1. ¿qué quieren los aliens? (primera edición)

Capítulo 14

—¿Vas a tener tiempo esta semana?

—¿Qué? —Me doy vuelta para mirar a mi novio—. ¿Qué querés hacer?

Ángel pone los ojos en blanco, agarrando su juguito Baggio y volviendo a revisar las hojas que trajo para repasar. Santi y Elena están en la biblioteca. Elmo todavía no entiende muy bien un tema de inglés y están haciendo hasta lo imposible para que le entre.

—Sí te estoy escuchando, solo me distraje por un minuto. Como andás repasando, te dejé hacerlo tranquilo.

Ángel suspira, dejando en sus piernas las hojas que estaba leyendo.

—¿Qué tenés? —Ángel pone su mano sobre la mía—. ¿Peleaste con Benjamín?

—No sé si pelea. Yo nunca dije que no quería hablarle, él solito se volvió anti-León.

Cuando intento sentarme con él, me dice que debería ir con Ángel y al rato frijól está sentada en el lugar que antes ocupaba.

Benjamín sí me dijo que estaría ocupado y que me olvidara de pasar tiempo con él por esa razón, pero parece que lo enojé en serio con lo de la fiesta. En esa joda algo pasó; la cuestión es que no me lo va a decir.

Mi novio entrelaza nuestras manos y me lleva a donde está Benja con la frijól.

—Vamos a ver si puedo hacer algo.

Me sorprende que Ángel haya progresado hasta el punto en el que ya no le importa mucho que pase tiempo con Benjamín. Bueno, siendo sincero, Ángel me demostró muchas cosas últimamente.

Cuando estamos frente a los chicos que parece repasaban inglés, Benja desdibuja su sonrisa y quiere irse, pero es tarde porque Ángel ya los saluda.

—¿Qué hacen por acá? —Frijol nos saluda con las dos manos—. ¿Van bien con lo de inglés? Benja me está dando una mano.

—Frijól, ¿podemos hablar con Benja un ratito? —Ángel le clava una mirada asesina al ruiseñor—. Por favor.

—Bueno. —Mili recoge algunas hojas que tenían por ahí y se va—. Se vemos en el curso, Benja.

El ruiseñor asiente, buscando algunas hojas y un libro que usa en el instituto. No anduve por su pieza al pedo, sé más o menos reconocer qué cosas le son útiles y cuáles no. Llegamos hasta ese punto y ahora él me deja de lado sin otra explicación aparte de que tiene que estudiar como poseído.

—¿Por qué andas evitando a León? O sea, de repente lo dejás abandonado, como si ya no te sirviera ahora que andás ocupado. Y sí, mi novio es un poco jodido y no da tenerlo todo el tiempo con uno cuando se estudia porque es como tener un nene chiquito que no sabe comportarse, pero no merece que lo tratés tan mal de repente. Si te cansaste de él, deciseló.

—Le dije a tu León que estaría ocupado estos días. —Benja se levanta y por un segundo cruzamos miradas, pero algo baja hasta mis pies cuando reconozco cierto enojo escondido en sus ojos—. Tampoco es como si tuviera que explicarlo todo.

Ángel abre sus ojos y gira sus pies hasta que me mira con la misma intensa mirada que Benja.

—¿Es cierto? —Ángel frunce todavía más el ceño—. León, ¿al menos escuchaste lo que te dijo?

—¡Sí! ¡Pero vo viste que ni me saludó esta mañana!

—¿Y por qué te importa tanto si te saluda o no? —Ángel se cruza de brazos—. Cuando te hacía lo mismo, ni me dabas bola.

Giro la cabeza y Benja ya no está.

—¡¿Por qué todo lo que me pasa tiene que ser un problema para vo’?! —Enfrento a Ángel. Si quiere pelea, la va a tener—. Si me preocupo por un amigo, que porqué me preocupo, si estoy callado y no te presto atención, que por qué ando así, ¡si me siento mal por cualquier cosa, a vo te molesta más!

En este punto, Benjamín ya se ha ido.

—Tenés razón —murmura—. Perdón, no es que todo lo que te pase va a ser un problema. Es que, como siempre parecés no tomarte nada en serio, es muy raro que de repente algo… No importa. Voy a dejar de hacer problema por todo, solo, no peleemos, ¿bueno?

Ángel me abraza. Quiero poner distancia entre nosotros porque según él nadie tiene que sospechar de nosotros, pero como mi novio sigue apretándome con él, desesperado porque le corresponda, me conmuevo.

No entiendo por qué estoy indeciso o porqué de repente quiero a Benjamín de la misma forma que quiero a Ángel, pero sí estoy seguro de que no tengo el coraje de decirle al que fue mi mejor amigo por tantos años, y ahora es mi novio, que hay que cortar.

No puedo soltar nada.

No quiero cambiar nada.

Volvemos al curso apenas suena el timbre. Ángel agarra mi mano y sigue hablando, preocupado, por de inglés de hoy, pero ni lo escucho. Mis ojos buscan a Benja.

En su lugar de siempre, él lee un libro de los que le gusta tanto leer. De repente, nuestros ojos se encuentran, el problema es que vuelvo a sentir que mi alma cae a un vacío cuando, en vez de sonreírme, frunce el ceño y corre la mirada.

O sea que ahora soy un producto de descarte en todo sentido. Solo soy chistocito y después ya no sirvo para nada ni merezco alguna explicación si hice algo malo.

Aparte de eso, él nunca me dijo que andaría caracúlico conmigo a partir de ahora, solito se enojó y yo ni enterado.



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Editado: 07.06.2021

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