La campana sonó haciéndonos reaccionar, era hora del club.
Nos incorporamos y caminamos al aula de clases en donde es el Club de literatura.
—¿Qué paso con tus demás clubs? —me pregunto con curiosidad.
— Me salí de todos —Respondí frunciendo mis labios y encogiéndome en hombros.
Entramos juntos al club de literatura, su compañía no me hacía sentir sola y que bueno porque al entrar al salón todas las chicas me miraron con rostros fruncidos y disgustados debido a que hubieron rumores de que Alejandro y yo estábamos saliendo y cosas que no son verdad, al pasar por la puerta ignore todo buscando en que concentrarme y ahí estaba Alejandro de espaldas escribiendo en el pizarrón, no traía el chaleco del uniforme.
Solo portaba su camisa blanca manga larga remangada hasta los codos, estaba toda arrugada.
Estar más tiempo de lo normal en la escuela debe ser agotador.
Se levanta temprano para ir a la escuela, sale en la tarde y todavía tiene que esperar casi medio turno de la tarde para estar en el club que dirige.
¿Cómo puede con tanto?
Yo con tantas tareas ya me quiero tirar de un puente.
Cuando Ale se dio la vuelta puedo decir que me quede con la boca abierta, pero por mis adentros porque en realidad evitaba verlo y cuando lo hacía me preguntaba.
¿Cómo puede ser tan atractivo?
Desde la primera vez que lo vi estaba impresionada con su apariencia.
Sus ojos rasgados y grises como la luna sin vida ni brillo, sus labios finos y delgados, su cabello rebelde pero elegantemente acomodado, su tez blanca con esa mirada atenta e inexpresiva.
Siempre anda su ropa pulcramente bien planchada y es raro verlo usar ropa que no sea una camisa manga larga y un pantalón, siempre viste elegante.
hasta el sonido de su voz es fina.
—Estas babeando —me susurraron. Con el ceño fruncido voltee a ver a Jean negando con la cabeza—Si, dejaste todo ahí, es increíblemente asqueroso —Jean hacia señales con su mano para molestarme, pero yo puse mi mano en su carota y lo aleje.
Mire al frente de nuevo observando a Alejandro, estaba desarreglado, pero no perdía el estilo, se veía hasta mejor.
No tenía puesta su corbata y dos de sus botones de la camisa estaban desabrochados, su cabello corto y alborotado estaba más rebelde de lo usual.
—¡Hoy si te castigo el profe de educación física! —exclamó un chico que estaba sentado en la parte desde atrás, el chico comenzó a reír y Ale le respondió de la misma manera.
—Algo así —respondió el Líder del Club— Bien, Hoy tendremos una competencia de escritura. Tendrán quince minutos para escribir algo, puede ser estilo fan-fiction, poema de su autoridad, el reto es que deben escribir más de 1000 palabras.
—Saquen libreta y Lapicero —Hablo Marco.
—¿Qué puedo escribir? —Me pregunto en un murmuro mi mejor amigo.
—Alguna historia o una carta —Le conteste mientras sacaba mis cosas.
— Empiecen —Dijo el presidente del club después de haber esperado unos minutos.
(...)
Ya había acabado, no sé cuántas palabras escribí, no creo que las 1000, pero estaba satisfecha. Había escrito una carta para mi papá, me gusta más leer que escribir, pero había plasmado mis emociones y la falta que me hace no tener a mi padre a mi lado.
Voltee a ver a Jean, aún quedaban dos minutos y él estaba super concentrado escribiendo.
¿Qué estará escribiendo?
Mire a mi alrededor y hacía falta alguien en ese salón, aparte de Ismerai.
¡Claro! ¡Falta Tania! ¡La novia de Jean!
¿No entro al club?
¿Por eso Jean anda muy cerca de mi hoy?
Negue inconscientemente.
Debo dejar de atormentarme sola.
Marco aplaudió un par de veces captando la atención de todos los miembros del club, y Rosita la novia de Marco paso a recoger nuestras libretas.
Si, ya son novios. Al parecer el proyecto de leer en parejas los había acercado más.
Ese trabajo Ale y yo debíamos hacerlo juntos pero la mitad del libro lo hemos leído individualmente.
Isme y Jean ya estaban por terminar de leer su libro.
Y tiene sentido ya casi ha pasado un mes desde que inicio el club.
Debo decirle a Ale.
Rosita termino de recoger las libretas y las puso en mi lugar.
Extrañada alce mi ceja derecha. ¿Esto que significa?
La chica me sonrió amablemente.
—Bien — Hablo Alejandro poniéndose frente mío, me miro con una leve sonrisa para después mirar al fondo— Marco les dirá que hay que traer para mañana y algunas noticias que hay, Por otro lado, yo debo marcharme, Lind —Dijo mi nombre y bajo su mirada— Acompáñame con estas libretas —ordenó. Pero su orden pareció más un pretexto.
Mire a Jean confundida y seguido de eso me incorpore para agarrar el resto de libretas ya que Ale había agarrado la mitad.
Lo seguí por los pasillos de la escuela sin decir nada.
—¿Lista para el viaje? —preguntó para romper el silencio que había entre nosotros.
No me había dado cuenta de que tenerlo en frente ya lo tenía a un lado.
Es extraño tener a Alejandro cerca, no me incomoda, realmente me siento muy cómoda a su lado, pero tenerlo cerca empieza a ponerme nerviosa.
—Ah... Si—conteste— Fue una sorpresa... O sea, no es que no quiera que vallas, me tomo por sorpresa que también iras y eso es increíble.
—A mí también — Sonrió mientras bajaba la mirada— yo no acepte porque quería estar con mi hermana, pero tú mamá me insistió y acepte por ella, y por ustedes claro, me gusta sentirme parte de su familia. —se detuvo de la nada mirándome fijamente, sentí un cosquilleo al verlo, no sé cómo explicar lo que veo en sus ojos— Es aquí. —abrió la puerta y la sostuvo con su espalda para que entrara y detrás de mi entro él.
—¿Tienes una hermana? —pregunte confundida mientras dejaba las libretas en el escritorio, realmente no sé nada de él.