Hoy es el último día de clases antes de las vacaciones de invierno. Dos semanas de vagancia porque por suerte no nos dieron tareas o algo para estudiar, después de ese periodo nos quedan unos cuatro meses antes de las verdaderas vacaciones; bueno, para el que no se lleva ninguna materia.
Todo el mundo ya no presta atención a nada de lo que dicen los profesores y hasta los aliens se relajaron un poco. A nadie parece importarle nada, lo que es gracioso porque así estaba yo durante todo el año, pero ahora tengo más pensamientos y molestias que tranquilidad.
Como solo teníamos que venir al acto del nueve de julio, aparecimos en la escuela a eso de las diez de la mañana. Podría haber dormido como tronco, pero pensar que no podré disfrutar de las vacaciones con Ángel por mi maldita imprudencia me está matando.
Al mirar hacia el lado de atrás, reconozco al señor Gauna. Está cruzado de brazos y apoyado en uno de los pilares del tinglado. Ángel está a su lado, deprimido y vestido de punta en blanco como siempre que hay actos importantes. Al ver hacia mi derecha, Benja habla con la frijól y la Juli. Esta vez le toca a los de cuarto llevar la bandera por eso es que mi novio y el ruiseñor no deben estar en los puestos de abanderados.
El acto comienza con las palabras de introducción del director Gómez que ahora no está acompañado del alien. Es raro ver ese escenario, ya me estaba acostumbrando un poco al panorama aliens-docentes.
Salen las banderas de ceremonia, cantamos el himno y vemos las presentaciones de los nenes de jardín, y de los de primaria. Las típicas representaciones de la firma de la independencia, algo parecido al veinticinco de mayo, solo que ya no es un grito de libertad, sino una realidad.
Después del acto, sí o sí tengo que hablar con Ángel y ver si puedo lograr que Benjamín me explique el porqué de repente todo terminó. Lo extraño y pensé que podríamos ser, aunque sea amigos; eso suponiendo que logre enterrar los sentimientos que todavía rasguñan y quieren salir a toda costa.
Cuando el acto llega a su fin, todos se dispersan y me dan oportunidad de ir tras Benja.
—¡Benjamín! —lo llamo, pero ni siquiera se da vuelta—. ¡Por favor, hablemos un poco!
Él no se molesta en parar.
—¡Dijiste que era muy insensible con mis amigos, pero vo so peor!
Eso hace que se quede quieto. Se de vuelta y por fin veo una expresión nueva en su cara siempre seria. Todo el tiempo me miraba con bronca, pero ahora parece reconocer que tengo razón y también que tiene que darme explicaciones.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué no me decís qué es lo que pasó entre los dos?
Benja iba a decir algo, pero en eso siento que alguien me abraza por detrás.
—No tengo mucho tiempo —dice mi novio—. Mi papá se fue al baño y antes de que salga quiero decirte que me quedé sin celular, pero cuando mis papás se vayan, voy a ir a tu casa.
Sostengo las manos que rodean mi cintura, y miro hacia Benja que niega con la cabeza y frunce el ceño.
—Si realmente no te acordás de lo que pasó, vamos a hablar, pero después de eso no esperés que lo hagamos de nuevo.
Benja se va apenas da ese anuncio y yo me quedo en el lugar, más confundido que antes. Ángel me rodea, mirándome un poco sorprendido, pero de todos modos recibo un beso de su parte y una pequeña sonrisa.
—¿Cuál es el problema ahora?
—No sé —le digo, rodeando sus hombros y poniéndolo a mi lado—. Quiero arreglar las cosas con Benja, ¿podés venir a mi casa mañana?
A Ángel se le desliza la sonrisa.
—Mi papá me dijo ayer que la vez que llovió a cántaros te vio entrar a la casa con un chico. ¿Fue Benjamín?
Rasco mi nuca.
—Sí, igual no es como si eso fuera raro… O sea, podría haber refugiado a cualquier amigo de la lluvia, ¿no?
Ángel se encoge de hombros.
—Supongo, pero solo quiero saber si andabas con él.
Chasqueo la lengua, mirando para todos lados.
—¿Y por qué me preguntás a mí si le crees a tu papá?
Mi novio mira hacia un lado del patio, después vuelve a mirarme.
—Me tengo que ir, él saldrá en seguida del baño. —Quiere darme un beso, pero lo esquivo—. ¿En serio? ¿Tan malo es que quiera saber eso?
—Le estás creyendo a tu papá.
Ángel suspira, yéndose rápido de mi lado.
De repente siento que estoy haciendo de todo para que la gente me abandone.
Salgo de la escuela y miro para todos lados. No veo a Benja por ningún lado, tal vez se arrepintió de querer hablar conmigo o era una excusa para que dejara de molestar y pudiera seguir con su tranquilidad.
Si él no me dice qué pasó, nunca entenderé porqué quiere poner distancia. No sé si fue algo que hice en la fiesta de Carla, si de repente se dio cuenta también que no soy alguien bueno y decidió descartarme por esa razón; pero es injusto y frustrante que no sepa por qué.
No seré un chico ejemplar, no tendré las notas que mi mamá quiere que tenga, no soy el novio que alguien querría pasa su hijo, pero sigo teniendo sentimientos y no puede ser que todo el mundo piense que por ser despreocupado también me vaya y me venga lo que me hagan.