Segundo día de encierre total. Lunes, 13 de marzo del 2045.
Desperté sobre las 09:00 de la mañana para no perder el ritmo escolar, mentira, me obligó mi madre, puso por lo menos 10 despertadores en mi habitación y lo tuve que ir parando uno por uno, porque no, no los puso a la vez, los puso con un minuto de alteración. En fin, me levanté y baje a desayunar, sola, ya que mi padre había ido a trabajar por la noche. Y mi hermano seguía durmiendo, aún habiéndole puesto las mismas alarmas que a mí.
Desayuné leche de avena y dos tostadas con atún ¡y a empezar el día! En casa… otra vez… La verdad es que debería empezar con mis deberes, al menos a repasar para la vuelta al instituto. Que digo, si seguro que se va a alargar todo esto, no se va a hacer en tan solo dos semanas, las 4 islas están teniendo el mismo problema. Mi móvil sonó y antes de que pudiera despertar a mi padre, lo cogí.
—¿Diga?
—¿Lara? ¿Qué tal va todo? ¿Ya se ha despertado Liam?
—Hola mamá, todo va perfecto y no, todavía no se ha despertado.
—Pues despiértalo, no os salgáis de vuestra rutina que va a ser peor.
—No…
—Escucha, dile a papá que la reunión es a las 11:00, que dijo que se levantaría él.
—Puedo ir yo si queréis.
—Entonces díselo antes de que se levante.
Mi casa está dentro de un barrio donde las casas, que por cierto, son exactamente iguales. Las casas hacían una curva entre todas, cada una tenía un pequeño patio trasero pero en la entrada de las casas había un patio compartido que daba a la calle.
La reunión de vecinos era a las 11:00 de la mañana, aunque se hacía por medio del ordenador, bueno, con un holograma que todos los ordenadores tenían hoy en día.
—Buenos días—Liam parecía un zombie recién levantado.
—Buenos días.
Y se levanto casi a las once… A esa hora casi siempre hacían las noticias de la mañana, aunque no tenía ganas de saber cuántos más infectados había y cuántos muertos llevamos ya pero esto se tiene que acabar.
La llamada del ordenador indicaba que la reunión ya estaba a punto de empezar, normalmente se ponía uno de cada familia, hombre o mujer, daba lo mismo, pero al menos uno quedaba para la información.
—Bienvenidos y bienvenidas, supongo que estáis todos ¿verdad?—El que estaba hablando era el presidente del barrio, si, aquí, cada barrio tenía su presidente el cual le llegaba información del alcalde del pueblo o ciudad dada a la vez por el presidente del gobierno.
—¿No están tus padres?—Me preguntó una anciana.
—Mi madre está trabajando y mi padre está durmiendo, trabaja de noche.
—Ah pero, ¿que ha ido a trabajar?
—Pero esto no es correcto, tiene 15 años por el amor de dios, debe de estar un adulto en las reuniones—Este es Lepepu, es el más cascarrabias de todo el barrio, no, de todo el pueblo.
—Si no hay nadie más yo me puedo encargar perfectamente.
—Prosigamos con la reunión, déjala estar aquí, tiene la obligación de contárselo a sus padres después.
Después de que el presidente le llamara la atención, sentí como el anciano me miraba con cara de echar maldiciones, como será que el grupo más vulnerable tiene a ese abuelo.
—Como ya sabéis, los médicos hacen lo imposible por nosotros así que aquí hay algunas sugerencias que entre todos hemos estado apuntando estos últimos días antes de la alarma definitiva.
—Los proyectos que se realizaran durante estas dos semanas son opcionales, nadie está obligado a hacerlos—Esa que hablaba, la vi muy pocas veces por el barrio, pero tampoco me fije mucho. —Son horarios que pueden ser flexibles según la gente que asista.
—Como no podemos estar todos juntos en persona, lo haremos virtualmente. Hay horarios para niños y para adultos, por supuesto. También hay para familias.
—El horario que se ha aprobado para los adultos, a las 10:00 se hace yoga y estiramientos, a las19:00 hay bingo para quien se apunte, aunque se puede ir cambiando con conciertos solidarios entre otros.
—El de los pequeños es muy simple, hay personas que están dispuestas a ayudar con los deberes y las materias escolares de los niños y adolescentes.
—Mira, eso le iría bien a ella.
—¿Perdone?—Me alteré y me levanté inconscientemente que me di un golpe con la lámpara baja que había en el salón. —Ouch.
—Por favor, sigamos con la reunión—Dijo la chica. —Para las familias tenemos juegos en familia que se pueden hacer online con otras familias o simplemente algunos tips para ayudaros con los pequeños, como por ejemplo, los juegos de mesa, los juegos de las consolas en familia, hacer manualidades, ver películas o teatros online. Hay miles de cosas.
—Por último, y esto es colectivo, a las 20:00 se empezará a aplaudir en los balcones por los sanitarios, los de la alimentación y los agentes que están expuestos cada día al peligro. Gracias y esto es todo.