Semana 29.Sábado.
Tres semanas después del regreso a la escuela, los alumnos seguían con esa actitud sería, preocupante e intrigante. Ya que La Hermandad seguía atacando a distintos lugares y no sabían si ellos serían los siguientes.
Pero este sábado se levantaron con menos preocupación de lo normal. Ya que, por primera vez en la historia, la escuela iba a tener equipo femenino de futgía. Para el próximo curso, claro. Aunque durante la mañana de hoy se realizaran las pruebas selección.
David se despertó vagamente y se giró hacía el otro lado. Viendo que Nicole estaba sentada en su cama y con la mirada fija en el suelo.
– ¿No has dormido nada, verdad? – Le dijo David.
– Estoy muy nerviosa – contestó ella levantando su mirada hacia él.
– Nicole – David se desperezó y se sentó en la cama –. No hace falta que te preocupes mucho, vas a entrar en el equipo. Ya lo verás.
– Pero...
– Nada de peros, Nicole. Coge esos nervios y conviértelos en energía. Lo vas a necesitar.
Nicole le miró fijamente y en silencio. Dándose cuenta David, de que los ojos de su amiga le brillaban. Ella tenía esperanza.
– Será mejor que me duche antes de bajar a desayunar – dijo Nicole levantándose de la cama –. Y tú – señaló a David –. Será mejor que te levantes ya. Tienes que acompañarme – sentenció.
Las pruebas se realizaban en un campo de futgía que estaba justo detrás del bosque y al que David nunca había ido. Pero eso daba igual, ya que ahora mismo, David estaba sentado bajo la copa de un árbol observando el campo.
– Buenos días a todas – empezó a hablar una señora muy musculosa –. Soy Amy y seré la entrenadora del futuro equipo. Os habéis presentado 18 chicas para doce puestos. Ya que cómo ya sabéis, el equipo será para futgía 7.
– ¿Futgía 7? – Murmuró David al escuchar eso –. Definitivamente esto es una copia del fútbol...
– Se que algunas personas quieren un puesto en concreto. Pero para que todo sea justo, todas haréis las mismas pruebas – explicó ella –. Así que por favor, coged un peto con número – señaló a un montón de camisetas que había tiradas en el suelo –. Y ponéosla – pausó –. Comienzan las pruebas.
Hicieron muchas pruebas que David pensaba que no harían. Cómo el salto, la flexibilidad, la aceleración, los estiramientos, etc. Pero lo peor de todo, es que todavía les quedaba la mitad, así que David se agazapó más aún en el árbol.
Quedaban por fin tres pruebas para acabar, cuando de repente, un haz de luz arcoíris cayó en mitad del campo. Lo que provocó que todo el mundo se volviera loco. Aunque más miedo iban a sentir cuando vieron salir de la luz a Alexandre.
– Oh mierda – David se levantó e hizo aparecer una bola de fuego en su mano derecha. Aunque las chicas ya se le habían adelantado.
– ¡Eh! ¡Tranquilas! – Gritó Alexandre –. No he venido a pelear. Tan solo quiero hablar con David – le señaló a él y a continuación se dirigió hacia allí.
– Más mierda – refunfuñó David haciendo desaparecer la bola de fuego –. ¿Qué quieres Alexandre? Será mejor que te vayas. En menos de un minuto estará todo el ministerio aquí.
– Seré breve – vaciló Alexandre parándose delante de él –. Estas en el bando equivocado. Si te unes a nosotros y nos dices en dónde están las partes restantes del tótem, La Hermandad parará de atacar a la gente.
– ¿Estás loco? – Soltó David –. No pienso unirme a vosotros y no pienso deciros las ubicaciones – pausó –. ¿Qué te crees? ¿Qué no sé lo del alma de...
– Pues no llores cuando pierdas a alguien cercano a ti – le interrumpió Alexandre.
– ¿De qué estás hablando? – Exigió saber David.
– Adiós David. Nos vemos en la guerra – sentenció Alexandre y a continuación se fue tal y cómo había venido.
– ¡Será cabr...
– ¡David! – Gritó el director apareciéndose junto al resto de profesores.
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Editado: 12.05.2021