Yaces albanada en las noches de esas mil…
Noches, noches bellas como esta
Donde las facetas de los viajeros cambian constantemente
Y los colores más vivos pertenecen a las esferas de tus ojos, que brillantes y rechinantes me miran
¡Tan redondos tus ojos! ¡Tan redondos!
Tan redondos como tierras perfectas mirándome
Tierras observadas desde algún satélite errante en el cosmos,
Pero son tierras perfectas, circulares, no irregulares.
Y tu silueta deslizante a la luz de los focos lejanos,
Y tu aroma atrapante impregnado en las sábanas…
Entonces enloquezco y me adhiero a tu piel;
Percibo tus ansias y devoras mis pensamientos.
Entonces se hace la luz (porque tú eres la luz)
Descubres la luz de mi noche; eres la luz de mi noche.
Finalmente, después del resplandor en nuestro diminuto cosmos,
Amaneces antes del amanecer; tus piernas desnudas abandonan nuestra guarida,
Y tus perfectos pies, vacilantes, tocan parte del fondo cósmico;
Te deslizas nuevamente taciturna, desprotegida.
Luego huyes en secreto, tan fugaz como cometa,
Y luego despierto… a años luz de ti.
Se esfuma la luz de mi noche… una de esas mil.