pero no quiero que vayas solo – pausó –. Y más al sitio al que vas.
– ¿Por qué lo haces? – Preguntó Eric con voz temblorosa. No sabía porque pero se puso nervioso.
Katherine no respondió, en su lugar entró en la sala del portal, en la que estaba la directora esperando.
– Ya me imaginaba yo que le ibas a acompañar – dijo la directora con la mirada puesta en la pantalla.
– Gracias por no impedírmelo – agradeció Katherine.
– Hemos creado un portal lo más cerca posible al templo. A unos 5 kilómetros aproximadamente – dijo la directora levantando la mirada –. Por alguna extraña razón no hemos podido acercarnos más. ¿Algo místico? Quién sabe – ordenó hacer algo al informático.
– Gracias – dijo Eric de forma sincera y humana posible
Se abrió el típico portal en el que a través de él se podía ver las blancas montañas del Himalaya. El paisaje imponía tranquilidad pero a su vez miedo.
Katherine asintió hacia la directora y cruzó el portal.
– Eric – pausó –. Suerte y que encuentres lo que estés buscando – añadió la directora simpáticamente.
Eric, sin decir nada, se despidió de la directora y cruzó el portal. Nada más hacerlo, vio a Katherine poniéndose la capucha y abrigándose bien. Al cabo de unos segundos, un frio congelador le recorrió todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, así que se abrigó lo máximo que pudo. Mientras lo hacía, la brújula que le dio Ryan salió por sus propios medios del bolsillo y se puso flotando delante de Eric, haciendo que a Katherine se le pusiese cara de boba.
– Pero que demon... – Eric también estaba incrédulo.
Eric se acercó a la brújula y vio que marcaba el noreste. Lo cogió con la mano derecha y empezaron a caminar por aquellas monstruosas montañas. De vez en cuando la brújula cambiaba de posición, pero casi siempre marcaba el noreste.
Llevaban unas cuantas horas andando, estaban cansados y tenían mucho frio, además de que no habían parado a comer. Así que cuando iban a hacer un descanso, fue cuando la brújula marcó hacia un trozo de montaña que no se podía ni escalar si quiera.
– ¿Eso está bien? – Preguntó Katherine fatigada.
– Si – pauso –. Si me muevo hacia la derecha la brújula marca hacia aquí, y si me muevo a la izquierda pasa lo mismo – dijo Eric sin explicación alguna.
– ¡Si esto es una pared! – Grito de agonía Katherine.
– Lo sé – respondió Eric bruscamente –. No hace falta que me grites... Que yo no tengo la culpa.
Eric, desesperado y sin saber qué hacer, se apoyó en la pared. Y justo cuando puso su mano en ella, la pared se empezó a iluminar y a los pocos segundos se abrió una abertura que iba hacia el interior de la montaña.
– Vamos – dijo Eric haciendo un gesto para que Katherine entrase.
Antes de entrar, ella sacó la linterna y se metió en la oscuridad. Le siguió Eric a pocos pasos de ella. Nada más adentrarse, se dieron cuenta de que no era un camino, era unas escaleras que bajaba a algún lugar. Iban bajando escalón tras escalón cuando la abertura que se había abierto antes se cerró de golpe, dejándolos en la oscuridad con la poca iluminación que radiaba la linterna.
– Esto me da muy mala espina – dijo Katherine asustada.
– No podemos pararnos, debemos de continuar.
Siguieron bajando los escalones hasta que llegaron al final, parecían que estaban en una sala, pero no lo sabían del todo, ya que apenas se veía algo. Dieron unos pasos y se encendieron unas antorchas escaladamente hasta que iluminaron todo. Al ver la estructura que tenían delante, Katherine y Eric se quedaron sin palabras. A unos pasos de ellos se encontraba el Templo Primigenio. Tenía varias columnas que sujetaban el techo de tipo arqueado, en el centro del templo había una puerta que tenía varias inscripciones y estaba fabricada de madera. A los lados del templo había una serie de arbustos, flores preciosas y algún que otro árbol de tamaño pequeño.
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Editado: 03.04.2024